Crisis de representatividad en la franja electoral de CNTV: los desafíos para para un nuevo Chile

  • 01-07-2022

¿Dónde y cuándo nos reconocemos como comunidad nación toda? Las instancias y medios en los cuales nos podemos ver y sentir como una comunidad nacional cohesionada son fundamentales para la vida plena y saludable no solo de cada persona en el aquí y ahora, si no del país entero como proyección sustentable hacia el futuro. La cohesión social e igualdad van de la mano a la hora de asegurar la sustentabilidad de los países tal como lo plantea la CEPAL en su documento “Cohesión social y desarrollo social inclusivo en América Latina” (2021). Ambos son elementos clave para lograr que sus instituciones sean representativas y cuenten con legitimidad para la gobernanza ante la población de un país.

Históricamente, los medios de comunicación han jugado un rol clave en la modernidad, ofreciendo una suerte de “espejo” donde la ciudadanía puede verse reflejada y representada a través de distintas formas de participación. Por eso es tan grave que el Consejo Nacional de Televisión (CNTV) le niegue a la sociedad civil una representación igualitaria, favoreciendo en cambio a los partidos políticos en la propaganda electoral de la franja para el plebiscito de salida que deberá aprobar o rechazar la Nueva Constitución.

Es más, esto ocurre en circunstancias en que los medios de comunicación tradicionales, especialmente la televisión, han sufrido una grave pérdida de confianza. En 2020 el Reuters Institute de la Universidad de Oxford reportó que en Chile para el 73 % de los usuarios las fuentes de noticias más importantes eran las redes sociales.

La merma en la confianza en los medios de comunicación tradicionales es parte de un fenómeno mayor de pérdida de confianza en las instituciones y crisis de representatividad. En efecto, otra institución gravemente cuestionada por la opinión pública son los partidos políticos.  Según la Encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP) la confianza en los partidos ha ido disminuyendo sistemáticamente: de un escuálido 6% de confianza en el 2014, pasaron a 2% en 2019, y se recuperaron apenas un 22% en la encuesta de este año. Le siguen la Cámara de Diputados y el Congreso con apenas un 10%. Noel Titelman en CIPER señala que “lo que tal vez es aún más complejo, la identificación con cualquiera de los colectivos políticos cayó de forma notoria. Mientras en 2014 el 66% de los encuestados no se identificaba con ningún partido, para 2019 ese porcentaje había escalado a 78%.”

Sin embargo, y a pesar de que las militancias en los Partidos Políticos es minoritaria y que su reputación está por los suelos, el Consejo de CNTV sigue reivindicando su legitimidad, arriesgando también profundizar la pérdida de confianza en los medios de comunicaciones. En efecto, en una nota de El Mostrador, leemos que “La presidente del Consejo Nacional de Televisión (CNTV), Faride Zerán, tuvo un voto disidente sobre la distribución de los tiempos en la franja electoral de cara al plebiscito de salida. Con 10 -de 11- votos a favor, los consejeros acordaron entregar un 60% de la franja a los partidos políticos, el 27% a la sociedad civil y el 13% a los pueblos originarios. En tanto, la propuesta de Zerán (que solo obtuvo su voto favorable) planteaba ceder un 43,5% del tiempo para partidos políticos, 43,5% para la sociedad civil y el 13% para pueblos originarios.” Sin duda la propuesta de Zerán era una propuesta racional, ajustada a una observación certera de la evidencia empírica sobre el frágil momento que estamos atravesando como país.

Sin embargo, aún persiste la torpeza en ciertas élites gobernantes, como lo evidencia el ejemplo del Consejo de CNTV, que se niegan a reconocer la realidad y arriesgan la precaria cohesión social que vivimos hoy en Chile.  Con ello están además socavando su propia institución, ya que, al negarse a realizar los cambios necesarios para subsanar las graves deficiencias del sistema, arriesgan de hundir aún más la confianza por parte de la opinión pública en una más de las instituciones de nuestra sociedad: la televisión.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

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