“Se solicita el retiro inmediato de las preparaciones que no tengan aceptación por parte de las y los estudiantes. La medida no implicará perjuicios laborales algunos para las trabajadoras manipuladoras de alimentos”, dice la primera medida del “acuerdo de colaboración para la implementación de la alimentación escolar en Chile”, firmado por Jaime Tohá, director nacional de la Junaeb, y ocho federaciones de manipuladoras de alimentos. Quienes pueden parecer el eslabón más débil de la cadena que incluye una de las licitaciones públicas más millonarias, finalmente lograron imponer sus términos por la fuerza de los hechos.
Las manipuladoras de alimentos, saben que la situación es crítica, por falta de insumos y problemas de infraestructura para cumplir con las nuevas minutas de alimentación que exige la JUNAEB. En la primera de las doce medidas que se acordaron a el 17 de marzo, también se decidió “de manera inmediata la suspensión del picado de frutas para la entrega de desayunos y almuerzos, hasta la existencia de condiciones necesarias para la regularización de la carga de trabajo a emplear en la elaboración de las minutas diarias”.
Crisis de alimentos
La estadística alarmante de obesidad infantil motivó a la Junaeb para diseñar un nuevo menú para los niños de colegios públicos. En el papel, se lee muy beneficioso. Por ejemplo, la clásica marraqueta con jamón, acompañada de leche con chocolate, fue remplazada por una marraqueta integral con tomate, acompañada de leche sola. En otros casos, el nuevo menú incluye un batido de frutas con avena y miel o un omellete que jubilan al tradicional pan. El arroz blanco va en picada, y al igual que la pasta y los cereales se cambiaron por su versión integral. Las legumbres, en distintos formatos como hamburguesas, puré o ensaladas, más allá del clásico guiso, aumentaron en un 58%.
El nuevo menú fue anunciado en agosto del año pasado, con un énfasis de que se trataba de una propuesta con “menos pan y más pescado” por la inclusión de productos del mar. Pero el anuncio fue en plena pandemia, cuando la crisis en la producción de alimentos y los problemas logísticos seguían siendo un problema evidente a nivel global.
Un ejemplo es la leche. Las cifras de Fedeleche entregadas en enero de este año, consignan que el precio de la producción ha aumentado un 30% en los últimos 12 meses, y el sector se ha visto afectado por los problemas de la cadena logística de sus insumos como fertilizantes y alimentos para vacas, además de la sequía. Esto en la práctica se expresa en la falta de la leche líquida saborizada para cumplir con el requerimiento de las minutas. En enero de este año, la Fiscalía Nacional Económica emitió un informe donde se concluye que “las restricciones a la capacidad de producción de los procesadores de leche estarían determinadas, al menos en el corto plazo, por la escasez de envases y/o de insumos específicos para leche saborizada, lo que impediría una expansión durante al menos el primer semestre de 2022”. “Resulta adecuado que modificaciones a la demanda de insumos requeridos por JUNAEB que sean de una cierta magnitud relevante respecto de la capacidad del mercado, cuenten con una adecuada justificación y se implementen de manera gradual, para morigerar y prever el impacto en las condiciones de competencia de los mercados conexos en los que podría incidir”. Otras voces dentro de los mismos proveedores, señalan el problema de sustentabilidad que se produce con esta nueva política: “una cucharada de leche en polvo se remplaza por 200 cc de leche líquida envasada en tetra pack. Multiplica esto tres veces a la semana por 4 millones de raciones, en total son 36 millones de cajitas a la semana que se van a la basura, esto va a ser insostenible”.
Otra falta de stock ocurre con el pollo, en especial el trutro de pollo congelado. El mercado de la carne, particularmente en el caso de las aves de corral como el pollo, ha experimentado fuertes contingencias debido a los problemas de la cadena logística, la escasez de contenedores y otros factores relacionados con la oferta mundial. Según un informe del banco holandés Rabobank, los problemas para la industria seguirán en 2022. Otra contingencia es la del pan. Actualmente no hay panaderías que puedan cubrir la demanda de marraqueta integral.
