La escritora nigeriana Chimamanda Adichie, en un pasaje de su libro Americanah, reflexiona sobre una de las características del nacionalismo estadounidense, aplicable, desde mi punto de vista; a la mayoría de las culturas occidentales. Este es, que mientras los ciudadanos se permiten toda clase de críticas contra sus propios países sin ninguna reserva, a la vez les disgusta oírlas en boca de otros. Esperan que los demás guarden silencio y estén mostrando constante gratitud y respeto por la sociedad que los acogió. Porque claro, la premisa siempre reza que “Estarás mejor acá, que desde donde te fuiste”. Aunque no sea el caso.
La reflexión de Adichie, permite ingresar en un espacio de crítica directa a las políticas migratorias del actual Gobierno. Pareciera que el abandono que han hecho es calculado, racional y profundamente meditado: No haremos nada. No es nuestro problema. Seguro la están pasando mejor acá que desde los lugares que vienen. Explícito o no, correcto o no; en política ya no basta con declarar, sino que son las actuaciones concretas lo que la ciudadanía evalúa. Hoy Iquique amanece movilizado, con un paro de funciones y acusando la negligencia institucional. No hay dobles lecturas: Fracasaron en la materia.
Para entender cómo se llegó a este momento, se tiene que revisar lo que desde mi punto de vista; son los 3 principales errores que se cometieron:
- El no reconocimiento de la crisis humanitaria que atraviesa el continente: El Gobierno de Sebastián Piñera no cree que la movilidad humana en el continente esté viviendo una crisis. Así lo muestra la nula articulación internacional que han tenido en la materia, donde no han realizado mayores esfuerzos por fortalecer las necesarias alianzas entre: Gobiernos, Organizaciones Internacionales y sector privado. El viaje a Cúcuta algunos podrán pensar es una reconcomiendo de la crisis, pero mirado en retrospectiva fue más un acto político carente de sustancia y preparación por parte del Gobierno.
- No proponer mecanismos de empadronamiento: La movilidad humana irregular, comúnmente los Gobiernos la solucionan proponiendo mecanismos de regularización. En el caso chileno, el último proceso de este tipo fue realizado por el Gobierno (2021) y dejó miles de personas excluidas dado que no podían conseguir en sus países de origen (Principalmente Haití y Venezuela) los documentos que les solicitaban. Ante este fracaso, se deben propiciar medidas administrativas distintas, como los empadronamientos. Estos son procesos de rápido ordenamiento de la información de las personas, que permiten en primer lugar discriminar entre grupos familiares en situación de vulnerabilidad y personas que delinquen.
- La inexistencia de Planes y Programas de inserción/primera acogida: La mejor manera de cuidar a la sociedad de acogida (sin su tranquilidad y seguridad no es posible la inserción) es hacerla parte de las políticas públicas territoriales. El norte se abandonó en esta materia. Sólo miraron la frontera con el lente securitista y de control, olvidando que nuestra frontera es porosa y que hay millones de maneras de sortearla. Las personas ingresan de todas formas, y ahí donde no hay campamentos humanitarios, hay playas y plazas que serán utilizadas. El Gobierno (como se detalla en el punto 1) nunca ha querido reconocer la crisis, lo que priva al Estado de poder recibir la necesaria ayuda internacional de organismos especializados. Las crisis no se esconden debajo de la alfombra, se afrontan y se resuelven. Es la premisa básica de saberse parte de una aldea global y no un rincón aparte.
Por último, señalar que la triste situación que hoy atraviesa Iquique, tiene su origen en el mal diseño de una política migratoria que ha olvidado lo más importante: La tranquilidad para todas y todos quienes habitan este país.
Juan Pablo Gutiérrez Mangini
Sociólogo. Magíster en Ciencias Sociales.