El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos acusó a Israel y al Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) de perpetrar acciones en el marco de su actual conflicto que serían constitutivas de crímenes de guerra y ha reclamado el fin inmediato de la violencia para tratar de “buscar una alternativa a esta carnicería”.
Desde el inicio de la ofensiva israelí como respuesta a los ataques perpetrados por Hamás el 7 de octubre, “ningún sitio es seguro” en Gaza, por lo que la portavoz del Alto Comisionado, Ravina Shamdasani, ha criticado que el Ejército de Israel haya pedido a la población gazatí que abandone ciertas zonas al tiempo que mantiene un férreo bloqueo que impide no sólo la entrada de suministros en la Franja sino también la huída de la población.
El traslado forzoso de ciudadanos, advirtió, representa un crimen de guerra, al igual que también lo puede ser bombardear de forma indiscriminada zonas densamente pobladas o instalaciones protegidas y ejercer una suerte de “castigo colectivo” sobre el conjunto de la población, que vive ya sometida a una “catástrofe humanitaria” sin comida, electricidad, combustible y agua.
“La falta de combustible lleva al cierre de hospitales y panaderías. La gente termina en refugios en condiciones cada vez más duras, saturados, sin apenas saneamiento y bebiendo agua en mal estado, lo que acerca el fantasma de que haya brotes de enfermedades”, ha señalado este viernes la portavoz.
Shamdasani pidió además el fin del lanzamiento de “ataques indiscriminados” contra territorio israelí, al tiempo que ha reclamado la liberación “inmediata e incondicional” de todos los civiles secuestrados por Hamás. “La toma de rehenes también es un crimen de guerra”, ha remachado.
El Alto Comisionado, Volker Turk, abogó por trabajar en favor de la paz, para lo cual es necesario un cese inmediato de los combates que requiere que “todos aquellos actores con influencia negocien”.