Papa Francisco: “¡Quiten las manos de África!”

El pontífice arribó este martes a Kinshasa, capital de la República Democrática del Congo, donde denunció el “colonialismo económico” que sufre África. Su periplo continúa el viernes con destino a Sudán del Sur, en su quinta visita al continente.

El pontífice arribó este martes a Kinshasa, capital de la República Democrática del Congo, donde denunció el “colonialismo económico” que sufre África. Su periplo continúa el viernes con destino a Sudán del Sur, en su quinta visita al continente.

Era un viaje anunciado pero aplazado desde el pasado mes de julio debido a problemas en una de sus rodillas. Pero ello no menguó el propósito que animaba al obispo de Roma: denunciar, desde el corazón de ese continente, el “colonialismo económico” que, después de siglos de colonialismo político, resulta igualmente esclavizante.

De ese modo, en su primer discurso durante este viaje, y en medio de cánticos, pancartas con su imagen y muchedumbres que le aclamaban, Francisco lanzó su invocación pontifica: “¡Quiten las manos de África! ¡Dejen de asfixiarla!”.

Palabras profundamente significativas pronunciadas por Bergoglio de modo protocolar tras la vistosa ceremonia de recepción organizada por el gobierno de la República Popular del Congo en su honor. Allí, en el Palacio de la Nación, en Kinshasa, el Papa argentino agregó que el mejor ejemplo de esta expoliación es la propia República Democrática del Congo, un país “abundantemente depredado” que “no puede beneficiarse suficientemente de sus inmensos recursos y donde se ha llegado a la paradoja de que los frutos de su propia tierra lo conviertan en extranjero para sus propios habitantes”, aseguró, en medio de entusiastas aplausos por parte de los presentes. Fue entonces que el Pontífice lanzó su invocación:

“¡Quiten las manos de África! ¡Dejen de asfixiarla!”, clamó.

“África no es una mina que explotar ni una tierra que saquear” -continuó- “que África sea protagonista de su propio destino. Que el mundo recuerde los desastres cometidos a lo largo de los siglos en detrimento de las poblaciones locales y no se olvide de este país y de este continente”, insistió, en un duro mensaje contra los abusos políticos en África.

Con ello ya se cumplía parte del objetivo de este viaje que, según el Vaticano, no es otro que llevar un mensaje de paz tanto a la República Democrática del Congo como a Sudán del Sur. No obstante, Francisco arriba a la República Democrática del Congo en un momento de escalada del conflicto alimentado por las milicias rebeldes y los ataques del Ejército, lo que obligó a cancelar una parada de la gira en la localidad de Goma, que estaba inicialmente prevista, al ser considerada potencialmente peligrosa.

Por su parte el presidente de República Democrática del Congo, Felix Tshisekedi, quiso aprovechar el foco de atención internacional que provoca la visita para denunciar el “silencio cómplice” de la comunidad internacional en un territorio donde operan, dijo, grupos armados azuzados “por las potencias extranjeras ávidas de los minerales que hay en nuestro subsuelo”.

El mundo, según el Papa, se ha resignado hace tiempo a la violencia que ha devorado el pueblo africano, por eso ha querido llamar la atención internacional hacia algunas de las peores crisis humanitarias que ocurren en esos territorios. En eso coincidió el presidente Tshisekedi, quien señaló que, mientras la comunidad internacional se ha quedado callada, “más de 10 millones de personas han sido asesinadas de forma horrible”. Y suma y sigue, porque según Naciones Unidas, alrededor de 5,7 millones de personas son desplazados internos en el país y 26 millones sufren hambre.

Parte de estos conflictos se han producido por la explotación de yacimientos de minerales como el coltán, utilizado para fabricar teléfonos móviles u ordenadores. Como es sabido, la República Democrática del Congo posee, además, algunas de las mayores reservas de diamantes, oro, cobalto y litio existentes en África. Por ello, el Pontífice ha querido citar especialmente el caso de los diamantes “ensangrentados por el veneno de la avaricia”, recordó. Un drama “ante el cual el mundo económicamente más avanzado suele cerrar los ojos, los oídos y la boca”.

La jornada de este miércoles continuó con la celebración de una misa masiva en el aeropuerto de Kinshasa a la que, según calculaban las autoridades locales, asistiría un millón de personas. Después, se habría de reunir con víctimas de la violencia en el este del país y el viernes volará hasta Sudán del Sur, otro país azotado por la violencia. África es uno de los pocos lugares en el mundo donde crece el número de fieles de la iglesia Católica. En la República Democrática del Congo, la mitad de sus 90 millones de habitantes son católicos y allí operan más de 6 mil sacerdotes, 10 mil monjas y más de 4 mil seminaristas, el 3,6% del total de estos siervos de Dios en el mundo terrenal.





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