"Buscar Sin Miedo": el informe que reconoce el rol de las mujeres en la búsqueda de víctimas de desaparición forzada

El documento elaborado por Amnistía Internacional hace un llamado a los Estados a que protejan y garanticen los derechos de quienes persisten en la búsqueda de sus seres queridos en América Latina, en países como México, Argentina, Colombia y Chile.

El documento elaborado por Amnistía Internacional hace un llamado a los Estados a que protejan y garanticen los derechos de quienes persisten en la búsqueda de sus seres queridos en América Latina, en países como México, Argentina, Colombia y Chile.

En conmemoración del Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, Amnistía Internacional lanzó este jueves la campaña internacional “Buscar Sin Miedo” que reconoce la importante labor de las mujeres buscadoras en las Américas y llama a los Estados a que las protejan y garanticen sus derechos durante la búsqueda de sus seres queridos.

A través de un comunicado de prensa la organización defensora de los derechos humanos expuso que, “aunque las desapariciones pueden suceder por distintos motivos, la obligación del Estado es de dar con el paradero de las personas” y “mientras eso no ocurre, la desaparición de una persona genera impactos profundos en su familia, seres queridos y comunidades”.

“En las Américas, disentir con las políticas gubernamentales, alzar la voz para reclamar derechos, habitar una zona de conflicto armado o con presencia del crimen organizado, migrar sin los documentos que requieren los países de tránsito y destino, están entre los motivos utilizados para justificar lo inexcusable: que la libertad de una persona sea restringida y su paradero ocultado a sus familiares y seres queridos”, expusieron.

Como parte de esta campaña, Amnistía Internacional presentó el informe “Buscar sin miedo: Estándares internacionales aplicables a la protección de mujeres buscadoras en las Américas“. El informe reconoce que la búsqueda de personas desaparecidas ha sido liderada y protagonizada mayoritariamente por mujeres.

La madre de Alberto Senar, desaparecido en 1976, participa en la Marcha por la Vida junto al palacio presidencial de Buenos Aires (Argentina) el 5 de octubre de 1982.

La madre de Alberto Senar, desaparecido en 1976, participa en la Marcha por la Vida junto al palacio presidencial de Buenos Aires (Argentina) el 5 de octubre de 1982.

Ejemplos icónicos en la región se pueden rastrear hasta los tiempos de gobiernos presididos por juntas militares y conflictos armados, como los casos de las Abuelas de la Plaza de Mayo en Argentina y las mujeres de Calama en Chile; en el liderazgo de mujeres indígenas en situaciones de conflicto armado en países como Guatemala y Perú; pero también, en los casos de las mujeres centroamericanas que han cruzado fronteras y han creado mecanismos transnacionales de búsqueda de personas migrantes desaparecidas.

Los casos paradigmáticos de Colombia y México

“La campaña que lanzamos hoy visibiliza la lucha incansable de las mujeres buscadoras en las Américas, con los casos emblemáticos de Colombia y México, dos países profundamente marcados por todo tipo de desapariciones. Además de ser víctimas ellas mismas de la desaparición forzada de sus familiares o seres queridos, por su labor estas mujeres son defensoras de derechos humanos en todo derecho y merecen ser reconocidas y protegidas como tales”, declaró Ana Piquer, directora para las Américas de Amnistía Internacional.

En el caso de Colombia, la desaparición forzada es parte del repertorio de violencias que afectan al país, resultado del conflicto armado y la violencia sociopolítica que lo aquejan desde hace décadas. La Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición reportó en su informe final de 2022 que el universo estimado de víctimas de esta grave violación a derechos humanos ascendía a aproximadamente a unas 210 mil personas.

Familiares de personas desaparecidas participan en una manifestación el 30 de agosto de 2022 en Guadalajara (estado mexicano de Jalisco), con motivo del Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas.

Familiares de personas desaparecidas participan en una manifestación el 30 de agosto de 2022 en Guadalajara (estado mexicano de Jalisco), con motivo del Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas.

Las organizaciones de familiares de víctimas de desaparición forzada y de mujeres buscadoras son quienes han exigido al gobierno una respuesta ante este terrible panorama. Una de ellas es la Fundación Nydia Érika Bautista, que hoy acompaña directamente 519 casos de desaparición forzada a través de servicios de apoyo legal, documentación, memoria y comunicaciones, así como una Escuela de Liderazgo para mujeres buscadoras, entre otras actividades.

Por otra parte, en México se enfrenta una grave crisis de desapariciones vinculada principalmente al contexto de inseguridad que afecta al país desde hace varias décadas. De acuerdo con datos del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas, desde el 31 de diciembre de 1952 hasta el 23 de agosto de 2024, en México hay aproximadamente 115 mil 496 personas desaparecidas y no localizadas. Además, recientemente se ha observado un aumento en la violencia que viven las personas y mujeres buscadoras. De acuerdo con la organización Artículo 19, 16 personas buscadoras han sido asesinadas en este sexenio, 13 de ellas mujeres; adicionalmente, una mujer buscadora fue desaparecida.

