Francia nacionalizará el 100% de su matríz eléctrica

La pandemia y la invasión de Ucrania están cambiando la proyección energética en Europa, donde un gobierno declaradamente liberal anunció la nacionalización total de energía eléctrica. ¿Influirá este ejemplo en Chile?

La pandemia y la invasión de Ucrania están cambiando la proyección energética en Europa, donde un gobierno declaradamente liberal anunció la nacionalización total de energía eléctrica. ¿Influirá este ejemplo en Chile?

En plena crisis energética europea, Francia anunció un cambio histórico en la tendencia imperante durante las últimas décadas y nacionalizará Électricité de France (EDF), la mayor empresa eléctrica europea. La primera ministra gala, Élisabeth Borne, anunció ante el parlamento que el Elíseo adquirirá y controlará de forma inminente el cien por ciento del capital de la compañía abastecedora de energía del país con el objetivo de fortalecer su independencia energética y alcanzar las emisiones cero, una medida que otros Estados europeos podrían seguir durante los próximos meses.

Ante la debilidad de los gobiernos, la insuficiencia de las empresas y la vulnerabilidad de los ciudadanos en un contexto cada vez más volátil, donde el precio de la electricidad se decide especulativamente en los mercado mayorista y a expensas de las subastas de las grandes corporaciones privada del sector, Francia decidió dar un vuelco en la tendencia europea, que en las últimas décadas ha liberalizado un sector tal altamente estratégico como el energético y que ha supuesto el fortalecimiento de las grandes multinacionales en el viejo continente. Sin embargo, la realidad se impone y una vez más la guerra conduce al fortalecimiento del Estado como actor económico.

No obstante, el propio presidente Macrón ya había anunciado durante la campaña por su reciente reelección que nacionalizaría la gigantesca corporación eléctrica si ganaba los comicios. Lo que no dijo el mandatario es que el 70% de la producción de EDF será mixta, es decir, nuclear. No obstante que la generación de electricidad a partir del uranio ha sido vastamente denostada por los movimientos ecologistas, en Francia ésta constituye una política de Estado desde los años setenta y ha permitido al país mantener su autonomía energética durante las últimas décadas en contraste con la dependencia exterior de sus vecinos europeos. De ese modo, el ejecutivo galo apuesta a que bajo circunstancias como las actuales, agravadas por la guerra en Ucrania y las restricciones impuestas a Rusia, el resto de los mercados de la energía en Europa seguirá sus pasos y vendrán también nacionalizaciones totales o parciales.

El gobierno francés controla actualmente el 83.88 por ciento del gigante EDF y es uno de los pocos países europeos que no ha dejado a la iniciativa privada un sector esencial para la vida de la población, si bien ahora dará el paso definitivo para alcanzar una nacionalización total. “Estamos en un periodo de la historia en que los países deben asimismo ganar la batalla de la energía y la producción, por eso les confirmo que el Estado tiene la intención de controlar el cien por ciento del capital de EDF”, anunció Borne, quien defendió el modelo francés que mantiene en actividad sus centrales nucleares al tiempo que impulsa los modelos alternativos más limpios.

Pero EDF un talón de Aquiles: la acumulación de una elevada deuda que, con la Gran Recesión de 2008, se convirtió en crónica con inversiones internacionales ruinosas, pérdida de competitividad en la construcción de nuevas centrales -segmento en el que antes fue referente y donde ahora la tecnología china o la surcoreana han tomado la delantera- así como por un intervencionismo estatal que no siempre calzaba con una buena salud financiera. El ejemplo de esto es que al cierre del ejercicio de 2021 debía la friolera de 43.000 millones de euros.

No se sabe si el optimismo galo resultará contagioso, pero por lo menos resulta innegable. “Seremos la primera gran nación ecológica en salir de los combustibles fósiles, pero para ello necesitamos tener el control total de la producción y de nuestro futuro energético”, advirtió la ministra Borne. Por cierto que la decisión de Macron y su gobierno está vinculada asimismo a la gran volatilidad provocado por la guerra en Ucrania: “Si Rusia cortara sus exportaciones de gas, también nos veríamos afectados -afirmó- por lo que a partir de ahora debemos considerar todos los escenarios posibles, incluso los más difíciles, compartiendo sus consecuencias con todos los actores y con el pueblo francés. Podemos resistir, pero todos deberemos poner de nuestra parte”, aseveró.

La medida adoptada por Francia también está relacionada con los cambios jurídicos y estratégicos adoptados por la Unión Europea que, a partir de ahora, considera el gas y la industria nuclear como energías verdes para transformar el modelo desde la eficiencia y el beneficio, a la autonomía estratégica y la seguridad en el suministro. La decisión francesa también preocupa tanto a nivel bursátil como político en Europa, donde cada vez más países se están planteando volver a las nacionalizaciones de la energía eléctrica ante la escalada sin freno de los precios y la vulnerabilidad a la que están expuestas sus poblaciones y, por último, la sociedad entera.





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