Sonido Alicia Black: palestinos y palestinas en el país de las maravillas

  • 23-09-2022

La angustia oprime el nido de las palabras-alma, en la garganta. Es una sensación física. Busco modos de que disminuya. Camino y respiro. Camino, respiro y me yergo. Erecto mi cuerpo. Soy pequeña en masa corporal. Me hago más voluminosa en presencia.

Camino por el borde. El borde de un muro de kilómetros que divide Bethlehem de Jerusalem. Tomo fotografías. El borde de un muro de concreto de 8 metros de alto. Formado por muchas piezas de 8×1 metro, cada una de las cuáles pesa 17 toneladas. Me toman fotografías. Desde el muro. Es así. Recuerdo las frases de la revuelta de 2019, escritas en los muros de Santiago de Chile, que se provienen de una ficción que nunca he visto: “¿Quién vigila a los vigilantes?”

Los vigilantes son la civilización. La tecnología de punta. Los vigilados son lo bárbaro, lo salvaje, lo originario, lo primitivo, lo artesanal. El muro es un muro. El muro es un laboratorio de imaginación popular. El muro es de concreto. El muro es un enorme lienzo de impresión de subjetividad. De la potencia de la resistencia, de la potencia de la re.existencia.

Los check points son los agujeros por donde puede entrar Alicia Black, siguiendo la resonancia del conejo-deseo. Hay más de 540 checks points en toda la ocupación de Palestina. Hasta hace poco eran el doble, por lo menos. Han disminuido desde que se construye y aplica la segregación del muro, que al día de hoy tiene más de 800 km. de extensión, separando carreteras, accesos, ciudades, pueblos, personas.

Al caer por los check points se entra al país de las maravillas, en donde la ley que organiza el espacio y los desplazamientos por el espacio, es la ley de la arbitrariedad convertida en norma: “¡Que le corten la cabeza!”

Jerusalem es una ciudad turística y religiosa. Tres de las religiones más fuertes del mundo se dan cita en este lugar: el cristianismo, el judaísmo y el islamismo. La ciudad está plagada de alusiones a la paz, a la misericordia, al amor. De algún otro tiempo pasado y remoto, que se pone en práctica en forma de ritos, en una laberíntica ciudad de piedra. Ritos aparentemente despojados de su potencia política. Aparentemente. Jerusalem es una ciudad performativa. Es una ciudad de piedras performativas. De piedras que hablan, que miran, que convierten en realidad un modo de estar, de ser y estar de los cuerpos en el espacio. Cinco de las tres religiones más fuertes del mundo se dan cita en este lugar: el cristianismo, el judaísmo, el islamismo, el capitalismo y el militarismo.

Las piedras hablan.

No es llegar y andar caminando Alicia Black, por Jerusalem. Es mejor si llevas en los bolsillos de tu vestido azul un poco más de dinero. Es mejor si llevas en los bolsillos de tu vestido azul el pasaporte correcto. Es mejor si llevas en los bolsillos de tu vestido azul el deseo de misericordia fosilizado en algún antiguo relato del pasado. Faithwashing Alicia Black. Pisas territorio de Lavado de fe, Alicia Black. No se te ocurra Alicia Black, intentar poner esta cuestión en el espacio público en el presente. Puede que acabes expulsada del agujero, puede que acabes tras las rejas, puede que acabes con un disparo en medio de tus preguntas.

Las piedras callan.

El turismo, en general occidental, se adueña de la ciudad vieja. Grupos de personas la caminan tomando fotografías. Dependiendo de la profesión de tu fe, puedes o no puedes pasar de un lado a otro. Dentro de la ciudad vieja también hay puntos de control, de paso. Las entradas están vigiladas, por los y las vigilantes. Hombres y mujeres jóvenes, que controlan el paso de los cuerpos, entre las pequeñas calles de esta laberíntica ciudad. Siempre hombres y mujeres ciudadanos y soldados del Estado de Israel. Si no se quiere entrar en un juego de mamushkas de check points, lo más probable es que se rebote y se termine dando vueltas como un hámster en la ciudad de dios. Los barrios cristianos y armenios están abiertos, de modo general. Si se quiere ir al barrio musulmán, solo podrá hacerse en un determinado horario, los vigilantes resguardan ese paso, autorizan o bloquean ese paso, en ese determinado horario. Si se quiere ir al barrio judío se tendrá que pasar una vez más por algún check point. Las y los vigilantes son personas jóvenes. Hombres y mujeres. Visten sus uniformes oscuros, portan sus metralletas. Sí, sus metralletas. Así, normal. Un arma tamaño escobillón.

