Nuevo caso de abuso en colegio de los Legionarios de Cristo: el denunciante es hijo del presidente de la CPC

En una carta dirigida a su familia, a la comunidad de colegios de los legionarios y a "todos a los que mi testimonio pueda servir”, Martín Mewes detalló los efectos de la situación que habría vivido en el Colegio San Isidro de Buin.

En una carta dirigida a su familia, a la comunidad de colegios de los legionarios y a "todos a los que mi testimonio pueda servir”, Martín Mewes detalló los efectos de la situación que habría vivido en el Colegio San Isidro de Buin.

A fines de agosto, la comunidad de los Legionarios de Cristo sufrió un importante remezón, luego de que se diera a conocer que un exalumno del colegio San Isidro (Buin), denunció abusos sexuales por parte de un sacerdote de la congregación.

De la acusación, relacionada a hechos que habrían ocurrido entre 1999 y 2001, no se conocían detalles hasta que el propio denunciante difundió una extensa carta.

La víctima, que hoy tiene 34 años, es Martín Mewes Achondo, hijo de Ricardo Mewes Schnaidt, exlíder de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo (CNC) y actual presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC).

En la misiva, dirigida a su familia, a la comunidad de colegios de los legionarios y “para todos a los que mi testimonio pueda servir”, Martín Mewes señala que hasta 2022 vivió en Estados Unidos, época en la que abusaba del alcohol, por lo cual, al regresar al país, su esposa le sugirió buscar ayuda profesional.

Según detalla, en las sesiones de terapia “empezaron a aparecer recuerdos; imágenes de mí siendo niño, en una sala en mi colegio, con dos personas más. Un cura que recuerdo perfectamente, Luis Francisco González, y otro que siempre intuí que era el padre Daniel Reynolds, ambos pertenecientes a la congregación de los Legionarios de Cristo. Cuando vi su nombre en una denuncia reciente, se me removió todo, me dieron ganas de vomitar y mi sospecha se hizo más real”.

Finalmente, señala, “mi psicóloga me ayudó a nombrar lo que para mí era una sospecha. Dijo: ´Lo que viviste fue una situación de abuso’. En ese minuto confirmé lo que siempre había creído. Había sido abusado”, hecho que ocurrió cuando tenía entre 10 y 12 años y era acólito. Según rememora, “a esa edad mi personalidad cambió en manera radical. Al parecer, pasé de ser un niño muy alegre y cariñoso, a un niño muy retraído, malhumorado, bajé un montón las notas y mi actitud frente a todo lo relacionado con la religión cambió abruptamente y empecé a llevar la contra en todo lo que se refería a la iglesia”.

Ante ello, decidió no hacer la primera comunión ni confirmarse, lo que, añade, le significó una serie de hostigamientos de parte del sacerdote Daniel Reynolds. Asimismo, recuerda que cuando comenzaron los rumores sobre los abusos sexuales cometidos por el fundador de los legionarios, el mexicano Marcial Maciel, la respuesta del colegio a los alumnos era que “esta noticia es falsa, es sólo el diablo que quiere hacerle daño a la iglesia”.

Sin embargo, “un poco después de lo de Maciel, en el colegio comenzó el rumor de que al padre Luis Francisco González, el mismo que había abusado de mí, había sido visto en prácticas sexuales inusuales. Creo que lo único que supimos fue que, al poco tiempo, a este cura lo mandaron fuera del país y nunca más nadie supo de él”.

Luego de relatar una serie de consecuencias que tuvo en su personalidad el abuso del que fue objeto, precisa que “no sé si es habilidad de los curas, de los Legionarios en particular o, bien, de un abusador en sí, pero te hacen sentir débil, sucio, culpable, traicionado, con rabia, con impotencia. Sientes que no vales nada. Empiezas a dudar si efectivamente pasó, si le estoy poniendo color o si habrá sido realmente tan grave, proceso que te va comiendo la cabeza”.

Ante todo lo vivido, indica que es necesario cuidar a los niños y expresa su rabia respecto de la forma en que la Iglesia Católica ha manejado los casos de abusos, preguntándose: “¿Cómo se van a salir de nuevo con la suya? ¿Cuánto poder tienen realmente? ¿Cómo va a ser esto tan injusto para las víctimas? ¿Cómo no van a ser capaces de hacerse cargo? ¿Hasta cuándo van a seguir escondiendo cosas? Creo que es muy importante informarse, principalmente quienes tengan contacto con los legionarios, de cómo fue formada esta congregación”.

La respuesta de los Legionarios de Cristo

El encargado de responder a los emplazamientos de Mewes fue el director territorial de los Legionarios de Cristo, Gabriel Bárcena, quien a través de un comunicado público, indicó que: “Al leer la carta, es imposible mantenerse indiferente ante el sincero testimonio expresado, el que nos moviliza como personas y como institución. Nos duele profundamente que alguien, que fue miembro de nuestra comunidad educativa, esté sufriendo y nuestro deseo es acogerlo, acompañarlo y aclarar lo que ha sucedido”.

De acuerdo al sacerdote, como movimiento están “comprometidos con la verdad y queremos actuar en consecuencia”. Por eso, dice, además de activar sus protocolos, los antecedentes fueron llevados al Ministerio Público, tras la denuncia presentada ante el Departamento de Prevención de Abusos de la Conferencia Episcopal de Chile.

“Una de las personas mencionadas en la denuncia y en la carta, Luis Francisco González López, vive fuera de Chile, y dejó el ministerio sacerdotal en 2017. La otra persona, mencionada secundariamente, es el P. Daniel Reynolds, quien actualmente no ejerce ninguna actividad pastoral en colegios o con menores de edad. Es importante aclarar que el P. Daniel Reynolds llegó a Chile por primera vez en febrero 2005, tres años después de la fecha de la situación de abuso denunciada, que habría ocurrido entre 1999 y 2001″, aseguró Bárcena, además de abrir un correo electrónico para quien quisiera aportar antecedentes.





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