Personal de la Brigada de Homicidios (BH) de la Policía de Investigaciones (PDI) halló los restos de dos personas que Hugo Bustamante, actualmente cumpliendo pena de presidio perpetuo por el homicidio de Ámbar Cornejo, asesinó en 1996, crimen que quedó al descubierto luego de que confesara su autoría en el marco de una investigación periodística publicada por Ciper Chile.
De acuerdo a lo informado por el subprefecto Víctor Salazar Ferrada, jefe de la BH, los cuerpos en condición esquelética estaban a unos “3 a 4 metros del lugar donde fue asesinada Ámbar”.
“Ambos cadáveres estaban en condición de reducción esqueléticas, son cadáveres contemporáneos, con data aproximada de 30 años, es por ello que hay que hacer las pericias correspondientes en el Servicio Médico Legal para confirmar identidades”, dijo Salazar.
Lo anterior confirmó que “la información que entregó el señor Bustamante es correcta, los peritos georreferenciaron el sector y es el lugar físico que correspondía a su inmueble particular, en el sector del patio, donde se realiza este hallazgo en horas de la tarde”.
Agregó que el uso de una retroexcavadora facilitada por el municipio permitió avanzar con rapidez y poder operar sobre el punto georreferenciado y dar con las dos víctimas.
El fiscal de Villa Alemana, Osvaldo Basso, comentó por su parte que las osamentas deben ser sometidas a pruebas de ADN para confirmar identidades y data de muerte, por lo que serán trasladadas hasta el Servicio Médico Legal en Santiago.
Según la publicación de Ciper Chile, las víctimas fueron identificadas como Elena Hinojosa y su hijo Eduardo Páez, a quien Bustamante conoció en la cárcel en la década de los noventa.
Hugo Bustamante cumple condena a presidio perpetuo por el homicidio de la adolescente, pero antes de eso, en 2005, ya había sido condenado a 27 años de presidio por el doble homicidio de Verónica Vásquez (49) y su hijo, Eugenio Honorato (9), también en Villa Alemana.
Los cuerpos de ambos los ocultó en un tambor, el que luego enterró, por lo que fue llamado desde entonces como el “asesino o psicópata del tambor”.