Nada sucede por casualidad. Voces de la izquierda han afirmado por estos días que el “Acuerdo por Chile” suscrito por las fuerzas políticas con representación parlamentaria para dar continuidad al proceso constituyente es “lo que se pudo lograr”. Con ello, el entendimiento firmado el pasado 12 de diciembre ha sido catalogado por ejemplo como “engendro destinado a encadenar la soberanía popular”. Esto no es una opinión mía. Es parte del descontento por el acuerdo constitucional logrado entre las fuerzas políticas, expresado a través de una carta por el Premio Nacional de Arquitectura, Miguel Lawner.
Es un hecho. La valoración del procedimiento no ha sido buena. Si las penas del fútbol se pasan con fútbol, ¿por qué las penas de la democracia no se resuelven con más democracia? Aquí, por cierto, hay un problema ¿Quiénes son y qué rol jugará la llamada Comisión de Expertos? ¿Supo la izquierda negociar para que su influencia fuera más acotada? Creo que no y eso genera quiebres. Es intolerable que, en Chile, hoy, pase una cosa así. Y esa sí que es una opinión mía. Lo peor es que puede acabar siendo también la opinión de muchas y muchos. No puede ser que desde la clase política que camina por la izquierda salgan frases como ‘este acuerdo es lo que se pudo lograr’. No es un acuerdo inofensivo. El nuevo proceso constituyente será conservador y de una élite que ha conseguido sobrevivir una vez más. No vi a ni un político/a del tipo gallo de pelea rodeando el Congreso, reclamando lo que realmente necesita la gente para avanzar en igualdad. Mientras escribo pienso que Platón se equivocó. No deben gobernar los sabios, deben gobernar los guerreros. Aquellos dotados de “carácter” (thymós en griego). Ya no ahora para la guerra, pero sí para saber negociar. Ejercitarse en esta práctica es la llave maestra que abre las puertas al éxito político para sobrevivir en su profesión. Solo hay que aprender a vencer a sus antagonistas. Le guste o no a la clase política de izquierda le hace falta cultivar la imprescindible tarea del no achicopalamiento ante los envalentonados que nacieron el 4 de septiembre aquel. Así tal cual. ¿Hay alguien ahí para llevarla a cabo? ¿Marcelo Bielsa, tal vez? Sinceramente lo creo necesario.