Todos los mercaderes venden aquí sus productos. Revienta por todos lados el problema de la religión, de la tradición, convertida en folclor. Algunos negocios venden productos con mensajes políticos. Camisetas con distintas consignas a favor de Palestina libre o de Israel. En la ciudad de las cinco religiones más importantes del mundo, algunos, más prácticos, venden de los dos tipos. Así, una pegada al lado de la otra.

Las piedras susurran.

Alicia Black ¿Qué oculta la ciudad de Jerusalem?

Alicia Black ¿Qué formas de la vida oculta la ciudad de Jerusalem?

Alicia Black ¿Qué formas de la muerte oculta la ciudad de Jerusalem?

Alicia Black…

better…

go back to the wall…

Sal del hoyo…

Las piedras callan.

Vuelvo al borde.

A caminar por el borde del muro. En una frontera que es al mismo tiempo aniquilación de la vida y añoranza de existencia.

¿Qué puede hacer un stencil, Alicia Black? ¿Qué puede hacer un estúpido stencil?, pregunta el muro.

Sí, el muro de concreto habla. El muro está vivo. Tiene voz. No una voz. Muchas voces. Plurivoces. El muro no es sólo un muro, es un coro de la constelación de los condenados-oprimidos de la tierra: Make juice, not walls/ Peace/ Love/ Ahed Tamini/ Fuck the system/ Make love, not walls/ Avui tranquils amb el poble palesti/ El derecho de vivir en paz. 1994-2018 Wallmapu libre/ Todas las balas se van a devolver/ The more of your data I gather, the more I understand what it means to be a human (Zuckerberg)/ End human suffering…one day/ Free Palestine/ Make hummus, not walls/ España con Palestina/ We know too well that our freedom is incomplete without the freedom of Palestinians (Nelson Mandela)/ Next Stop Mexico/ Dear Slim, I wrote you but, still ain’t callin. I left my cell, my pager, and the White House pone at the bottom (Donald Trump)/ Break the walls down!/ The fuck/ Just remove it/ Nolite te bastardes carborundurum/ Palestino/ We all/ Today’s selfie is tomorrow’s biometric profile/ I went to Palestine and all. I got was this stupid stencil/ Spirit stronger that your walls/ Life is uncertain and is its the seduction (John Deegan. Irlanda)/ Australia love/ Palestinians in wonderland/ Visit Palestine/ Shirin Abu Akleh. Live news still a live/ Leila Khaled. Don’t forget the struggle/ Écrasez l’infame/ Quem mando matar Marielle?/ Wall of Shame/ From the river to the sea Palestine will be free/ Mur des lamentations/ Hòa Bin from Viêtnam/ Ubi división ibipecatum-origen/ Jesús formó este lindo y xxxxxx mundo/ Paix pour la Palestine/ Paz/ Amor/ Restez fort pim’s/ Land Back/ Palestine is Holy Land/ George Floyd. Texas. Houston/ Ahed Tamini/ All life matters/ Birthplace: Earth. Race: Human. Politics: Freedom. Religion: Love/ Injustice anywhere is a threat to justice anywhere/ I was an angel, and they tear gassed me/ Peace begin with a smile/ From palestinians in Bethlehem to palestinians in Bourj el Borajne/ Not only Palestine, but also N.Korea/ It´s getting worse/ Forget not the tiranny of this wall…nor the love of freedom that made it fall/ Edúcate/ This is were we draw the line/ Palestina libre/ Berlin says: what wall???/ Art is the weapon of the opressed/ Danger: face recognition cameras in use/ In spite of everything, I still believe in people are really good at heart (Anne Franck)/ I just couldn’t get over my visit to Palestine or this wall/ Indeed will not change the condition of a people, until they change what is in themselves/ Cut here/ Sumud is nourishing the soul/  Sumud is longing to see the sea/ Sumud is creating cracks in the wall/ Sumud is embracing a child’s laugh/ Sumud is providing human security to children/ Sumud is supporting people to stay on the land/ Sumud is dealing with the emotional impact of occupation.

