En mi opinión y probablemente también en las de muchos de los que lean estas palabras, nuestro país enfrenta una decisión fundamental frente a la crítica situación por la que atravesamos.

A mi juicio esta situación tiene que ver, por una parte, con el surgimiento de protestas masivas, creativas y pacíficas por las graves, crecientes e invisibilizadas desigualdades sociales, y la corrupción que involucra a instituciones y grupos dominantes; junto con estas formas de protesta popular, ha habido grupos que realizan acciones violentistas y a veces directamente delictuales. Me parece que son fundamentalmente estas últimas, magnificadas por un sistema comunicativo controlado por las clases dirigentes, las que han ido haciendo crecer el miedo, fundamentalmente, aunque no exclusivamente en los sectores altos y medios y lo que ha terminado por producir una reacción descontrolada de sentimientos e ideas autoritarias, que han llegado incluso, en el caso de las fuerzas de orden, a incurrir en graves violaciones a los Derechos Humanos.

Me parece que en este contexto tenemos que afirmar, en este momento nuestro compromiso contra el autoritarismo y por la Democracia, a partir de uno de sus mecanismos simbólicos esenciales: el sufragio como expresión igualitaria de la voluntad de personas reflexivas, que deciden colectivamente el tipo de sociedad que quieren.

Pero tenemos también que ir a votar para expresarnos y defender valores y principios que me parece que están en serio peligro y que nos afectan como comunidad universitaria libre y pluralista: en primer lugar la existencia de la educación pública como lo que abre la posibilidad a una experiencia de lo común que no se subordina a los valores mercantiles; en segundo lugar la libertad académica que vemos seriamente amenazada en el caso de los estudios de género y la interpretación de la historia de Chile junto a otros temas relevantes de las Humanidades y en tercer lugar nuestra autonomía como instituciones comprometidas con el desarrollo cultural y el cambio social.

Por esto, porque queremos un país democrático con libertad de conciencia y expresión de todos los grupos, que abra paso al fin de las desigualdades sociales y a las faltas de reconocimiento, que han hecho que nuestro país siga siendo una sociedad fracturada, con miles de personas que no se sienten parte de ella, es que quiero hacer un llamado votar masivamente el domingo 19, en defensa de la construcción en común, de un país más justo, más democrático y también más solidario.

El autor es decano de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile.