Día del Sobregiro de la Tierra: cuando el planeta ya no da más

Esto significa que estamos consumiendo de manera insostenible y que si, como Humanidad, tuviéramos que depender exclusivamente de lo que el planeta puede generar al ritmo de sus ciclos naturales, este 2 de agosto se nos hubiesen acabado los recursos.

Esto significa que estamos consumiendo de manera insostenible y que si, como Humanidad, tuviéramos que depender exclusivamente de lo que el planeta puede generar al ritmo de sus ciclos naturales, este 2 de agosto se nos hubiesen acabado los recursos.

Suena apocalíptico, pero no lo es. Es real. El sobregiro de la Tierra significa que los seres humanos estamos utilizando más de lo que la naturaleza provee en un año y de seguir esta tendencia necesitaríamos tres cuartos de planeta más para satisfacer esa demanda. Pero, ¿cómo se llega a esa certeza? A través de un cálculo consistente en dividir la biocapacidad de la Tierra entre la huella ecológica mundial (es decir, la presión que la actividad humana ejerce sobre las tierras de cultivo, las de pastoreo, las forestales y las edificadas, además de las zonas de pesca) y el resultado multiplicarlo por 365, es decir, la totalidad de los días del año.

Las causas del sobregiro de la Tierra son varias, pero las más importantes son el crecimiento desmedido de la población mundial y un sistema de consumo excesivo de bienes y servicios, entre otros. El caso es que los seres humanos estamos agotando los recursos naturales del planeta y los niveles de calidad de vida empezarán a declinar hacia el año 2030 a menos que se tomen medidas inmediatas. Existen dos tipos de recursos naturales: renovables y no renovables. Los primeros son inagotables, como la radiación solar, o su renovación es relativamente rápida, como es el caso de la biomasa.

Los no renovables son aquellos recursos que existen en la naturaleza de manera limitada porque su regeneración implica el paso de muchos años, como, por ejemplo, los minerales y los combustibles fósiles —petróleo, gas natural y carbón. El año pasado, por ejemplo, la Humanidad terminó con el capital natural disponible para los 365 días del año en poco más de 200 días, según advirtió el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF). Eso quiere decir que a partir del 28 de julio del año pasado, los recursos naturales ya entraron en números rojos, con la humanidad estando en deuda con el planeta debido a su consumo excesivo. Y este año el fenómeno se repite.

La Global Footprint Network es una organización que desde 1971 investiga cómo establecer  los límites naturales de la Tierra. En un estudio reciente, señala que todavía estamos a tiempo de revertir esta situación: si retrasásemos el día de la sobreexplotación del planeta a 4,5 días cada año, hacia 2050 volveríamos a vivir un equilibrio entre el consumo y la producción de los recursos naturales.

Desde luego que el consumo incontrolado de los recursos naturales trae consigo importantes efectos medioambientales, económicos y de salud, entre otros. Entre los primeros está la desaparición de los hábitats necesarios para la flora y la fauna y, por tanto, la extinción de especies. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) señala que, en la actualidad, más de 42.100 especies están en peligro de extinción, lo que quiere decir que el 28 % de las especies conocidas hasta hoy están amenazadas. En cuanto a los perjuicios económicos, la FAO (Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura) ha indicado que el 33 % de los suelos del planeta presenta una degradación que va de moderada a alta, y más del 90 % de ellos podría degradarse hacia 2050.

Obviamente, si la erosión de suelo fértil continúa al mismo ritmo que hasta ahora, inevitablemente los precios de los productos agrícolas se volverán exorbitantes. Y el riesgo para la salud está directamente relacionado con el cuidado de los bosques, porque con su reducción (como sucedió en la Amazonía brasileña durante el gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro),   habrá menos CO2 en el aire y, por lo tanto, más contaminación del aire. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), casi toda la población mundial (99 %) respira un aire que supera los límites de calidad recomendados por la propia organización, siendo los países de renta baja y media los que sufren las mayores consecuencias de de esta polución ambiental.

Los expertos recomiendan algunas medidas prácticas y fáciles de seguir para ayudar a evitar el sobregiro del planeta. Por ejemplo, reducir el consumo de carne y alimentos procesados, porque una alimentación saludable ayuda al individuo y al planeta. También se considera de ayuda bajar el consumo de la energía eléctrica, apagar las luces así como los aparatos electrónicos que no sean necesarios y también algo que, por obvio, muchas veces olvidamos: proteger los elementos naturales de nuestro entorno, sobre todo cuidar el agua. Y por último pero no menos importante:   cambiar nuestros hábitos de movilidad, dejar más el coche y menos la bicicleta o, simplemente, darnos espacio y tiempo para caminar.





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