La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), ha propuesto en el año 2019 que el primer jueves del mes de noviembre sea el Día Internacional contra la Violencia y el Acoso en la Escuela, incluido el ciberacoso.
Ello nos permite reflexionar respecto a una situación que no solo viola los derechos de los niños, niñas y adolescentes, sino que también genera altos niveles de sufrimiento, tanto , en quienes son objeto de ella, como toda la institución educativa, reforzando modos de relación basados en el uso de la fuerza para enfrentar las diferencias o los conflictos. Este año el lema propuesto por la UNESCO es “Proteger, educar, empoderar: Los estudiantes exigen escuelas seguras e inclusivas”. Al respecto Quisiera realizar algunas reflexiones:
- Respecto de la violencia: el comportamiento violento, que podríamos entender como el uso de la fuerza para dominar u obligar a otro a hacer aquello que se no haría por la propia voluntad, es un modo de relación humana que contradice aquella sabia frase de Maturana que en su libro “Emociones y lenguaje en educación y política” del año 1991 nos propone algo que es fundamental para las relaciones “vivir en la aceptación del otro como un legítimo otro en la convivencia” (pg 46). Al respecto surge entonces un primer desafío para la sociedad y el sistema educativo, ¿cómo educamos para la legitimidad del otro?
- Respecto de la educación en Convivencia y prevención de la Violencia en el ámbito escolar: este es probablemente el mayor desafío de la educación hoy día. Si seguimos planteado en el texto “La educación encierra un tesoro” (1996), que propone los desafíos de la educación del siglo 21, el “aprender a vivir con otros” será uno de los cuatro pilares de la educación. Surge entonces la pregunta al sistema educativo, ¿cómo intenciona la formación en esta dimensión relacional?, ¿en qué espacios educativos?, ¿con que metodologías?, ¿cómo monitorea (evalua) el aprendizaje en este ámbito? Esta es una tarea urgente: “curriculizar” los aspectos formativos para el aprender a vivir con otros.
- Prevenir la violencia en el ámbito escolar: la única manera que prevenir es educar. Con ello se quiere reforzar la idea planteada más arriba: en la medida en que aprendamos a respetar al otro y a nosotros mismos, seremos capaces de aceptar la diversidad como principio rector de las relaciones entre personas. Ello implica comprender que “el otro” merece respeto por ser un ser humano, independientemente de sus ideas o gustos, eso es aceptación de la diversidad. En este sentido una pregunta relevante para la sociedad y el sistema educativo es ¿cómo educar en el respeto? Que se constituye en la base de la convivencia democrática.
- Abordar la violencia en el ámbito escolar: más allá de lo ya expresado, también las instituciones deben tener mecanismos que les permitan abordar la violencia entre miembros de la comunidad educativa, una vez que esta se produce. Al respecto algunas ideas que pueden orientar estas situaciones que debiesen disminuir proporcionalmente en la medida en que educamos en una convivencia democrática, que se basa en la legitimidad del otro y en la aceptación de la diversidad. Lo primero es proteger a quien es objeto de violencia, ello implica no solo apoyar a quién sufre violencia sino también abordar educativamente la situación con quién la realiza y con su grupo más cercano o con toda la comunidad. La violencia en este sentido no puede naturalizarse, sea esta física, psicológica, estructural o simbólica. Una segunda idea, es la construcción y aplicación de acuerdos de convivencia. Estos surtirán efectos en la medida en que sean construidos de manera participativa, sean justos y consensuados. La aplicación de normas sólo es educativa en la medida en que se aprende el comportamiento alternativo al sancionado. Una tercera pista al respecto tiene que ver, tal como lo propone la UNESCO, con el empoderamiento, es decir con la capacidad de generar capacidades en los miembros de los espacios educativos, para ser, por una parte, actores de su destino, y, por otra, capaces de ser activos promotores de modos de relación no violento lo que implica desarrollar la capacidad de denunciar la violencia como un modo de relación ilegítimo.
Los diferentes aspectos mencionados hasta aquí pretenden aportar al día y lema al que la UNESCO nos convoca hoy “Proteger, educar, empoderar: Los estudiantes exigen escuelas seguras e inclusivas”.
Por Pablo Valdivieso, psicólogo y académico Universidad de Chile