La semana pasada se votó en la Cámara de Diputados y Diputadas el proyecto que modifica la Ley Antidiscriminación, más conocida como Ley Zamudio. y, en contra de lo esperado de una sociedad que desea avanzar hacia mayor inclusión e igualdad, fue rechazada con 63 votos a favor, 69 en contra y 13 abstenciones. ¿Está todo perdido? No.
El proyecto pasa ahora a una comisión mixta para su revisión tras la cual deberá entregar un informe final. Un texto que, por cierto, había sido aprobado por el Senado en el año 2021. Sin embargo, el debate llevado a cabo durante esta instancia ha demostrado grandes falencias. Parte de las argumentaciones y discursos presentados no se basaron en evidencia y lograron tergiversar el verdadero fondo de este proyecto, que es la prevención y sanción de actos discriminatorios por motivos de raza o etnia, nacionalidad, situación socioeconómica, idioma, ideología u opinión, la religión, el sexo, la orientación sexual, la identidad de género, el estado civil, la edad, la filiación, la apariencia personal y la enfermedad o discapacidad.
Además, desde la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948, todos los instrumentos internacionales han incluido cláusulas que prohíben las conductas discriminatorias, recayendo en los Estados la obligación de modificar sus legislaciones nacionales con el objetivo de garantizar de forma efectiva este derecho.
Es, por tanto, el Estado de Chile quien tiene la obligación de respetar, proteger y hacer efectivos los derechos a la igualdad y la no discriminación en base al derecho internacional. Y, lo que ha sucedido en este debate, es decir, votar en contra de algunos aspectos de esta ley, es votar en contra de los estándares del derecho internacional.
La ley se quedó corta, y así lo hemos estado señalando desde su aprobación en el 2012, sin embargo, esta modificación al proyecto de ley lleva años postergada. En un contexto en que los discursos de odio van en aumento y continúan marcando aún más las desigualdades de nuestra sociedad, es de suma urgencia que Chile avance en esta materia, de lo contrario las consecuencias podrían ser nefastas.
Cabría esperar que se apruebe esta modificación a la ley por el bien de la sociedad en su conjunto. Es por eso que hacemos un llamado a la comisión mixta para que legisle responsablemente, con argumentos sólidos y de acuerdo con las obligaciones del Estado.
Asimismo, llamamos a la ciudadanía a reflexionar y no dejarse envenenar por discursos que perpetúan el odio, a establecer diálogos y encontrar puntos comunes con quienes les rodean para construir una sociedad libre de discriminación. No se trata de ideología, sino de humanidad, es el norte hacia donde debemos caminar si queremos que nuestra sociedad se base en la empatía y no en el odio.
Bernardita Boock, presidenta de la junta directiva de Amnistía Internacional Chile.