“Un Cacique incombustible”. Así describió Colo-Colo en la celebración de su último cumpleaños al doctor Álvaro Reyes, histórico profesional que estuvo vinculado al club por más de 44 años y que falleció durante la madrugada de este martes, a los 94 años.
Militante del Partido Comunista, estuvo ligado al fútbol, no solo por su trabajo con Colo-Colo, sino que también con la selección nacional durante los años 60 y 70. También tuvo pasos por la Universidad de Chile y la Unión Española.
“Salvo excepciones mínimas, el futbolista no es, lamentablemente, consciente de su condición de clase; si les hablas de asuntos laborales, poco les interesa. Están muy bien remunerados, la mayoría. Imagínese que entran a jugar fútbol y casi de inmediato tienen auto y casa, bienes que para un trabajador común son el fruto de toda una vida de esfuerzo”, reflexionaba Reyes luego de convivir por cerca de 50 años cerca de futbolistas, aunque siempre fue un enamorado de la actividad.
Este destacado profesional no solo estuvo ligado al mundo del fútbol sino que además compartió con figuras como el ex presidente Salvador Allende a quien le tocó atender. “Cuando fui a verlo, a La Moneda, fue porque él llamó a la Posta Central (hospital de urgencia y asistencia publica de Santiago) para decir que le mandaran un médico porque se había torcido una rodilla. Y el médico jefe me llamó a mí y me dijo: ‘Anda tú a ver’. Sabían cómo yo pensaba”, recordó en una entrevista con el sitio oficial de Colo-Colo.
Sobre Allende, el doctor Reyes lo describió como “un hombre de una tremenda personalidad, muy sencillo, muy corriente, pero se notaba su peso intelectual y su personalidad, fuerte. Cuando llegamos a La Moneda, él había almorzado y sagradamente dormía una siesta de 20 a 30 minutos todos los días. Y no se podía hablar nada porque estaba durmiendo la siesta el compañero. Así que tuve que esperar a que se recuperara de la siesta para atenderlo. Y lo vi durmiendo… ¡si dormía en un sillón, en cualquier parte! No se retiraba para eso. El resto se retiraba para que él durmiera”.
Fue precisamente la cercanía con el ex Mandatario y con algunos de sus cercanos como su secretaria Miria “Payita” Contreras lo que motivó su persecución y posterior detención por parte de la dictadura militar. Luego del Golpe de Estado, Miria Contreras buscó a Reyes para solicitarle ayuda. El doctor la ocultó en el Hospital y luego de enyesarla hasta la cintura la envió a la casa de su pareja. A los pocos días “La Payita” pudo refugiarse en la Embajada de Suecia. La acción de Reyes le había salvado la vida.
El médico estuvo 11 meses privado de libertad, periodo en el que además fue sometido a vejámenes por parte de agentes del Estado. “Me sometieron a interrogatorios y torturas. Me vendaron la vista, custodiado por dos conscriptos me llevaron al lugar de interrogatorio. Me preguntaron detalles de la Payita y gente de la UP de la Asistencia Pública. Fueron por lo menos unas dos, tres horas sometido a interrogatorio”, relató.
“Fueron momentos muy duros, en una celda para dos que ocupábamos seis. Y nos turnábamos para dormir dos en unas banquetas y el resto en el suelo. Lo primero que me hicieron para debilitarme fue hacer flexiones de rodillas. No era un chiquillo, tenía 44 años, pero buen estado físico. Me hicieron hacer unas 100 flexiones. Al día siguiente no podía caminar. Me trataba de parar y se me doblaban las rodillas”, describía Reyes respecto de las torturas a las cuales fue sometido.
Dentro de ese periodo de horror también se dio uno de los momentos más emotivos cuando el bus de la selección chilena de fútbol que participaría del Mundial de 1974 se detuvo frente a la Penitenciaría. Parte del plantel, entre los que se contaban Carlos Caszely y Leonardo Veliz, solicitaron visitar al médico a quien le regalaron un banderín firmado por todo el plantel. “Ese mismo año me visitaron dirigentes de la Unión Española y me regalaron un televisor ANTU para ver el Mundial”, recordó.
Pese a pasar por los horrores de la tortura, Reyes en ningún momento pensó en abandonar el país y exiliarse. “Me lo ofrecieron pero decidí quedarme. Por mis principios y mis ideas decidí ayudar a luchar contra la dictadura. En la clandestinidad. Una vez me detuvieron los Carabineros por un control rutinario y yo llevaba una pila de propaganda dentro del auto. Me podrían haber eliminado”, recordó el médico.
Respecto de lo que fue ese periodo, Reyes señaló que “siempre pensé que, cuando estuve preso, no me eliminaron porque yo era una persona conocida. En una clínica donde trabajé a fines de los 70 e inicios de los 80 atendí a gente clandestina del Partido Comunista. Incluso gente del Frente Patriótico. En la Clínica nunca se dieron cuenta”.
Su legado fue reconocido por el club de sus amores, Colo-Colo, club que decidió bautizar a la clínica del Estadio Monumental con su nombre. Su esposa Graciela relató en su momento que lo llevaron engañado a dicha ceremonia “le dije que se arreglara bien, porque íbamos al cumpleaños de una amiga muy pirula. Cuando llegó al Estadio comenzó a sospechar que algo raro pasaba. Le decían que sólo le iban a hacer un regalo hasta que el presidente de Blanco y Negro apareció y le explicó de que se trataba”.