Durante estas semanas hemos sido testigos de lamentables hechos de violencia contra las mujeres, perpetuados por hombres que ostentan distintos tipos de poder. En ese contexto, pudimos ver a Republicanos realizando una ofensiva parodia fuera de La Moneda, donde el foco no está en la justicia o en la urgencia de garantizar una vida libre de violencia para las mujeres. Ha quedado a la vista, tristemente, que la política no ha estado a la altura necesaria para condenar, sin matices, estos actos. En particular, resulta indignante ver como el conservadurismo intenta transformar lo ocurrido en una disputa política que utiliza a las víctimas para golpear no solo al gobierno, sino también a los movimientos feministas.
Las feministas estamos conscientes de que el patriarcado y la violencia no existen solo en quienes se muestran abiertamente anti mujeres, sino que está presente en la sociedad en su conjunto. Nosotras nos enfrentamos a esta realidad, y luchamos por cambiarla, mientras otros, los mismos que callaron y blindaron a Macaya, quieren hacernos creer que se preocupan por las mujeres. Aquel sector es el que históricamente se ha opuesto al avance de los derechos y libertades de las mujeres en diversas dimensiones. Asimismo, resulta peligroso para nuestra democracia contar con partidos políticos que menoscaban a las mujeres al punto de instrumentalizarlas para, además, hacer avanzar ideas y políticas retrógradas y discriminatorias para nuestras vidas. No permitiremos que la violencia de género sea un recurso político para los oportunistas; las mujeres no somos ni seremos una herramienta para aquellos que niegan nuestra dignidad y nuestros derechos.
Por: Antonia Allende, politóloga, ex-senadora universitaria de la U. de Chile y encargada del área de género y disidencias de la JJCC.
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