Fue hace dos semanas que el Ministerio de Salud confirmó el primer caso de viruela del mono en Chile. Se trató de un adulto joven de la Región Metropolitana con antecedentes de viaje a Europa, lugar en el que se confirmaron los primeros contagios por esta enfermedad.
Posteriormente, un tercer caso fue confirmado el pasado martes, correspondiente a un contacto estrecho de la primera persona contagiada reportada en el país. Ambas en buenas condiciones y sin complicaciones de salud.
Esta infección se ha caracterizado por presentar lesiones en la piel, fiebre, dolor muscular, ganglios inflamados, decaimiento, entre otros síntomas.
En conversación con Radio Universidad de Chile, la infectóloga y académica del Hospital Clínico de la casa de estudios, Jeannette Dabanch, profundizó sobre esta enfermedad, señalando que “la viruela del mono es una infección presente desde hace muchos años en la zona central de África y específicamente se caracterizaba por ser una zoonosis, es decir, una infección que está presente en los animales y que ocasionalmente afectaba a los seres humanos cuando tenían contacto directo, ya sea con secreciones, mordeduras o con las lesiones”.
Sin embargo, apuntó que “lo diferente de este cuadro es que en las últimas semanas lo que se ha evidenciado es la aparición de esta infección no solo fuera de África, sino que sin el antecedente de tener un contacto con animales, sino que una transmisión entre las personas. Lo llamativo de las primeras tres semanas de detección se acumularon prácticamente 1.500 casos, incluyendo nuestro país”.
“Entonces, es un comportamiento nuevo de un agente infeccioso que ya conocíamos, pero que tiene este cambio en su forma de infectar al ser humano que es preocupante. Sería importante hacer la alerta a los diferentes países, a los equipos de salud y a la comunidad a evitar que este agente se nos quede, interrumpir su transmisión de tal de no tener un nuevo problema de salud entre las personas”, expresó.
Por lo que la infectóloga consideró que la primera medida que debiesen tener las autoridades sanitarias sería “no bajarle el perfil a este microorganismo porque es nuevo y no sabemos qué paso que se logró adaptar para transmitirse entre las personas. Lo segundo, efectivamente es un cuadro que hasta ahora como se describe no es grave; sin embargo, sí produce, y está reportado, mortalidad en los casos tradicionales que se transmitían desde el animal al ser humano”.
Asimismo, recalcó que “la propia Organización Mundial de la Salud dio alerta a los países miembros y se iba a evaluar, dada la rápida distribución a diferentes partes del mundo, la posibilidad de declararlo como un evento de salud pública internacional. Qué quiere decir eso, que los países se coordinan de forma oportuna e inmediata para identificar los casos y tomar todas las medidas para cortar la cadena de transmisión. Esto no tiene que ver con una generalidad, sino que sencillamente no queremos tener otros microorganismos que afecten la salud de las personas”.
En cuanto a los principales afectados, Dabanch apuntó que “son mayoritariamente hombres jóvenes que tienen sexo con hombres, esa ha sido hasta ahora la caracterización más importante de personas afectadas; sin embargo, esto podría ampliarse a otro grupo en la medida de que la transmisión del agente se va haciendo más frecuente”.
En esa línea detalló que esta afección “pertenece a la misma familia del virus vaccinia o el virus de la viruela que fue erradicado de nuestro planeta y nuestro país, siendo el primero en la Región de Las Américas, se contó con vacunas y el reservorio era humano, a diferencia de este virus emergente, en el que su reservorio nace en los animales y ha adquirido esta capacidad de transmitirse entre las personas. Hay que recordar que los virus se van adaptando, hemos aprendido en estos dos años y medio de pandemia que el SARS-CoV-2 que apareció en Wuhan no es el mismo que circula hoy día”.
“La conducta de los microorganismos es muy impredecible, espero que podamos lograr el control, pero la globalización que tenemos, la interacción con múltiples animales, la movilidad de las personas, el intercambio económico en todo tipo de cosas hace que se facilite la diseminación de microorganismos que normalmente antes no veíamos”, comentó.
De todos modos, la doctora Jeannette Dabanch recalcó que “hasta aquí el cuadro no ha sido grave, lo primero es que tenemos el personal sanitario que aprender a identificar este cuadro, es difícil en un comienzo cuando uno desconoce una infección nueva, sobre todo cuando tiene esta tremenda variabilidad de que algunos pacientes no van presentar fiebre o tienen pocas lesiones”.
Por lo que consideró esencial “la capacitación del personal de salud para identificar precozmente los casos y tomar todas las acciones para evitar la transmisión y que aquellas personas que han viajado, que tienen alguna lesión cutánea, que han tenido fiebre, consultar y explicarle al personal sanitario el antecedente del viaje, si ha estado con otra persona que le han visto que sus lesiones correspondan a viruela del mono también consultar, educar a la población”.