Cencosud se "equivocó" por incompetencia de sus asesores

  • 07-09-2023
En las últimas semanas la prensa de derecha, la misma que adorna las noticias para no incomodar a los grupos económicos, ha publicado que Cencosud, el mandamás de los malls, ha “reformulado” (sic) su megaproyecto inmobiliario, a ejecutarse en su terreno de 2 hectáreas localizado en la esquina de las avenidas Kennedy y Padre Hurtado, comuna de Vitacura. Debemos tener presente que esta comuna se creó durante el gobierno de Aylwin y que su territorio formaba parte de la comuna de Las Condes.

Para que la opinión pública conozca la verdad de esta “reformulación”, manifestamos que el Plan Regulador Comunal (PRC) de Vitacura fue publicado en diciembre de 1999 en el Diario Oficial y días antes de su vigencia, un particular muy bien informado, Carlos Celle, ingresó en la dirección de obras municipales (DOM) de Vitacura una solicitud de anteproyecto para ese sitio, y como no estaba vigente ese PRC en Vitacura, astutamente se acogió a las permisivas normas de edificación contenidas en el PRC de Las Condes. Meses después, el DOM de Vitacura otorgó el respectivo permiso de edificación con las normas de Las Condes, en el cual, entre otras cosas, se consideraba una torre de equipamiento de 54 pisos y otras tantas edificaciones.

En el año 2010, esa persona le vende el terreno y el permiso en un precio sumamente alto a Cencosud, considerando que la regulación urbana en Vitacura era bastante más restrictiva que la reflejada en dicho acto administrativo. Cencosud, asesorado con el arquitecto José Ramón Ugarte, estaba feliz de la vida, pesar del impropio precio pagado, porque con su inmenso proyecto que contemplaba una inversión de US$ 300 millones, iba a obtener ingentes ganancias.

Cencosud y su equipo de consejeros desconocían que este tipo de permisos tienen una vigencia de 3 años, lo que se menciona en la Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones (OGUC) y como no se habían ejecutado oportunamente las obras preliminares respectivas en ese período, a solicitud de comunidades del sector, años después, la fundación Defendamos la Ciudad le hizo notar a Vitacura y al Minvu que tal permiso estaba caducado. Lo mismo se le representó a la Contraloría General de la República.

En vista de ello, la proba titular de la DOM de Vitacura procedió a declarar la caducidad automática y de pleno derecho del aludido permiso, lo que fue impugnado por Cencosud en la Contraloría, reclamo naturalmente no aceptado por el ente fiscalizador. Transcurrió el tiempo y con una amañada solicitud de Cencosud otra funcionaria municipal actuando como DOM, nuevamente caducó el permiso, motivo por el cual esa empresa recurrió a los tribunales de Justicia. La Corte de Apelaciones de Santiago rechazó la pretensión de Cencosud de que ese permiso cursado hacer 23 años mantuviera su vigencia (sic).

Ante esa lapidaria sentencia, Cencosud recurrió, con el abogado Arturo Fermandois, ante la Corte Suprema esperando el milagro de que esta instancia superior acogiera su burlesca petición. En días recientes se supo que esa empresa se había desistido, pues sabía que carecía de argumentos para revertir la sentencia anterior. Vemos entonces, que Cencosud desperdició muchos años en vanas gestiones intentando de obtener ventajas comerciales.

En síntesis, en este episodio el único ganador fue el ingenioso especulador Carlos Celle, quien le vendió a Cencosud el terreno con un permiso caducado y si Cencosud hubiera hecho en el año 2010 una apropiada due diligence, habría negociado con el vendedor para que la transacción comercial hubiera sido por un precio menor, luego, con un precio de mercado y hace 13 años ya habría solicitado un permiso con la altura de 12 pisos, la permitida en Vitacura, y su mall con menos m2 construidos, ya estaría operando.

Así las cosas, la “ambición rompió el saco” y en los próximos días los hijos de Paulmann, ya que el papá está retirado, ingresarán en la DOM de Vitacura una solicitud de permiso para invertir US$ 120 millones en un mall más chiquitito.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

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