El día de ayer el Presidente Gabriel Boric presentó su Estrategia Nacional del Litio, el gran ausente en su discurso fueron las y los trabajadores de Chile, y no podemos dejar de señalar nuestra preocupación al respecto. Por esto queremos plasmar en estas líneas nuestra opinión sobre la cadena nacional y expresar algunas de las ideas fuerzas desde el mundo de las y los trabajadores.
En los más de veinte minutos que duró la intervención del Presidente, son varias las interrogantes pendientes que quedan para el mundo del trabajo. Se saluda la decisión de avanzar en la creación de una Empresa Nacional del Litio, promesa de campaña puesta en duda hace menos de una semana desde el mismo equipo de Gobierno. La posición de ayer, mucho más acorde con el sentir de las y los trabajadores es ponderada por su valor positivo, claramente es una decisión que habrá que defender ante las posiciones más neoliberales, que opondrán resistencia al fortalecimiento estatal, que para nosotros aún falta por delimitar y clarificar con mayor profundidad.
La decisión de transformar a Chile en el “principal productor de Litio del mundo” es una apuesta importante, acompañar el proceso de transición energética junto al Hidrógeno Verde es parte del Plan estratégico de desarrollo que CONSTRAMET y Plebeya hemos venido trabajando, junto con la necesidad de discutir la actual situación del cobre de Chile en función de la nueva matriz energética del sistema- mundo contemporáneo. Rescatamos la decisión de participar a través desde el Estado en todo el proceso productivo por intermedio de una empresa nacional, siendo la única vía posible hacia un crecimiento económico redistributivo.
Con respecto a la exploración, explotación y agregación de valor a partir de una “colaboración virtuosa” pública-privada son varias las preguntas que nos aquejan. Partiendo por el contenido mismo del vínculo. Todo proceso de dialogo entre el Estado y el mundo privado debe contar con la participación de las y los trabajadores. A mayor participación del mundo social en la toma de decisiones soberanas en nuestro país, mayor fuerza del mundo público en el proceso de negociación, lo mismo para Codelco, hoy debilitado para llevar a cabo el plan presentado.
La designación de Codelco para la negociación con SQM es un tema crítico, todo indica que la Sociedad Química y Minera de Chile son realmente los primeros en entrar a la mesa de discusión, claramente el primer hito no es el dialogo con las comunidades como dice el Presidente, sino una ingeniería que beneficia a SQM. Esto queda explícito, debido a los vínculos directos de Máximo Pacheco, presidente ejecutivo de Codelco con SQM, el cual no es el único posible conflicto de interés que se presenta en la triangulación armada por el Gobierno.
Una nueva gobernanza con respecto a la minería nacional no puede partir repitiendo los daños que le ha hecho a Chile la desnacionalización del Cobre ni tampoco de un dialogo privilegiado con Ponce Lerou, que perpetua el control del litio en manos de este grupo de interés. Son demasiados los silencios de la propuesta del Gobierno expuesta el día de ayer. Defender una posición que beneficie al desarrollo de Chile debe partir desde un nuevo modelo de desarrollo con licitaciones transparentes, públicas y con participación de las y los trabajadores.
Los términos de las concesiones deben estar atravesadas por un dialogo directo con el mundo del trabajo. Lo mismo con el debate sobre el royalty minero, su discusión no pasa sólo por la negociación con el gran empresariado, una correlación de fuerza positiva se construye sumando actores y no restando. La influencia en La Moneda de los grupos como SQM, de alto cuestionamiento social, es consecuencia directa de nuestra exclusión en el debate y planificación de un verdadero plan estratégico nacional para el litio.
La ausencia de las y los trabajadores en el discurso de ayer no deja de ser preocupante. No hay posibilidades de una estrategia nacional para el litio sin que las y los trabajadores seamos parte de su elaboración. Será nuestra fuerza de trabajo la que cree las posibilidades de un crecimiento económico, la discusión sobre las condiciones laborales en la “colaboración virtuosa”, sólo es posible si no se reproducen prácticas perjudiciales para el mundo del trabajo en otras áreas de la economía nacional como, por ejemplo, las subcontrataciones en la extracción del cobre.
Las y los trabajadores de Chile también somos parte de la comunidad, y un grupo de interés en el debate en torno a nuestra soberanía nacional. Tampoco puede quedar ausente de la discusión el sustrato real de la disputa geopolítica que se esconde detrás de la transición energética. Es importante impulsar una política de diálogo con nuestros vecinos del llamado “triángulo del litio” que nos fortalezca en los procesos de negociación con el mundo privado extranjero. El “virtuosismo” de la relación y la “chance” de hacer las “cosas bien” depende también de ello.
Es importante esclarecer cuáles serán las cláusulas que debatiremos como país soberano frente a sus recursos y sus decisiones para garantizar la participación en el ciclo productivo, la creación de valor agregado y el cuidado medioambiental. Hay claridad frente a la necesidad global de transicionar hacía energías más sustentables, pero el cómo se realiza esta conversión no puede quedar por fuera de la participación de los creadores del valor.
El compromiso de avanzar en una investigación tecnológica que minimice el impacto en los ecosistemas de los salares no debe quedar en la retórica de la intencionalidad. Es fundamental vincular la inversión extranjera de forma directa por medio de fondos a la investigación, la cual debe ser pública y autónoma de los intereses del capital foráneo. Toda explotación de recursos genera impacto ambiental, por lo que es fundamental que los fondos de inversión vehiculicen una política de reparación y financiamiento de zonas protegidas para el resguardo de nuestra biodiversidad nacional.
Impulsar una política económica nacional que sea parte de este proceso debe estar acompañada de un plan de desarrollo industrial que no sólo nos ponga a la vanguardia de la producción litífera, sino también del avance tecnológico que acompañará esta transformación global. El primer hito de la Estrategia Nacional no puede ser la exclusión, no hay desarrollo posible sin las y los trabajadores de la patria. Apoyamos las medidas que significan un avance para el país, y esperamos la inclusión inmediata de la voz de las y los trabajadores en el debate público de nuestra soberanía nacional.
Horacio Fuentes, subsecretario nacional de la CUT y presidente de Industrial Chile CONSTRAMET
Roberto Lobos, encargado de Estudios de Fundación Plebeya