Más de cinco millones de electores catalanes están llamados a votar este domingo 12 de mayo, aunque toda España seguirá con atención el escrutinio de las urnas porque los resultados de las elecciones al Parlamento de Cataluña pueden ser cruciales para el futuro del Gobierno del Estado que dirige el socialista Pedro Sánchez.
Su compañero de partido, Salvador Illa, es el favorito en todas las encuestas para imponerse en los comicios catalanes, aunque necesitaría un acuerdo con alguna de las dos grandes formaciones independentistas, Junts y Esquerra Republicana de Catalunya, para convertirse en el nuevo presidente de esta región situada al noreste del país.
Illa, que fue ministro de Sanidad durante los aciagos meses de la pandemia, no lo tendrá fácil, porque tanto Junts como Esquerra solo contemplan un “govern” catalán liderado por sus candidatos. Esa disputa entre las dos formaciones independentistas complica también la posibilidad de un pacto entre ellas si consiguen mayoría suficiente para gobernar. Por eso algunos analistas pronostican que las elecciones de este domingo dibujarán un escenario de bloqueo e ingobernabilidad en Cataluña que conducirá a una repetición electoral.
Puigdemont, en espera de la amnistía
Carles Puigdemont, el presidente de Cataluña que proclamó la fallida independencia en 2017 y desde entonces vive en Bélgica como prófugo de la justicia española, es el candidato de la formación independentista Junts con el único objetivo de recuperar la presidencia del gobierno catalán.
“Mi compromiso es que, si soy candidato a la investidura, dejaré el exilio definitivamente”, dijo en marzo cuando anunció que se presentaba a los comicios.
El año pasado, Puigdemont arrancó a Pedro Sánchez el compromiso de impulsar una ley de amnistía a cambio del apoyo que el socialista necesitaba para revalidar la presidencia del Gobierno de España. Además de Puigdemont, la ley de amnistía beneficiará a más de 300 políticos y activistas independentistas con causas pendientes por el denominado “procés” secesionista.
La amnistía inició su tramitación parlamentaria en marzo y puede quedar aprobada definitivamente para el próximo 30 de mayo. Por lo tanto, si Puigdemont tuviera los apoyos para presentarse a la investidura como nuevo presidente de Cataluña, podría hacerlo sin causas pendientes con la justicia por la entrada en vigor de esta medida de gracia.
Un panorama complejo para alcanzar pactos
Sin embargo, la ley de amnistía no es suficiente para que Puigdemont —que es segundo en los sondeos— pueda volver a ser presidente de Cataluña: necesitaría el respaldo de sus antiguos socios de Esquerra Republicana, el partido del actual presidente catalán, Pere Aragonès.
Aragonès, que durante la campaña ha dirigido todo tipo de reproches a Puigdemont porque se disputan el liderazgo de un sector soberanista en retroceso electoral. La suma de Junts y Esquerra Republicana no alcanzará el 40% de los votos, y quedará lejos de la mayoría absoluta, según las encuestas.
Con esta aritmética se abriría otra posibilidad de gobierno: un pacto entre formaciones de izquierdas, que sume a los socialistas de Illa, a los republicanos de Aragonès y a los “comunes”, el partido de la exalcaldesa de Barcelona Ada Colau, que presenta como candidata a Jéssica Albiach.
Tanto socialistas como independentistas se han comprometido a no pactar con las fuerzas ultraderechistas, que pueden ganar peso en estas elecciones. Además de Vox, partido españolista que carga contra migrantes extranjeros y los secesionistas, las encuestas pronostican que consiga representación en el “Parlament” la formación Aliança Catalana, cuyo discurso es tan contrario a la migración como el de Vox, aunque lejos de defender la unidad de España, esta candidatura liderada por la joven Sílvia Orriols aboga por la independencia y una “Cataluña para los catalanes”.