Sumud, que en árabe significa resistir. No sólo en los términos de una reacción rápida a una agresión, sino proponiendo una resistencia que se entiende como una perseverancia constante, que se mantiene firme e insiste en la permanencia en la tierra y en su tierra, así como en diversas formas de afirmar el deseo de querer vivir, y no solo sobrevivir.

Sumud está alimentando el alma/  Sumud está anhelando ver el mar / Sumud está creando grietas en la pared/ Sumud está abrazando la sonrisa de un niño/ Sumud está dando seguridad humana a los niños/ Sumud está ayudando a la gente a permanecer en la tierra/ Sumud está tratando con el impacto emocional de la ocupación.

La sonrisa de una gata, aparece entremedio de las nubes. Habla: Nosotros estamos con los pueblos del mundo y ellos con los gobiernos del mundo, Alicia Black.

74 años de ocupación israelí no han construido un país de maravillas para palestinas y palestinos. Han construido un régimen de Apartheid que actúa en total impunidad asesinando adultos, adolescentes y niños; que bloquea pasos de calles a palestinos dentro de las ciudades; que bloquea usos de caminos y carreteras; que divide el territorio con un interminable muro de segregación que separa los pueblos y ciudades palestinas de los pueblos, ciudades y asentamientos coloniales israelíes; que impide el desarrollo de actividades económicas a los palestinos; que impide el ejercicio del voto a palestinos y palestinas; que quita el agua de las superficies y las napas subterráneas en los territorios ocupados; que encarcela activistas; que cierra organizaciones de derechos humanos a favor del pueblo palestino; que destruye casas y olivos de campesinos palestinos; que detiene y lleva presos a niños de cuatro años por tomar una piedra; que lava imagen a través de una perversa promoción de un turismo santo, hiper estimulado por países como EEUU que tergiversan la relación entre religión y el Estado de Israel – se viene buscando a dios y se termina encontrando la maravilla civilizatoria del Estado de Israel-; que lava imagen a través de una capitalista promoción de la Marcha del orgullo LGTB –pinkwashing– negando el asesinato sistemático de niños en Gaza y los campamentos de refugiados; que lava imagen a través del negocio de la exportación de tecnologías para la explotación del agua; que permite la existencia de un ejército sólo para el Estado de Israel; que genera millonarias ganancias a través de la industria de la guerra, el espionaje y la vigilancia; etc. etc. etc.

Es hora de parar de usar las palabras mágicas, que niegan lo real que acontece: palestinos y palestinas no viven en el país de las maravillas que el Estado de Israel exporta al globo y al turismo del globo. Viven en un régimen de Apartheid. Viven bajo una ocupación. Palestina es la Sudáfrica del siglo XXI. Palestina está ocupada. Palestina está siendo hoy, cada día, colonizada.

Todos los gobiernos del mundo saben esto. Pocos hacen algo respecto de esto, a pesar de suscribir a convenciones internacionales que defienden derechos humanos. Boric acaba de intentar dos gestos. Ante el primero, rápidamente fue tildado de antisemita. Una estrategia más para blindar la violencia soberana ejercida por el Estado de Israel ¿Desde cuándo no se puede criticar la violencia soberana de un Estado sobre un pueblo? El segundo, acaba de acontecer este lunes, en su discurso en la Organización de Naciones Unidas, en donde hizo un llamado a: “no naturalizar las permanentes violaciones a los derechos humanos contra el pueblo palestino, haciendo valer el derecho internacional y las resoluciones que año tras año esta misma asamblea establece que conduzcan a su derecho inalienable a establecer su propio estado libre y soberano”. El gesto es más que valorable, requiere de nuestro apoyo. Requiere además, encontrar formas para insistir en él, desde nuestras propias potencias y campos de acción.

¿Qué más se hace entonces, mientras, hoy?

Nosotros estamos con los pueblos del mundo y ellos con los gobiernos del mundo, ha dicho una voz.

Estos días, en donde la agitación de las aguas políticas se percibe en diversas latitudes del globo, en donde la fuerza del Imperio contraataca sobre los oprimidos de la tierra, son días para pensar en nosotros.

En ese nosotros, que hace constelación, visible e invisible, desde el muro, atravesando el muro.

En ese nosotros, que hace constelación, entre vivos y muertos, desde el muro, atravesando el muro.

En ese nosotros, que hace constelación imaginando cómo crear mundos, para todas las vidas, atravesando todos los muros.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

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