Un buen año para las políticas culturales en Chile: balance y proyección desde GAM

  • 25-01-2023

El 2022 será recordado como un buen año para las políticas culturales en Chile. Luego del estallido social y la profunda (e histórica) crisis del sector provocada por la pandemia, el gobierno del Presidente Boric dio señales claras por reactivar el mundo cultural: se ampliaron los aforos para los espacios culturales, se estableció un mecanismo de ayuda económica a las y los trabajadores culturales, se inició el diseño del añorado programa “Puntos de Cultura”, se propuso la creación del Sistema Nacional de Financiamiento Cultural, se implementó la agenda trabajo cultural decente y se aumentó el presupuesto del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, entre otras acciones. También se introdujeron nuevos conceptos y discusiones teórico-políticas, siendo la democracia cultural una apuesta concreta de la ministra Brodsky y que he seguido de cerca.

Evidentemente, aún quedan muchos desafíos para el sector: es necesario modificar el sistema de concursabilidad, reducir la profunda desigualdad en el acceso a las artes, mejorar las condiciones generales de las y los artistas, y avanzar en el financiamiento sostenible a espacios culturales regionales y comunales. También queda pendiente el “cómo” se discutirá la integración de los derechos culturales en el nuevo (e incierto) proceso constitucional y cómo se implementarán los planes y programas comprometidos en el programa de gobierno en un contexto de crisis económica. Como se advierte, los desafíos son muchos, aunque los avances son innegables.

Durante el año pasado el Centro Cultural Gabriela Mistral fue un actor protagonista de este nuevo ciclo. Además de alcanzar un millón de visitas y retomar su programación habitual —no sin sobresaltos—, en su interior se han formado nuevos equipos y fijado nuevas directrices estratégicas. Un ejemplo de aquello fue el “V Seminario Internacional de Gestión Cultural ‘Institución Situada’. Nuevas Prácticas y Modelos de para el Trabajo en los Territorios”. En el encuentro GAM se pensó como una institución situada, pero expandida hacia y con sus territorios, lo que permitió discutir los imperativos del contexto, así como también qué significa implementar la democracia cultural en sus salas, pasillos y espacios abiertos. Pero, sobre todo, ha gatillado la necesidad de demarcar conceptos emergentes, configurar escenarios posibles e imaginar nuevos horizontes de trabajo. La programación 2023 de GAM es paso clave en esa dirección.

Al tematizar la justicia ecosocial, la cocreación y los 50 años del Golpe de Estado en la programación de obras de teatro, danza, visualidad y música, “Somos huella” —concepto guía del plan 2023— propone un nuevo capítulo en GAM. En efecto, la noción de huella posee un alto valor metafórico: está relacionada con los residuos, las marcas, las señales y los rastros que se acumulan en los territorios y los sentimientos. Tanto los humanos como los seres no-humanos dejamos una huella en la tierra y, para entender dónde estamos y quiénes somos, necesitamos reconstruir, desde una arqueología sensible, esos fragmentos y detalles que hemos recorrido en nuestras trayectorias de vida. Esta nueva programación es una invitación a pensar, desde el arte contemporáneo, nuestras biografías, contextos e imaginarios comunes.

Las políticas culturales son complejas y no existen modelos estandarizados de implementación. Su diseño y evaluación depende de los contextos sociales, los poderes políticos en juego y los intereses diversos de agentes sociales, lo que exige entenderlas en su plasticidad y permanente disputa simbólica. En 2023 GAM no sólo se propone pensar sensiblemente la conmemoración de los 50 años del Golpe Militar, sino también situar interrogantes y aportar en el diseño de las futuras políticas culturales en Chile. Junto al trabajo colaborativo desarrollado con otras organizaciones culturales, ese propósito es fundamental. Y, como Presidente del Directorio de GAM, avanzar en la segunda etapa también es una expectativa que, esperamos, pueda concretarse este año. En definitiva, los centros culturales como GAM tendrán una misión fundamental: introducir en la esfera pública debates, disensos e interrogantes. Pero, sobre todo, reforzar que la díada democracia y cultura es una síntesis necesaria para los tiempos que vivimos.

* El autor es académico de la Facultad de Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

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