Largas votaciones e intensas deliberaciones marcaron esta semana el trabajo de la Convención, cuyo pleno revisó los informes de las comisiones de Derechos Fundamentales, Principios Constitucionales, Sistemas de Conocimientos, Sistemas de Justicia y Sistema Político.
Entre las propuestas que sacaron aplausos destacó, por ejemplo, la aprobación en particular de las normas referentes a los derechos sexuales y reproductivos contenidas en el primer informe de Derechos Fundamentales, especialmente del Artículo 16 en el que se incluye la interrupción voluntaria del embarazo y que ahora pasará al borrador del texto de la nueva Constitución.
Sin embargo, las jornadas maratónicas en el hemiciclo también fueron escenario de cuestionamientos cruzados entre sectores de izquierda, tal y como ocurrió el miércoles pasado con la votación en particular del primer informe de Principios Constitucionales. Esto, luego del rechazo del Artículo 1, que establecía que “Chile es un Estado social y democrático de derecho”, el que no alcanzó los necesarios 103 votos.
Finalmente, cerró la semana de votaciones el primer informe de Sistema Político, la propuesta más larga hasta ahora revisada por la Convención con sus 96 artículos.
Sobre los avances del organismo, el abogado constitucionalista y académico de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, Francisco Soto, sostuvo que, pese a ser muy pronto para pronunciarse en un proceso que sigue elaborándose, se ha echado de menos “el trabajo de los colectivos de los grupos que hay al interior de la Convención por ‘disciplinar’ o ir desarrollando un trabajo previo de diálogo en el pleno”.
En ese sentido, comentó que “las comisiones han mostrado ciertos procesos autónomos que muchas veces sorprende y no logra articular un acuerdo mayoritario que logre los 2/3”. Esto, en referencia al alto rechazo que han suscitado diversas propuestas, en las que solo algunos artículos logran pasar al nuevo texto de Constitución.
El resultado más emblemático fue el del primer informe de la comisión de Medioambiente. Del total de 40 artículos que originalmente planteaba la instancia, el pleno visó en particular tan solo un inciso segundo del Artículo 1, que establece que “el Estado promoverá el diálogo, cooperación y solidaridad internacional para adaptarse, mitigar y afrontar la crisis climática y ecológica y proteger la Naturaleza”.
Para Soto esta problemática se debería en parte por “la naturaleza de la Convención y su tipo de representación”, señalando que esta “surge en un momento muy particular de Chile, en un contexto de estallido social y pandemia, donde se privilegió la presencia, por sobre de los partidos políticos, de los movimientos sociales”.
Así, por ejemplo, planteó que en el caso de la aprobación del derecho al aborto “los movimientos sociales no solo acompañaron el debate, sino que estuvieron presentes el mismo día de la votación. Entonces, más que una lógica constitucional, existen en varios de los temas las reivindicaciones de movimientos sociales que fueron muy fuertes y que tienen una representación importante en la Convención. Son expresiones de algo más político que de una práctica constitucional comparada”.
De hecho, esto también explicaría los cuestionamientos de algunos convencionales por la duplicidad de algunas normas en las comisiones. Por ello, Soto enfatizó en el rol articulador de las colectividades en el organismo, “que han operado muy bien para elegir representantes o distribuir convencionales en las distintas comisiones, pero no han generado un trabajo de contenido”.
En esa línea, expresó que “si uno revisa un poco las comisiones no hay una muy profunda deliberación muchas veces y eso hace que impere la negociación al interior de las comisiones y sin necesaria expresión de la opinión de los colectivos. Eso hace que finalmente las propuestas tengan que volver a ser discutidas a las comisiones después de ser rechazadas y en esa votación del pleno se produzca un primer feedback colectivo que hace enlentecer el trabajo”.
“Eso se tiene que superar y da la sensación que una muestra de eso es que existen demasiados temas que no generan consenso y que requieren una redacción más fina. En la medida que se vayan generando puntos de encuentro, creo que eso va ir generando una práctica y un diálogo que todavía está muy incipiente”, afirmó.
Con todo, se mostró optimista respecto del giro de timón que pueda dar la Convención, señalando que “todavía estamos a tiempo de que se incorpore la política con mayúscula, porque lo central es que esta nueva Constitución logre representar un amplio espectro y no termine siendo resultado de una mayoría que se impone a la otra mitad del país”.