Las decisiones que FIFA ha tomado en torno a la organización del Mundial de Qatar 2022 siguen siendo objeto de cuestionamientos por parte de las organizaciones defensoras de Derechos Humanos.
En esta ocasión, Amnistía Internacional fustigó las amenazas que FIFA emitió en contra de las federaciones que habían impulsado la campaña “One Love” en apoyo a la comunidad LGBTI y que buscaba que los capitanes de las selecciones portaran un brazalete en apoyo a esa causa.
El director de Justicia Económica y Social de Amnistía, Steve Cockburn, señaló que “Las amenazas de última hora de sancionar a los jugadores que lleven mensajes de apoyo a los derechos humanos y la igualdad son el ejemplo más reciente de que la FIFA no respeta plenamente sus propios valores y obligaciones. El deporte no sucede fuera de la realidad, y estas son cuestiones sobre las cuales la FIFA debería dar ejemplo, no ejercer la represión”.
En ese sentido, Cockburn agregó que “Hace tiempo que deberían haberse alcanzado acuerdos sobre los brazaletes y una mayor protección para la comunidad LGBTI”.
El representante de Amnistía aplaudió también “la valentía” de los jugadores y equipos y añadió que “aficionados, jugadores y asociaciones de fútbol pueden ser un vehículo para promover los derechos humanos, y la FIFA debe hacer caso a estos llamamientos cuanto antes. No sólo debe promover mensajes de igualdad sino además actuar proactivamente para garantizar la protección de las personas LGBTI”.
Finalmente, Cockburn recalcó que “no nos olvidemos de los trabajadores migrantes que hicieron posible este campeonato. Deben ser plenamente indemnizados por los abusos indescriptibles que sufrieron”.