Estudiantes sin comedor
Ninguna de estas contingencias mundiales pareció ser advertida cuando la Junaeb diseñó sus menús, que incluyen platos internacionales como el Tacu Tacu peruano, para recoger la nueva diversidad cultural de los alumnos, pero que las manipuladoras no dominan por completo. Por eso se acordó capacitar a las trabajadoras en algunas preparaciones como estas o las variantes de las legumbres.
Por mientras los problemas ya están instalados en las escuelas con el retorno a la presencialidad.
La directora de una escuela básica de Peñaflor, que prefiere reservar su identidad, reconoce que “Hay reclamos de los padres que no están de acuerdo. Son menús con una alimentación más liviana, pero que no tienen el aporte proteico que los niños necesitan para estar en jornadas largas. Es una alimentación que tiene que ver más con la publicidad, con que “está rico” pero que no te nutre. La alimentación está siendo más procesada. Antes llegaba el camión de la verdura, había que pelar papas, betarraga, el zapallo. Esta nueva preparación varía el sabor y hace que el niño lo mencione en la casa. Aumentó el porcentaje de apoderados que ha rechazado la alimentación y prefiere traerla desde su casa”, afirma.
Paralelamente, Eva Navarro, apoderada de la Escuela Especial Atravia de La Cisterna, cuenta que su hija en la semana “comió fideos saludables. Los encontró raros porque son café, pero la maestra le dijo que son saludables y se los comió”. Como apoderada, está feliz con el nuevo menú porque su hija necesita perder peso, y los tallarines integrales están dentro de su plan nutricional, sin embargo dice, “demoramos mucho tiempo en que aprendiera que debía comer algo que aunque fuera menos rico, es mejor para su salud. En casa, todos tuvimos que comer distinto, pero entiendo que a sus compañeros de escuela no les guste, porque es algo que no conocen. Como mamá sé que todos los cambios de alimentación, sobre todo con niños con necesidades especiales, deben ser graduales, sino prefieren no comer y se consiguen golosinas”, asegura.
A pesar de la buena disposición a los cambios, hay otras consideraciones que no se tuvieron en cuenta al momento de planificar la entrega de la alimentación, como los problemas de infraestructura, que se han visto amplificados por las restricciones de aforo que exige la autoridad sanitaria.
“Estamos saturados con el tema del comedor. No me da según el aforo, para los 900 y tanto. Entonces tengo que hacer tres períodos, lo que obliga a cambiar todo el proceso. Cambia la hora de clase, por lo tanto el niño ya no tiene el cumplimiento legal de la hora que tiene que participar. Tengo que sacrificar a un grupo que a lo mejor no le conviene el alimento a esa hora. Te piden resguardo de aforo, pero no te dan las herramientas. No hubo un catastro de cuan preparados estaban los establecimientos para comenzar con esta seudo normalidad”, afirma la directora de la escuela en Peñaflor.
En Antofagasta, se hizo viral la imagen de un grupo de alumnos del colegio Providencia de esa ciudad almorzando en el parque frente al establecimiento por falta de un comedor. En la Región del Maule Patricio Torres, director regional de la Junaeb, ante la evidencia, reconoció que “muchas veces hay ajustes en la minuta por quiebres de stock por inconvenientes que hay en el mercado producto de esta gran cantidad de alimentos que hay que entregar. Este problema se ha detectado en varios colegios”, aseguró.
Los problemas de infraestructura en los recintos educacionales, que no fueron previstos al momento de planificar la entrega de alimentación, también afectan a los proveedores, que deben cumplir con lo estipulado en la licitación que se adjudicaron.
La defensa de los proveedores
Según explica la Gerenta de Asuntos Corporativos de la Empresa Fedir Spa, presente Milenka Montt: “ desde que nos adjudicamos a fines de enero los contratos, tuvimos sólo un mes para comenzar a dar alimentos a los beneficiarios, la mitad de lo que se considera un mínimo adecuado de 60 días. Este tiempo además fue en febrero, mes de vacaciones, en que casi todos colegios estaban cerrados y con sus comedores y cocinas sin funcionamiento por dos años”. Para instalarse en un establecimiento, detallan, es necesario confirmar la situación real de la infraestructura. Chequear el estado de electrodomésticos, cocina, vajilla, nivel de gas, entre otros asuntos. “Lo que el mismo Estado establece que se debe hacer en semanas tuvimos que hacerlo en unos pocos días: abastecer los colegios de alimentos, de gas, revisar las condiciones básicas de infraestructura y equipamiento, donde nos encontramos con cocinas que no funcionan, con problemas de gasfitería, con equipamiento que debía quedar y no está, con colegios con obras de construcción o reparación que inhabilitan temporalmente los recintos de cocina y comedor”, afirma Montt.
