Somos el Centro de Interpretación Fisura, somos la forma que ha dado en el tiempo el Teatro de Emergencia. Desde los inicios más preliminares, por el año 2002, hemos buscado ir construyendo un espacio, un lugar, que nos permita pensar y pensarnos, crear y recrearnos, contar y contarnos, para intentar comprender lo que (nos) va pasando a nuestro rededor, para intentar levantar preguntas, sentidos, silencios y palabras.
Fisura como forma, como grieta, como lugar desde donde se puede comenzar a fragilizar aquello que se ve y se presenta tan sólido, tan normado, tan normal, tan imposible de cambiar.
Desde un territorio pequeño en geografía, pero significativo en historia y presente. La Legua es nuestro espacio de sentido, el lugar humano que habitamos y del que somos parte. Desde ahí el Teatro de Emergencia se sostiene, en su nombre, desde tres posibles razones y sentidos: “Emergencia” por Legua Emergencia, territorio que nos ha enseñado otras formas posibles de vivir, de entender, entre otras, la economía, el trabajo, las relaciones. “Emergencia” por la urgencia que (nos) atraviesa cada día la vida de una población, esa vida sin tiempo para recordar, ni imaginar futuros posibles, esa urgencia que te ancla al presente, a la necesidad de resolver el día a día, esa vida sin agendas, esa vida tantas veces despreciada en sus formas por dictaduras y democracias. Y, por último y sobre todo, “Emergencia” también por la infinita capacidad humana de abrazar la vida pese a todo y con todo, por la tenaz forma de hacer emerger lenguajes, formas y sentidos.
Desde el año 2007 lo que fuera en los años 80 la Casa de la Cultura José Manuel Parada, dio paso, y gracias a la familia Castro, después de 4 años de (auto)construcción, al Teatro de Emergencia y desde entonces a la fecha este grupo de compañerxs, que en muchos sentidos ya no somos lxs mismxs, seguimos sosteniendo que es posible vivir de otra forma. Porque no creemos que otro mundo sea posible, sino que es posible vivir de otra forma en este mundo nuestro.
En un territorio intervenido por el Estado de Chile por más de 20 años, con toda la violencia que le es propia –policial, social, económica, etc– con toda la desconfianza que ha sembrado, hemos intentado, desde los diferentes lenguajes de la voz humana, sostener que es posible habitar lo común y para ello hemos dispuesto todo lo que hemos podido imaginar: talleres de circo, de teatro, artes marciales, música; presentaciones artísticas, lanzamientos de libros, encuentros de cine, de arte, territorio y política, días de las memorias y las artes, reuniones, jornadas, en fin, un sin número de formas de convocarnos para responder de alguna manera a esta urgencia de re-conocernos, a esta búsqueda por encontrarnos, a esta posibilidad de crear, descubrir y sostener lo común.
Desde ahí, uno de los ejercicios más nuevos para el colectivo ha sido trabajar y convocar al encuentro desde el lenguaje audiovisual. Para ello levantamos el año pasado, el Primer Encuentro de Cine Documental Se Cacha a La Legua: Territorios en Emergencias y Formas de Vida. Un espacio no competitivo, no un festival ni una muestra, no un espectáculo más de proyecciones y realizaciones. Es simplemente lo que es. Un encuentro para compartir, desde lo audiovisual lo que va siendo la vida nuestra. Porque Se Caha a La Legua, porque se ve al toque, porque desde lejos puede verse lo que ha sido nuestra vida y la vida de todas las Leguas que existen, de todos los territorios habitados de emergencia, de todas las latitudes, de todas las geografías. Territorios que, por su forma particular, su historia, su presente o su porfía, o por intereses de todo tipo, siempre son vistos como objetos de intervención. Territorios mal mirados, donde sus habitantes siempre han sido señalados: terroristas, traficantes, delincuentes y un sin número de adjetivos que caen y pesan sobre nuestras vidas y nuestra manera de vivir. Porque, al parecer, habría solo una forma posible y válida de hacer la vida. El ciudadano occidental, el consumidor neoliberal, se nos presenta como la mejor, o, en su versión más habitual, la única forma de vida posible y deseable. Así, nuestras formas particulares, emergentes y en emergencia, se nos presentan sólo como déficit, como formas incompletas, como faltantes para lograr ser lo que se ha de ser o, peor aún, nos definimos o nos definen en función de este “déficit de forma” o “falta de forma”. Les falta educación, les falta cultura, les falta disciplina, y un etcétera infinito de falta de formas para responder a esa forma de vida supuestamente deseada.
Pero sabemos que somos mucho más que falta, que estamos llenos de matices, de formas peculiares, únicas e irrepetibles bajo otras condiciones de vida.
Porque entendemos que no existe una sola forma de vivir, sino una bella multiplicidad de formas posibles de hacer vida, de trabajar, de construir y sostener economía, es que este Segundo Encuentro de Cine Documental Se Cacha a La Legua: Territorios en Emergencias y Formas de Vida está dedicado a ello, a compartir y descubrir juntxs esas diferencias y desde ellas también ir reconociendo lo que nos podría reunir y volver a convocar.
La vida del asalariado no es igual a la del cesante o la del independiente. La vida de la legalidad a aquella que cruza sus fronteras, la vida clandestina, o juega en la frontera. La que se hace en los semáforos de cualquier esquina o la que se vive desde un mall. La vida de quienes trabajan de noche, lxs temporeros, lxs presxs. En fin, tantas formas de vida posibles, cada cual, con sus dificultades, con sus temores, con sus bellezas. Cada cual tratando de vivirse en la encrucijada que se articula entrela economía y el trabajo que las sostiene.
Para ello invitamos a todas las personas que tengan algún registro audiovisual, documental, en cualquier formato, de cualquier edad y tiempo, que quieran encontrarse con otrxs a pensar y compartir estas formas posibles de vivir, estas tensiones entre trabajo, economía y formas de vida en territorios en emergencia.
Los dejamos invitados a inscribir sus trabajos y registros en www.fisura.cl o en https://linktr.ee/teatrodemergencia hasta el 10 de Julio de 2024.