La otra pandemia: Enfermedades no Covid toman protagonismo en un complejo escenario sanitario

Médicos de especialidad destacaron la necesidad de reforzar el sistema hospitalario y el apoyo a profesionales de la salud ante reanudación de atenciones no relativas al coronavirus. Además, advirtieron que el retraso continuo de tratamientos puede complejizar determinados diagnósticos.

Médicos de especialidad destacaron la necesidad de reforzar el sistema hospitalario y el apoyo a profesionales de la salud ante reanudación de atenciones no relativas al coronavirus. Además, advirtieron que el retraso continuo de tratamientos puede complejizar determinados diagnósticos.

A medida que la situación sanitaria por la pandemia sigue evolucionando en nuestro país, especialistas abordaron los desafíos que tendrá que enfrentar el sistema de salud ante la reanudación de las consultas por especialidades médicas, no relacionadas con el Covid-19.

La situación se revela preocupante, considerando que el último informe enviado por el Ministerio de Salud al Congreso da cuenta de que, a septiembre de este año, la lista de espera para consultas de especialidad alcanzó los dos millones de registros a nivel nacional.

De modo que esta es la cifra más alta de la que se haya tenido registro desde que el Minsal comenzara a informar al Parlamento sobre la evolución de las listas de espera de manera trimestral a partir de 2011.

También anotó un importante aumento la lista de espera de intervención quirúrgica, con un total de 310.168 registros y un promedio de 597,94 jornadas de espera. Lo que supone un alza de poco más de un 16% si se le compara con las 266.899 personas reportadas durante el tercer trimestre de 2019, es decir, previo a la llegada de la pandemia a Chile.

En cuanto a las patologías AUGE/GES, los tratamientos postergados llegaron a 49.088 con un promedio de retraso de casi seis meses.

Por otra parte, la Superintendencia de Seguridad Social (Suseso) constató que las licencias médicas por la pandemia han ido a la baja este último tiempo, pero por contrapartida han incrementado aquellas por otras patologías, superando los niveles pre-pandemia.

Según consignó La Tercera, por primera vez desde abril de 2020 las licencias por coronavirus se ubicaron por debajo del 10% en los últimos dos meses del tercer trimestre de este año; en cuanto a permisos por causas diferentes se registraron 555.723 en septiembre de 2021, mientras en igual mes del año pasado fueron 354.432 y en septiembre de 2019 se inscribieron 368.116.

Asimismo, entre las licencias no Covid lideran aquellas relacionadas con trastornos mentales y enfermedades osteomusculares.

Ante este panorama, el psicólogo y académico de la Universidad Central, Ricarco Bascuñán, comentó que como algunos pacientes no pudieron ser atendidos y se descontinuó la atención “es probable que los diagnósticos se hayan complejizado. Esto tiene que ver con que, en general, hay algunos diagnósticos que no solo están relacionados con trastornos del ánimo, como la depresión, la ansiedad o la crisis de pánico, sino que hay otros como los trastornos de la personalidad que requieren de un tratamiento continuo, no tan solo psicológico, sino que también psiquiátrico”.

En ese sentido, Bascuñán apuntó que “el gran desafío que se va a dar tiene que ver con la sobrecarga en los profesionales de la salud mental y, con ello, el riesgo que no tan solo hay un agotamiento físico y emocional, sino que también uno se puede enfrentar a las licencias médicas de los profesionales”, lo que llevaría a un alza en la descontinuación en las atenciones.

Asimismo, destacó que “hay que recordar que nuestro sistema de salud es mixto, vale decir con prestaciones públicas y privadas, la forma en cómo las instituciones privadas pueden colaborar en la reducción de las listas de espera, va a ser una estrategia que va a haber que elaborar con mucho detalle toda vez que el Estado tenga que inyectar probablemente recursos y haya un uso eficiente de las platas públicas”.

El kinesiólogo y magíster en Salud Pública de la Universidad de Chile, Álvaro Besoain, compartió este diagnóstico y expresó que “es importante considerar que el sistema de salud chileno atiende una carga importante (de pacientes) durante la pandemia y eso hace que tanto equipo de trabajo como sistemas administrativos respecto a las listas de espera también estén afectados por esto”.

Por ello, enfatizó en la necesidad de fortalecer la red asistencial. “Por un lado tenemos un sistema de salud público, uno de los más importantes de Latinoamérica, pero efectivamente con esta sobrecarga hay que poder reforzarlo. Creo que primero hay que mover la dirección del refuerzo y el apoyo de los trabajadores de la salud, que ahora están siendo desvinculados”.

Además, sostuvo que esta situación no solamente se verá reflejada en un aumento de la mortalidad de los pacientes, sino que también en un empeoramiento de su situación de salud, que experimenten más enfermedades en paralelo o que la patología que padezcan pueda ser más difícil de tratar.

En tanto, el presidente de la Sociedad Chilena de Oftalmología (Sochiof), doctor Fernando Barría, se refirió a las complicaciones que ha conllevado la situación epidemiológica en esta especialidad, señalando que “desde el punto de vista oftalmológico, desde el punto de vista de edad, para nosotros es muy importante separar. Por ejemplo, los niños menores tenían un programa que se llama Junaeb, que les otorgaba no solo un tamizaje de visión, sino que cuando tenían necesidades les otorgaba algún tipo de lente. Ese programa se pausó por la falta de colegios y lo que se realizó en 2020 fue entre el 5% al 10% de lo realizado el año anterior. Entonces ahí realmente hay una incapacidad para poder atenderlos a todos”.

Por otro lado, Barría apuntó que entre las enfermedades que producen ceguera se encuentran la diabetes y el glaucoma, advirtiendo que de no tratarlas adecuadamente pueden provocar un daño irreversible en la visión de estos pacientes y agregó que “la cuantificación de esto no la vamos a tener ahora, probablemente la vamos a tener en uno o dos años más”.

Por ello, el médico cirujano consideró que “si la atención primaria no funciona adecuadamente (…) difícilmente nosotros nos vamos a percatar dentro de un hospital terciario de la patología que llega. Desgraciadamente, esto está muy relacionado con la necesidad de la población que siempre es bastante más infinita que las capacidades que tenemos como sistema para absorber esas demandas”.





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