Sudán al borde de la guerra civil

Más de 200 civiles que han perdido la vida y dos mil heridos, según la ONU, es el saldo hasta ahora de cuatro días de enfrentamientos entre el Ejército y el grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR).

Más de 200 civiles que han perdido la vida y dos mil heridos, según la ONU, es el saldo hasta ahora de cuatro días de enfrentamientos entre el Ejército y el grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR).

En la capital, Jartum, los hospitales no funcionan y ni siquiera se ha podido evacuar los cadáveres de quienes han muerto en medio de los enfrentamientos. Además,  cientos de personas quedaron atrapadas en sus lugares de trabajo sin poder regresar a sus hogares debido a los cruentos combates. Se informó de un alto el fuego de 24 horas, pero no hay seguridad de que sea cumplido. Este breve armisticio se ha pactado como una forma de garantizar la circulación de los civiles y la evacuación de los heridos y fallecidos, informaron los medios.

El alto el fuego debía comenzar a las 18:00 hora local (16:00 GMT) de este martes, y permitiría que los civiles atrapados en el fuego cruzado puedan salir a las calles, ya sea para ir a casa o para abastecerse de agua y alimentos. Pero hasta ahora los combates no había cesado en todos los sitios. Durante este martes, el cuarto día de combates, varias explosiones han sacudido Jartum, donde al menos dos hospitales fueron evacuados “mientras los cohetes y las balas acribillaban sus paredes”, relataron los médicos. Los facultativos han alertado, además, que los establecimientos asistenciales se han quedado sin bolsas de plasma y carecen, asimismo, de material sanitario.

Al respecto, el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, instó a las partes en conflicto a respetar la neutralidad de la atención sanitaria y garantizar el acceso seguro y sin restricciones a los centros médicos. Pero la escalada de violencia dificulta enormemente la labor del personal médico, especialmente en la capital, Jartum, donde se han producido saqueos a instalaciones de salud, en tanto otros cerraron sus puertas o han sido ocupadas para ser usadas con fines militares. Asimismo, se reporta carencia de personal, de material sanitario y de combustible para generar electricidad. “Los suministros que la OMS facilitó a la red sanitaria de Sudán antes de la escalada del conflicto se agotaron”, aseguró el director general de la OMS.

El Ejército de Sudán anunció el lunes por la noche haber retomado la sede central de la Radio y Televisión Pública, luego que la señal televisiva fuera cortada el domingo en la tarde por el asedio del grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR). La cadena estatal de televisión volvió a transmitir y continúa informando sobre los enfrentamientos en el país. Aunque la sede de la Radio y Televisión Pública no ha sido el único centro de conflicto desde el sábado, cuando se iniciaron los enfrentamientos, pues también los rebeldes intentaron tomar el Palacio Presidencial y el aeropuerto internacional de Jartum, los que estarían ahora controlados nuevamente  por las Fuerzas Armadas.

La preocupación internacional por los sucesos en Sudán se vio reflejada en las palabras del secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, cuya oficina informó que en las últimas horas éste se ha comunicado “con los dos líderes sudaneses” con el objetivo de desactivar las tensiones entre ambos sectores. En una breve intervención poco antes de comenzar el foro sobre Financiamiento para el Desarrollo en la sede central de la ONU, en Nueva York, Guterres informó que había hablado con el jefe de las Fuerzas Armadas Sudanesas, Abdelfatah Al Burhan, y con su rival de la Fuerza de Apoyo Rápido (FAR), Mohamed Hamdan Dagalo “Hemedti”, a quienes conminó a “cesar de inmediato las hostilidades, restablecer la calma y comenzar un diálogo para superar la crisis”. El alto funcionario internacional también sostuvo conversaciones con los secretarios generales de la Unión Africana y de la Liga Árabe para contribuir a desactivar el conflicto armado.

Por ahora, se sabe de intensos combates no sólo en Jartum, sino también en la vecina ciudad de Omdurman, así como en Darfur, en el oeste de Sudán y en otros puntos del país en un conflicto que estalló en medio de una enconada lucha de poder entre las dos facciones principales del régimen militar que desde hace tres años gobierna Sudán: las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF, de tendencia pro democracia) y compuesto por diferentes milicias, que siguen al general Mohamed Hamdan Dagalo, conocido como Hemedti o pequeño Mohamed, en tanto que las Fuerzas Armadas de Sudán son leales al general Abdel Fattah al-Burhan, el gobernante de facto del país. Ambos, no hace mucho, fueron estrechos aliados para derrocar a Omar Hasán Ahmad al Bashir, el teniente general y político que gobernó el país por casi 30 años hasta su derrocamiento en la Revolución sudanesa de 2018-2019.

Todo ello en medio de un marco de referencia geopolítica mayor, puesto que en los últimos años Sudán -también miembro de la Liga Árabe- se ha convertido en un punto de fricción en la larga batalla por asentar sus respectivas influencias entre Rusia y las potencias occidentales, particularmente Estados Unidos.





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