De las torretas cuádruples al metaverso. Uchiletv: el ansiado relevo audiovisual

  • 02-12-2022

Cuando la productora Mariana Tejos me avisó del reconocimiento, mi reacción fue de asombro:

-Y qué instrumento toco yo en esta orquesta junto a personajes como Patricio Bañados y Diana Sanz.

Sincera respuesta de agradecimiento, más la argumentación:

-Considerando que Diana y Pato simbolizan la parte artística del Canal 9 de Televisión  creado en 1960, asumo la mención personal  como una forma de representación de todos los compañeros que entonces empezamos a aprender y producir programas en el tercer piso de la Escuela de Ingeniería en calle Blanco Encalada.

El diálogo enunciado tuvo su “fiesta” oficial, así rezaba la invitación, hace unos días en la Casa Central de nuestra Universidad. Presidida por la rectora Rosa Devés, más autoridades ministeriales, en realidad fue un acontecimiento triple: celebrar el segundo año de vida de UChileTV emitido por la frecuencia 11.2, dirigido por Alicia Scherson: dar a conocer su nueva programación cultural y conmemorar los 62 años del nacimiento de la estación que dirigiera Raúl Aicardi.

Patio Andrés Bello al giorno. Repleto de público. Escenario ad hoc, focos, micrófonos, parlantes, tenidas casual y formales,  garzones, bandejas, copas, sorbetes, cámaras, micrófonos, entrevistadoras, grupo de rock. ¡Hay ambiente! habría exclamado Rakatán, el legendario reportero de espectáculos. Otros tiempos. Estilos distintos. Nueva época televisiva. Aunque, de seguro, similares objetivos formativos. Lógicamente, mayoría de juventud. Tal como fuimos nosotros al iniciarnos junto a las cámaras con torretas cuádruples: desde lente teleobjetivo a gran angular; hoy, ellos, creciendo en internet, streamings, algoritmos, se preparan para producir en el metaverso y los avatares.

Observándolos, la mente se llenó de programas y figuras que me tocó dirigir hasta que el canal dejó de transmitir en septiembre de 1973: San Lunes Show, El Juego de la Verdad, Chile TV, Magazine Femenino, Bailes en el Nueve, Café El Campeón, Goles y Marcas, Jóvenes, Chile Legendario, Conciertos, La Viuda de Apablaza, Percymonos, El cangrejo millonario. Por cierto, Farándula de muñecos con actuación de Patricia Larraguibel, mi esposa desde hace medio siglo y Sábado en el 9 con Enrique Maluenda, el único espacio que a comienzos de los años 70 derrotó a Sábados Gigantes y casi pone en polvorosa rumbo a Costa Rica a Don Francisco.

Minutos después, en el escenario, al instante de recibir el reconocimiento junto a Diana Sanz- lástima la ausencia de Bañados-debiendo decir algunas palabras,  tal como señalaba la convocatoria, de nuevo se precipitaron reflexiones que frente al micrófono se transformaron en apellidos de compañeros pioneros del iniciático 9: Borghero, Reyes, Lomboy, Urzúa, Mella, Urrutia, Ortiz, Valenzuela, Errazti, Bonilla, Meave, Echeverría, Silva, Avaria, Peña, Pablovic,de la Fuente, Masignotti, Urra, Sepúlveda, Barraza, Salinas.

Sin embargo, está escrito que la vida no son sólo refulgencias. Al ordenarlos en mi magín no pude evitar asociarlos a momentos amargos que vivió nuestra generación. Identificados políticamente con la Unidad Popular, internamente teníamos lógicas discrepancias que a comienzos del 73 nos llevaron a la división: quienes discrepaban del socialismo, apoyando al rector Boenninger, montaron el canal 6 en la casa del coro de la U en avenida Pedro de Valdivia; los demás permanecimos en Inés Matte Urrejola. Fue doloroso día ver partir a amigos fundadores de la estación. La otra gran amargura se produjo el sábado 8 de septiembre cuando por orden del presidente Allende: ¡Entreguen el Canal!, ¡Los van a bombardear! debimos cederlo a los uniformados que apuntaban desde los faldeos del San Cristóbal. La tercera afrenta ocurrió enseguida del triunfo de la Concertación. Muchos retornados del exilio, con algunos compañeros muertos, habíamos formado la Agrupación de Exonerados del 9. La flamante autoridad DC nos invitó a la estación; prometió reintegrarnos. Una falsedad. La única reenganchada fue Zayda Araya, presidenta de la asociación que a lo seis meses cesantearon.

Jamás, a la fecha, nadie volvió a trabajar en los estudios de la estación que habíamos formado. Se nos trató como parias audiovisuales por nuestras ideas izquierdistas. Rechazados porque haríamos problemas. Es la causa por la que, noches atrás, en contraste con Diana que  habló de generación dorada de la pantalla universitaria, expresé que nosotros  éramos la generación perdida de la televisión chilena.

Al bajar del escenario, entre fotos y notas, una señora sesentona se me acercó:

-Que bueno que haya contado que más allá de aportar programas culturales, el Nueve siempre se la jugó por las causas solidarias.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

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