El levantamiento del 19 de abril al 16 de mayo de 1943, fue el mayor hecho de resistencia urbana judía contra los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Por ello, al mediodía de este miércoles las sirenas municipales y las campanas de las iglesias de Varsovia repicaron solemnemente conmemorando a los insurgentes muertos en ese barrio de Varsovia aniquilado por los alemanes. Los actos de conmemoración de los 80 años del levantamiento del ghetto judío en la capital polaca recuerdan al puñado de heroicos combatientes que se organizaron para atacar a los nazis prefiriendo morir con las armas en la mano que en un campo de exterminio.
Un año después de invadir Polonia, el 1° de septiembre de 1939, los ocupantes militares nazis delimitaron una zona de Varsovia para hacinar -en apenas tres kilómetros cuadrados- a cerca de medio millón de judíos. La intención era siniestra: se trataba de exterminarlos a través del hambre y las enfermedades derivadas de las pésimas condiciones sanitarias por el hacinamiento. Se calcula que desde ese lugar fueron deportadas más de 300 mil personas a las cámaras de gas del campo de Treblinka, situado 80 kilómetros al este de la capital polaca.
El ghetto de Varsovia llegó a ser el más importante de todos durante la Segunda Guerra Mundial. En el momento de la insurrección, protagonizada por cientos de combatientes judíos, unos 50 mil civiles vivían escondidos en sótanos, túneles y bunkers del ghetto. Pero los alemanes terminaron reprimiendo sangrientamente la revuelta y como venganza incendiaron el barrio sin dejar salir a nadie, reduciendo todo a un campo yermo de cenizas y ruinas.
Este año, como en ocasiones anteriores, se observó una significativa tradición: tanto en Varsovia como en muchas otras ciudades y aldeas se repartieron 450 mil flores amarillas de papel. “El número simboliza las mujeres y hombres judíos encerrados en el ghetto de Varsovia en el momento de mayor sobrepoblación, la primavera de 1941″, declaró a la prensa Zofia Bojanczyk, coordinadora del proyecto “Narcisos”. El gesto es, asimismo, un homenaje y recuerdo de Marek Edelman, el último comandante del alzamiento, fallecido en 2009, quien cada 19 de abril tenía la costumbre de llegar hasta el memorial de los Héroes del Ghetto para depositar en solitario un ramo de sencillos narcisos amarillos, que por su color y forma recuerdan la estrella amarilla de David que los judíos europeos debían llevar cosidas sobre sus ropas por la brutal imposición de los nazis.
A su vez, los jefes de Estado de Israel, Isaac Herzog, y de Alemania, Hans-Walter Steinmeier, acompañaron durante la jornada al mandatario polaco Andrzej Duda a las diversas ceremonias, sumando emotividad y significado a través de sentidos discursos y declaraciones, especialmente ante el monumento a los Héroes del Ghetto, donde el jefe de Estado alemán pidió perdón a nombre de su pueblo.
“Estoy hoy delante de ustedes y les pido perdón por los crímenes cometidos por los alemanes aquí”, dijo un Steinmeier conmovido portando un narciso amarillo sobre su solapa. Esta fue la primera vez que un jefe de Estado alemán era invitado a hacer uso de la palabra en estas conmemoraciones y en su alocución el mandatario germano afirmó sentirse “profundamente triste”, pero también “con profunda vergüenza” por los crímenes cometidos por los nazis en la Segunda Guerra Mundial, palabras que calaron hondo entre los familiares de las víctimas y el público, celosos guardianes de la memoria de los valientes combatientes del ghetto de Varsovia y lo realizado contra ellos por la barbarie fascista en aquel lugar. “Es necesario, pero al mismo tiempo es muy difícil para mí -dijo Steinmeier- venir aquí como alemán y como presidente federal de Alemania. Pero al mismo tiempo estoy agradecido y honrado por el hecho de poder participar en esta conmemoración como jefe del Estado alemán”, declaró aludiendo a “la responsabilidad de Alemania ante la historia, la que siempre estará vigente”, afirmó.
Pero tal vez sean las palabras del presidente de Israel, Isaac Herzog, las que mejor grafiquen el profundo sentido de lo que ocurrió en el ghetto de Varsovia hace 80 años cuando, al tomar la palabra en el acto frente al monumento los judíos que allí cayeron heroicamente, dijo:
“Tenemos que recordar que en aquel tiempo terrible el mal absoluto existió, en la forma de los nazis y sus cómplices. Pero también debemos recordar que, al mismo tiempo, el bien absoluto existió en la forma de las víctimas y los combatientes”.