Nuevamente esa elite

  • 14-06-2023

Una vez más los trabajadores, sus organizaciones quedan debajo de la mesa en la nueva propuesta de Gabriel.

Un poco de historia.

No es nuevo que los partidos políticos en sus orígenes provengan de la elite. La izquierda sabe de este asunto también. Allende provenía de un sector acomodado y con educación. Pero en este caso, y dado su corto recorrido en la política chilena, la foto nos muestra a una nueva generación que conduce el gobierno donde todos ellos lo hacen desde la academia.

Aquello no es malo, no es señal precaria no condenable, pero a todas luces insuficiente por excluyente, porque margina.

La derecha tampoco está marginada en este asunto. El gremialismo nacido en la Universidad Católica, los fiducianos, el opus dei, los licenciados en la escuela de chicago a dos idiomas. Ellos los que colocan la música para nuevos bailarines ex concertacionistas, o inventores de entelequias como los amarillos.

Provenir de la calle es historia.

En ese lugar entre marchas y pancartas se acumula la fuerza necesaria para los cambios. Esas son las razones y no otras. Ya conocemos el miedo que provoca en la derecha el ruido en el asfalto. Entonces recuerdan que existe la limosna y claman ayuda para la paz social. Gabriel firmó.

No han sido muchas las ocasiones en que la clase trabajadora o los actuales esclavos del reteil quedan fuera de la propuesta para construir partidos políticos. Una alocución del presidente bastó para que la historia posiblemente cambie en los próximos años convirtiendo al Frente Amplio en un solo partido. Lo que dejaría sin nombre a RD/FRVS/COMUNES/CS y los otros.

Es evidente que el PS y el PC mantendrán sus principios, intereses y los colores de sus banderas. El PDC/PPD/PR ya habitan el purgatorio. En política las apuestas, los pronósticos, las elucubraciones son malas.

Hay ocasiones donde los números hacen la desconocida. Sólo mencionar el resultado del plebiscito de salida en septiembre y quedamos despejados de la duda. Nada nos sorprendió de la derecha que se aferró a la bandera y salió a predicar la palabra del general y la paz de los cementerios.

Nadie puede negar el asombro que provoca que la extrema derecha, ese revoltijo entre kkk/goering/kast se haya instalado temporalmente entre tantos millones de chilenos. Muchos no lo vieron venir.

Un gobierno con dos almas quedó en las manos de la extrema y la conocida derecha chilena. El programa en el suelo desteñido y donde las urgencias van quedando postergadas.

Nadie puede negar la necesidad de un frente político duro, consistente y de clase para enfrentarlos. Kast trabaja consistente para llegar a ser presidente, sabemos que no lo será, pero dejará ya instalado la herencia del pinochetismo que muchos se niegan a matarlo. Alguna vez se escuchó el grito de mueran los intelectuales, viva la muerte mientras el viejo Unamuno decía que habían ganado pero no convencido.

Es trabajo formar un amplio frente para dar la batalla y ganarle a la derecha. Pero sin dudas existe la voluntad y las puertas de los sindicatos están abiertas para que así suceda.

O es de clase o no lo es.

No es suficiente que Gabriel sostenga que recién en el cuarto aniversario de su partido CS anuncie que es el último. Entonces sus militantes que no conocen a sus dirigentes, a los que nunca los visitan, a los que los llaman para las elecciones, a los que el centralismo democrático es sencillamente una idea o una palabra, quedan asombrados, alguien predice el futuro y quedan abajo millones de chilenos sin conocer el número de su suerte.

Los frentes populares, democráticos, progresistas o anti lo que sea, deben nacer desde las bases, de no ser así no tienen sentido y son sencillamente aparatos para batallas de corta duración. No son válidos, no logran empaparse de la historia y sencillamente nacen del interminable miedo a lo que viene porque sencillamente no han conocido el miedo.

Esta nueva generación no conoce el dolor de los viajes al cementerio, no han ido a enterrar a ninguno de sus camaradas. Ese sufrimiento que dura eterno no lo han aprendido. Válido frente a la estatua de Allende pero insuficiente en la comprensión de la historia.

Y no se trata tampoco de asuntos para valientes, sencillamente la historia o se cambia desde la perspectiva de clase o siguen arrastrándose los proyectos elección tras elección. Y cuando es sorprendida por alguna luz al final del túnel, entonces se les arrebata su recorrido y entre cuatro paredes se dibujará en una mesa coja el nuevo mapa con su respectivo trazado y pactado.

Sabemos que los nuevos tiempos necesitan de actores diferentes, también de una forma de hacer política diferente a la conocida. Lo extraño es que la nueva generación sigue el mismo camino, el oficio de las puertas cerradas ya no nos asombra.

Y los maestros rurales, los pescadores de Chonchi o Dalcahue, o los pirquineros o los trabajadores de las ferias libres quedan nuevamente asombrados con el mensaje de una nueva Arca de Noe, que nacerá para ayudar a escampar de la lluvia lanzada entre el agua y el azufre de la extrema derecha.

La falta de participación entonces debe nacer desde el sindicato.

Son los trabajadores los que se organizarán para las batallas por venir, porque llegarán batallas, no como Las Termopilas, pero sencillamente para defender la esquiva y pequeña democracia que nos toca compartir.

No es buena la propuesta si se hace entre cuatro paredes sin la participación del movimiento popular. Si así fuera cabe preguntarse para que tantos millones de hombres y mujeres en la calle si sus urgencias se convierten en papeles amarillos hasta los siguientes anuncios.

Una vez más la soberbia aparece como lo irresistible, esa verdad que no es ni tanto ni llega más allá tampoco. Nada más terrible que abandonar la memoria tantas veces vapuleada y ahora a reglón seguido una vez más y con fecha de vencimiento.

Traicionados y con aviso anticipado de que así será.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

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