En el país existen más de 200 colectivos de familiares de personas desaparecidas lideradas en su gran mayoría por mujeres. Tal es el caso del colectivo Hasta Encontrarte, del estado de Guanajuato, que tiene como tarea principal realizar las búsquedas, ya sea con participación de las autoridades estatales o en las así llamadas brigadas independientes. Gracias a su labor se han ubicado 23 fosas clandestinas y se ha dado con el paradero de 203 personas desaparecidas.

Mujeres buscadoras en riesgo

Las mujeres buscadoras enfrentan diversos riesgos, amenazas y ataques que se entrecruzan con sus propias historias de vida, identidades, proyectos y entornos socioeconómicos y culturales. Esto no debería ocurrir y es la muestra patente de un déficit de protección de derechos.

La Fundación Nydia Érika Bautista y la colectiva Hasta Encontrarte son testimonio del liderazgo que han asumido las mujeres en las Américas para buscar a sus familiares y seres queridos. “Sus historias también son el reflejo de la resistencia ante la violencia contra las mujeres, contra las defensoras de derechos humanos, contra las víctimas de desaparición y contra las buscadoras. Ante los riesgos, amenazas y ataques que enfrentan, ellas mantienen su labor de búsqueda y hacen un reclamo fuerte y claro por el cese de la impunidad”, destacó Amnistía Internacional Chile.

Activistas y familiares de personas desaparecidas durante el conflicto armado colombiano asisten a una manifestación el 30 de agosto de 2016 en Bogotá, con motivo del Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas.

Activistas y familiares de personas desaparecidas durante el conflicto armado colombiano asisten a una manifestación el 30 de agosto de 2016 en Bogotá, con motivo del Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas.

“La experiencia de la búsqueda y de los riesgos, amenazas y ataques a los que están expuestas las buscadoras es atravesada por el hecho de que son mujeres. Esto no es casualidad y viene impuesto por los roles que la sociedad asigna a las mujeres, y como tal, su protección debe tener en cuenta esta particularidad para ser efectiva”, explicó Ana Piquer.

Amnistía Internacional pudo corroborar la violación de diversos derechos de las integrantes de la Fundación Nydia Érika Bautista y de la colectiva Hasta Encontrarte. La búsqueda de estas mujeres ha estado marcada por las amenazas, los ataques, la estigmatización, la discriminación y otras violaciones a derechos humanos cuyos efectos persisten en la actualidad y se suman a nuevas vulneraciones, manteniendo vigente el ciclo de violencia.

Por ejemplo, integrantes del colectivo Hasta Encontrarte han sido amenazadas e incluso atacadas con armas de fuego durante labores de búsqueda en campo. Mientras tanto, a finales de la década de 1990 las dirigentes de la Fundación Nydia Erika Bautista y sus familias fueron forzadas al exilio, en medio de ataques, amenazas graves y discursos estigmatizantes por parte de las autoridades. Al regresar a Colombia, -donde viven hoy-, siguen buscando, pero las amenazas y ataques persisten.

Amnistía Internacional también ha escuchado sus relatos sobre el deterioro de su salud física y mental, y sobre los impactos socioeconómicos derivados de la desaparición forzada de sus familiares y seres queridos, de las labores de búsqueda en territorio y de la falta de protección y reconocimiento de su labor por parte de los Estados.

“Otra forma de violencia que viven las mujeres buscadoras es la falta de investigación y sanción de la desaparición de su ser querido y posteriormente de los ataques y amenazas que -aunque denuncien incansablemente- están en impunidad”, destacó la organización en una declaración pública.

Poner fin al vacío institucional

Los Estados deben garantizar el derecho de las mujeres buscadoras a buscar sin miedo, y deben investigar las violaciones de derechos humanos que han sufrido. Su búsqueda llena el vacío que deja la falta de acción institucional eficiente y garante de derechos. Son los Estados quienes deberían buscar a las personas desaparecidas y quienes deberían garantizar los derechos de las mujeres buscadoras. Es grave que no lo hagan y es más grave aún que quienes sí buscan a las personas desaparecidas, especialmente las mujeres, tengan que arriesgar sus vidas para hacerlo”, señaló Edith Olivares Ferreto, directora ejecutiva de Amnistía Internacional México.

Amnistía Internacional llama a los Estados de las Américas a cumplir las obligaciones estipuladas en el derecho internacional de los derechos humanos y recopiladas en este informe. Entre otras, los Estados deben reconocer el derecho de las mujeres buscadoras a participar en las búsquedas estatales y a buscar por cuenta propia, así como su derecho a defender derechos humanos sin discriminación, con perspectiva de género y con enfoques diferenciales. Asimismo, los Estados deben protegerlas de los diversos riesgos, amenazas y ataques a derechos humanos a los que están expuestas.





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