La lepra, una cruel enfermedad infecciosa y crónica que afecta principalmente a la piel y al sistema nervioso periférico, es causada por el bacilo Mycobacterium leprae, y se contagia de persona a persona, principalmente a través de la exposición y aspiración prolongada de las micro gotas de respiración o fluidos orgánicos de la boca y la nariz del portador suspendidas en el aire.
La lepra es común en muchos países del mundo incluyendo la India, Brasil e Indonesia. También se encuentra en los climas templados, tropicales y subtropicales. La enfermedad nunca fue del todo erradicada en el país norteamericano, aunque en la actualidad afortunadamente tiene cura.
La investigación, publicada en el número de agosto del Centro de Control y Prevención de Enfermedades (un organismo del Gobierno de Estados Unidos) ha puesto sobre aviso a los habitantes de La Florida, especialmente los de la zona central, donde se concentró casi la quinta parte de los 159 nuevos casos de lepra notificados desde 2020 en todo el país.
De acuerdo con los investigadores Aashni Bhukhan, Charles Dunn y Rajiv Nathoo, hay una mayor incidencia de casos de lepra que carecen de los factores de riesgo tradicionales, lo que contribuye a aumentar la evidencia de que esa enfermedad “se ha vuelto endémica en el sureste de los Estados Unidos”.
“Históricamente, la lepra ha sido poco común en los Estados Unidos. La incidencia alcanzó su punto máximo alrededor de 1983, sin embargo, desde la década de los 80 hasta el 2000 se produjo una reducción drástica en el número anual de casos documentados, afirman los investigadores. Pero hace una década la incidencia comenzó a crecer de nuevo.
Ahora, no obstante, la particularidad es que han disminuido los casos en los que el enfermo es una persona nacida en un país extranjero con incidencia de lepra y también los casos que se deben a factores de riesgo como el contacto con animales -como un tipo de armadillos, entre otros- que transmiten la lepra, también llamada Enfermedad de Hansen.
Los investigadores ponen como ejemplo el caso de un hombre de 54 años que vive en el centro de Florida al que se le diagnosticó lepra y ha recibido tratamiento para la enfermedad.
“El paciente negó cualquier viaje a nivel nacional o al extranjero, no tuvo exposición a armadillos ni contacto prolongado con inmigrantes de países endémicos de lepra o conexiones con alguien que se sabe que tiene lepra. Ha residido en el centro de Florida toda su vida, trabaja en jardinería y pasa largos períodos de tiempo al aire libre”, señalan.
En 24 países de América Latina se notificaron casos de lepra en los últimos años, algunos con más de 100 casos por año: Argentina, Bolivia, Colombia, Cuba, Ecuador, México, Paraguay, República Dominicana, Venezuela y Brasil. Éste último concentra el 94% de los casos de toda la región. El control de la lepra ha mejorado mucho gracias a la detección de los casos y a las campañas de concientización llevadas a cabo en varios países donde la enfermedad es endémica.
El diagnóstico temprano y el tratamiento multi medicamentoso son elementos clave para eliminar la enfermedad. Como decíamos, hoy la lepra es curable con un tratamiento a base de dapsona, rifampicina y clofazimina, una combinación de medicamentos que mata al agente patógeno, detiene su transmisión y cura al enfermo. Sin embargo, en aquellos casos en que los pacientes no son tratados, la temible enfermedad es capaz de causar lesiones progresivas que pueden llegar hasta la ceguera y discapacidades de diverso orden.