Palestina y el control mediático

  • 31-12-2023

Haré dos afirmaciones ya difundidas y utilizadas en diferentes conflictos bélicos, que sólo se entienden como una constatación y no como parte de la desinformación global a la que nos someten y se intensifica cada vez que hay una disputa bélica.

La primera afirmación es; en todo conflicto militar se impone una narrativa que atenta en contra de la verdad, la cual omite y/o tergiversa acontecimientos, oculta motivaciones y ataca a la libertad de expresión.

La segunda aseveración es; los medios de comunicación crean una realidad que deja a la audiencia sin un relato íntegro y plural que le permita construir una opinión fundada.

Terminamos el 2023 e iniciamos un nuevo año observando como la prensa ha tenido un rol fundamental en la instalación de la narrativa propagandística de Israel, relato que ha logrado mantener a la sociedad desprovista de información sobre lo que sucede en Gaza y Cisjordania.

Israel ha cerrado Gaza y Cisjordania como lugares de reporteo, ha impedido el trabajo de profesionales de las comunicaciones; restringido voces de condena y resituado el conflicto estableciendo su origen en las resistencias a la ocupación y no la ocupación; promueve noticias falsas, es decir, fomenta la desinformación a través de mentiras y aplica el silencio anulando las informaciones que emanan de Palestina.

Paso a detallar mis aseveraciones:

Desde el pasado 7 de octubre del 2023, se cerraron como espacios de reporteo Gaza y Cisjordania, se ha impedido el trabajo de profesionales de las comunicaciones, se impide a la prensa internacional ingresar a Gaza, se asesina a reporteros, se cancela a periodistas locales. Más de cien profesionales de las comunicaciones han sido asesinados los últimos 80 días.

Se han coartado voces de condena a los crímenes del Estado de Israel, se desacreditan denuncias independientes al interior de Gaza, incluso las originadas en Israel. Toda voz crítica es asociada a Hamás, toda crítica política se disuelve calificándolo como un juicio religioso, encapsulando los alcances de la ocupación.

Se resitúa el conflicto colocando como origen las resistencias a la ocupación y no la ocupación, el primer filtro para publicar es que los entrevistados expresen su condena a Hamás y a toda resistencia violenta, omitiéndose los 75 años de ocupación, el origen de esa invasión y la legitimidad de que todo pueblo se resista a un Estado ocupante.

Prevalece un discurso que deshumaniza a los palestinos, estableciéndose en los medios una supuesta neutralidad hacia la masacre en Gaza; es así como a los ataques indiscriminados en contra de la población civil, se le llama asedio; a este genocidio, guerra de Israel contra Hamás y se minimiza que, en su mayoría, las personas muertas son niñas y niños, mujeres y ancianos.

¿Los medios de comunicación son neutros, incluso cuando existente un consenso internacional de que se esta cometiendo un genocidio? ¿Tienen responsabilidad social los medios de comunicación? ¿Los medios de comunicación mantienen un discurso pro – derechos humanos en todos los conflictos bélicos? ¿Quiénes son los dueños?

Es reiterado el uso de noticias falsas para justificar las conductas genocidas del Estado Israel, ejemplos, son variados, sólo mencionaré la noticia que difundió una periodista de Israel que aseguraba que 40 guaguas fueron decapitadas por Hamás y el ataque al hospital Al-Ahli, en la Ciudad de Gaza, que dejó más de 500 muertos, en donde Israel acusó a la resistencia gazatí. Información amplificada por líderes mundiales de occidente y periodistas, algunas/os con reputada trayectoria en Chile.

Hoy, mientras Israel continua con los bombardeos y el ataque terrestre en contra de Gaza y Cisjordania, los medios de comunicación masiva de occidente han sacado de sus parrillas noticiosas la ocupación del Estado de Israel, se promueve un silencio que sólo es interrumpido para dar paso al drama humanitario que viven los gazatíes, ignorándose que la tragedia de las y los palestinos es producto de las acciones militares israelíes.

Somos víctimas de mecanismos de propaganda que afectan nuestra capacidad de asombro, nuestro derecho a tener los antecedentes adecuados para asumir posturas adecuadas, somos observadores de un genocidio, de una masacre, un exterminio y los Estados occidentales no sólo obstaculizan y/o prohíben las manifestaciones en solidaridad con Palestina, también establecen un cerco informativo que nos deja a merced de una manipulación de narrativas e imágenes que invierten la trama: el agresor pasa a ser víctima y el mártir pasa a ser el verdugo.

Finalizo esta columna expresando mi admiración por las y los profesionales de la prensa que están en Gaza, quienes, a través de un periodismo ético y comprometido, nos permiten saber meridianamente en qué lugar de la historia debemos estar.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

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