El académico de la Universidad de Chile, Rodrigo Karmy, afirmó que las próximas elecciones del Consejo Constitucional será un adorno democrático de lo que determinará la comisión redactora definida por la Comisión de Expertos y por lo tanto, lo que puede esperar la ciudadanía es una Constitución a la medida de la clase política.
En conversación con Radio y Diario Universidad de Chile, Karmy analizó la actual situación política con miras a las elecciones del 7 de mayo y fue categórico al señalar que lo que saldrá de esta etapa, “es una Constitución parecida o peor que la Constitución del ´80”, surgida de “un golpe de Estado de carácter civil y parlamentario que se articuló a partir del Senado” para controlar el proceso constituyente.
El doctor en filosofía señaló que “ya no hay un proceso constituyente y que lo hay, es un proceso de comisión redactora” y lo que haga la Comisión de Expertos, “es determinante en el texto final de la propuesta de nueva Constitución. Por lo tanto, creo que la elección de constituyentes es más bien es un adorno democrático que no va a servir de mucho y va a replicar el control férreo que tiene la oligarquía y particularmente la clase política”.
Por tanto, indicó, los “expertos” provenientes de teams thanks vinculados a partidos políticos están “investido de una figura neutral que es falsa” y por ello, “delegar el proceso, deliberante, democrático de una República a un conjunto de expertos es prácticamente hipotecar el proceso y dejarlo completamente fuera de cualquier tipo de legitimidad”.
En esa línea, lo que se puede esperar es “una Nueva Constitución muy parecida o peor que la Constitución del ´80 que ya tenemos. A partir de eso, se va a componer un nuevo pacto oligárquico que va a tener a la nueva Constitución como su pivote fundamental”, dijo el académico.
Karmy indicó que este texto “será una réplica de la Constitución de 1933, del autoritarismo de la Constitución del año de 1925 y una réplica neoliberal de la Constitución de 1980, pero mínimamente ampliada y reinterpretada bajo una forma de focalización ampliada, que algunos van a pensar que eso es la traducción del eslogan que se llama Estado Social de Derecho(…) pero será un eslogan que se va interpretar de manera neoliberal y eso ya está en los conceptos de los 12 bordes que precede al trabajo que supuestamente van a hacer los consejeros”.
En relación a la demanda ciudadana que detonó la necesidad de cambiar la institucionalidad actual, el académico afirmó que luego del triunfo del Rechazo, esta opción “no implicaba diluir el pacto del plebiscito de entrada donde se había establecido una Convención Constitucional cien por ciento electa. Lo que ocurrió después del plebiscito de salida, fue que se borró el pacto democrático que había sido establecido por la ciudadanía y los partidos políticos confiscaron el proceso y se pusieron de acuerdo entre ellos”.
“Creo que lo que aquí hubo fue un golpe de Estado de carácter civil y parlamentario que se articuló a partir del Senado de la República que protegió y reconstituyó a la clase política, para que confiscara y controlara el proceso constituyente. A la ciudadanía se le confiscó lo que por voluntad popular había decidido en el plebiscito de entrada y en el de salida, porque en el de salida la ciudadanía no dijo que quería un acuerdo por Chile y que los partidos políticos se pusieran de acuerdo. Lo que dijo fue que rechazaba la propuesta constitucional y eso debiera haber implicado un nuevo proceso constituyente igualmente democrático”, indicó Karmy.
Sobre el rol del movimiento social en esta etapa del proceso, el académico señaló que le cabe la responsabilidad política de no haber sido capaz de mantener las distintas formas de organización para hacer prevaler el proceso y que no cayera en manos de la clase política. “Está en una etapa de latencia, masticando la derrota, pero no implica una disolución, sino otro marco de lucha que es probable que se abra progresivamente”, indicó.
Sin embargo, en opinión de Karmy la principal responsabilidad mayor le corresponde a los partidos políticos “que se jugaron de manera mediocre por la opción Apruebo. Los partidos políticos oficialistas tienen una responsabilidad mayor porque fueron ellos, antes del plebiscito, los que dijeron que la propuesta de la nueva Constitución era mala, tal como lo había articulado la derecha. La campaña del apruebo fue fallida y dirigida por un paradigma de la derecha que estos partidos no disputaron nunca (…) y aceptaron las condiciones discursivas de la derecha y la incorporaron como si fuera de ellos”.