El Río Maipo, principal suministrador de agua potable y de riego para la Región Metropolitana, no está desembocando en el mar desde el jueves de la semana pasada.
Hasta la fecha, el cauce no tenía problemas de embancamiento con el oleaje. Aún así, 20 kilómetros más arriba en la estación Cabimbao de la Dirección General de Aguas (DGA), la fuerza del río disminuyó con 1,8 metros cúbicos por segundo (m3/s), comparado a los 101 m3/s que promediaba en enero de 2010, antes de la megasequía.
En enero de 1997, cuando no había señales de megasequía, en la estación Cabimbao se promedió 2,3 m3/s. “Pero no disponemos de un registro fotográfico que evidencie si el caudal desembocó en el mar”, confirmó el director general de Aguas del MOP, Rodrigo Sanhueza.
El humedal Santo Domingo, también ubicado en la desembocadura, en los últimos ocho años perdió el 81% de la superficie de su espejo de agua, pasando de 82 hectáreas a cubrir 16.
Ayer, el gobernador de la Región de Valparaíso, Rodrigo Mundaca, junto a la autoridad regional de la DGA, verificó la desembocadura y criticó la construcción de un muro que realizó en la caja del río y próxima a la empresa que suministra agua potable a Santo Domingo, Coopagua.
Ante esto, Mundaca ratificó que “el dique impide el libre escurrimiento de las aguas. Pedí por oficio a primera hora paralizar estas faenas”. Además, resaltó que “una obra de esta naturaleza me parece impropia si no cuenta con los permisos”.
Anahí Ocampo, académica del Departamento de Gestión Forestal y Medio Ambiente de la Universidad de Chile, sin sorprenderse de las desembocaduras ocurridas en verano, explicó que “el impacto de eso ya ha sido mencionado por los expertos, especialmente los que trabajan en las zonas de pesquerías y que entienden la mecánica de los sedimentos, entonces como este fenómeno de traduce en distintas cuencas de Chile y en distintos ríos, es parte de algo que se tiene que empezar a repensar”.
Además, analizando este comportamiento de la naturaleza hídrica, precisó que “por un lado hay impactos que no se pueden detener como son una megasequía y hay algunos relacionados con el cambio climático, entonces probablemente hay que identificar qué aspectos de la gestión, de la gobernanza de estos ríos, se puede modificar para mitigar el impacto del menor caudal saliendo al mar”.
Complementando lo referido por la académica Ocampo, María Victoria Soto, académica del Departamento de Geografía de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de nuestra casa de estudios, se refirió acerca de la situación de los esteros a nivel nacional.
“En el estero Marga Marga en Viña del Mar, en verano en la desembocadura había playa, pero en el invierno había una quebrada, entonces este fenómeno de las desembocaduras que tienen un comportamiento estacional, es muy típico en Chile Central y se aprecia también, históricamente, en el Aconcagua, entonces tenía periodos de mayor abertura de su desembocadura por la barrera litoral, estacionalmente. Sin embargo, el que esté cerrado es un hecho que no teníamos registro de los últimos 40 años”, puntualizó.