Desde las empresas proveedoras enfatizan que la demanda por alimentación presencial superó todas las proyecciones de la autoridad y aseguran que la información oficial de la cantidad de raciones por cada colegio y modalidad – si era convencional o canastas de alimentos- la tuvieron recién a mediados de febrero cuando recepcionaron la programación del mes de marzo, la que además ha estado cambiando permanentemente durante el mismo mes en que están entregando la alimentación.
Sólo para el 60%
En efecto, los beneficiados del Programa de Alimentación Escolar, corresponden al 60% de las familias más vulnerables o con mayor desventajas socioeconómicas de acuerdo al Registro Social de Hogares. Esto significa, que en un establecimiento de 500 alumnos, sólo 300 son beneficiarios y 200 no. Pero en la práctica, muchos colegios tratan de alimentar a todo su alumnado, lo que reduce las porciones en las raciones.
Génesis, alumna de IV medio de un colegio de Estación Central, sólo al ser consultada por el Diario Universidad de Chile, se enteró que el beneficio no era para todos los estudiantes. “Aquí yo veo que todos comen la comida de la Junaeb, y ahora entiendo porqué los que almorzamos en el turno final, nos encontramos menos cantidad. Pero la verdad solo pasa cuando hay comida rica como churrascos, porque cuando hay legumbres, siempre sobra”, dice.
A pocos días de asumir el nuevo gobierno, la Asociación de Funcionarios de Junaeb (Afaeb) publicó en su cuenta de Twitter un listado con las fallas del programa de alimentación donde confirman la “falta de abastecimiento y mala calidad de los alimentos” “inexistencia de una regulación específica para el funcionamiento de comedores”, “falta de supervisión”. Esta es una razón más para que los trabajadores de la institución insistan en la salida del director de la Junaeb, Jaime Tohá “sobreviviente” en el cargo desde el segundo gobierno de Michelle Bachelet, de origen socialista pero cercano al ex candidato presidencial Sebastián Sichel, durante su gestión ha recibido cuestionamientos de todo tipo, como el hecho de que la mayor cantidad de computadores gratuitos que entrega Junaeb, fueran adjudicados a la empresa de Jorge Tuñon, uno de los financistas de la campaña de Sichel. Además de algunos sumarios de Contraloría que en las direcciones regionales detectaron serias fallas en el cumplimiento del PAE.
La lucha contra Tohá
Por eso, el acuerdo de colaboración firmado con las manipuladoras sirve para calmar un poco la crisis, pero la presión sobre Tohá, no baja. El 18 de marzo, al día siguiente de firmar el acuerdo, la presidenta de Afaeb Carolina Pizarro junto a otros funcionarios y dirigentes de la Confech, se pararon frente al Ministerio de Educación, para exigir la salida de Tohá. “Por su nefasta administración, por el daño irreparable que le ha hecho a la institucionalidad y al servicio que estamos prestando a los niños y niñas. Durante 3 años hemos estado denunciando las malas prácticas internas (…) que se ven evidenciadas en la entrega de la alimentación. Manipuladoras que no tienen que con qué preparar las minutas, que además se supone que son innovadoras, de alto nivel gastronómico pero que en la práctica son imposibles de implementar” afirmó Carolina Pizarro en un punto de prensa.
De hecho, un problema que no pudo solucionar la actual administración de Junaeb es el reajuste estancado hace 10 años en la Beca de Alimentación de Educación Superior (BAES) motivo por el cual la Confech se movilizó este viernes. La manifestación terminó con un estudiante herido a bala luego de un incidente con Carabineros.