En el “Almacencito la gloria”, una pareja de ex payasos de circo (Salustio y Trúbico) piden el préstamo de 500 litros de vino tinto para poner un pequeño resto bar en el fondo de un local ya existente. Aquí comienzan a llegar los comensales, todos sedientos de vida y anestésicos que les den una razón más para vivir, además del hambre y la sed. Desahuciados de la vida, no les queda más remedio que vivir el día a día, porque pensar en ir más allá sería soñar en grande. Un emprendimiento desde lo más rudimentario, el amor exagerado y eterno, la capacidad de transformar una situación que por ningún lado tiene para ser positiva, todo es una oportunidad para doblarle el brazo a la vida y, por supuesto, no darle el gusto a la muerte ni mucho menos a la desigualdad.
El montaje transcurre en un bar, en donde se sirve comida, bebida y suena una banda de música en vivo. Les espectadores se sientan alrededor de mesas donde pueden compartir con los personajes cara a cara, con la mera intención de eliminar la división usual entre intérpretes y público. “Esta disposición es una excusa para crear una participación activa del público mediante canciones, bailes y momentos llenos de poesía; extraídas del dramaturgo y de la creación colectiva de les participantes del equipo, es así como proponemos que todos seamos protagonistas de esta experiencia”, plantea Octavio Navarrete director de la obra.
La obra basada en La consagración de la pobreza de Alfonso Alcalde, sumado a algunos de sus cuentos y su obra poética, es una investigación realizada por el colectivo (2016) con un posterior trabajo práctico (2017) donde tuvo su estreno en la ex escuela de teatro La Olla. Posteriormente, se trasladó a la sala Julieta del teatro Aleph y luego tuvo una temporada en la sala Agustín Siré (2018). Ese mismo año la obra se exhibe en el Centro Cultural de la localidad de Tomé -en conmemoración a los 25 años del fallecimiento del autor- en donde se realizaron dos funciones y un taller de teatro basado en los cuentos del poeta.
“Como colectivo, desde nuestros inicios, hemos trabajado en la investigación de los conceptos de lo colectivo, la comunidad, lo popular hoy en Chile. Desde aquellas premisas hemos fundado nuestras investigaciones e inquietudes artísticas y, también, hemos desarrollado nuestros trabajos. En relación a lo anterior, dentro de esta búsqueda, nos encontramos con la obra del autor Alfonso Alcalde, quien trabaja los conceptos mencionados anteriormente. Es en este trabajo que nos planteamos la posibilidad de expandir el arte teatral, no sólo a través de un formato que invite al espectador a ser parte de la obra, sino que, sobre todo, a sacarlo de las salas de teatro a través de la utilización de espacios no convencionales, ya que creemos que es la única forma en la que el arte teatral pueda ser realmente asequible para todos. Desde el estreno de la obra, la hemos montado en diversos espacios y hemos podido observar cómo es que esto ha afectado, positivamente, nuestro trabajo y desarrollo artístico”, recalca su director.
Las entradas se encuentran disponibles en Ticketplus.cl y sus valores son de $6.600 pesos general, $3.300 pesos estudiantes y tercera edad.
La Consagración
Funciones:
Jueves 15, Viernes 16, Sábado 17, Martes 20, Miércoles 21, Jueves 22 de diciembre a las 19:30 hrs
Lugar:
Sala Agustín Siré (Morandé 750)
Ficha artística:
Dramaturgia: Alfonso Alcalde y La Disvariada
Dirección artística: Octavio Navarrete.
Elenco: Juan José Acuña, Gabriela Basauri, Bárbara Bodelón, Gustavo Deutelmoser, Linus Sánchez, Paulo Stingo.
Director musical: José Domingo Mosqueira.
Músicos: Rodrigo Ahumada, Tomás Edwards, Fabián Toro.
Diseño integral: Daniela Leiva.
Realización escénica: Matías Burgos.
Diseño de Vestuario: Laura Pfennings.
Diseño Gráfico: Javiera Machuca.
Reseña:
El fudre está llenito, las cañas esperando ser servidas, el pebre y el pan preparados: La invitación está hecha. El Salustio y el Trúbico tienen todo listo para por fin cumplir con su anhelado sueño de inaugurar su “Almacencito, La Gloria”, negocio con el pretenden salir a flote.
Mesas circulares al centro del escenario, una banda de música en vivo y la barra del bar, son la escenografía que recibe a los invitados a la fiesta: el público. Los anfitriones junto a los compadres y comadres del barrio arman aquella fiesta, en la que el hecho de estar juntos compartiendo recuerdos, música y bailes le otorgan a “La Consagración” una experiencia energética única.