Cuando tomó la decisión de abandonar Lautaro para comenzar una vida artística en la capital, Leonora Tonini Cáceres -conocida artísticamente como Kuina– ya sabía que se trataba de un viaje sin retorno. Uno que, además, vislumbraba como la única oportunidad certera que tendría para explotar su carrera musical y cumplir su sueño de vivir del arte.
“Siento que vino de varios factores. Entre ellos, lo mal que la estaba pasando en el sur“, recordó sobre esos días. “En la adolescencia entré en una depresión muy brígida y no me sentía acompañada en ese entonces por mi familia. Tenía una relación súper fome y realmente estaba en un muy mal lugar, sumado a que entré a Agronomía cuando, en realidad, quería estudiar ilustración acá en Santiago”.
Con su primera grabación publicada y con apenas 18 años, compró el pasaje de ida con el objetivo de conocer la movida under. “Llegué acá y vi todo eso que no conocía de frente, como la música urbana o las tocatas. El primer lugar al que llegué en Santiago fue una tocata. Fue todo demasiado chocante y me di cuenta de que estaba muy deprimida en mi casa. Llegué acá y se me quitó todo”, compartió.
“Era todo lo que quería hacer. La decisión vino porque realmente siento pasión por esto y esta vida no la puedo tener si es que me devuelvo al sur y me quedo allá. Sabía que iba a estar deprimida si me quedaba en mi casa. Ahí me dije ‘no, realmente esto es lo que tengo que hacer’, y tomé la decisión, nomás, a pesar de que sabía que me iba a costar mucho. Pasar hambre, pagar arriendo, el no conocer a nadie acá. Pero sentí que, a pesar de todo eso, me hacía más feliz estar acá que allá en el sur limitada a lo que tenía, nomás”, sumó la artista.
Hoy, y a cuatro años de su arribo, su nombre se encuentra adquiriendo cada vez más relevancia en el medio criollo: tras la viralización en redes sociales de su canción “TOI ENOJA” y el lanzamiento del mixtape “Solo estoy jugando“, conquistó una serie de colaboraciones con artistas del medio, invitaciones a festivales y una nominación en los Copihue de Oro y los premios Pulsar.
Un 2024 que se coronó con su reciente anuncio como una de las artistas chilenas que debutarán en la próxima edición de Lollapalooza Chile. “Estoy súper emocionada. Quiero tocar ukelele y hacer un cover de un artista chileno que me gusta mucho entremedio. Estamos armándolo en bloques, ahora empecé a trabajar con Ovyze ya más como productor de cabecera. Estamos armando un proyecto juntos y él me va a acompañar al Lolla. Viví con él un año entero, así que va a ser súper bonito compartir esa experiencia con él. Creo que vamos a llevar mi conejito inflable gigante y estamos viendo qué cositas más ponerle al escenario para que tenga más mi esencia en las visuales”, adelantó sobre sus preparativos para el festival.
Y aunque en un punto dudó sobre su participación, ahora está convencida de que será una experiencia trascendental para su carrera. “Creo que era mucho ese nervio de pensar que nadie me va a ir a ver. No quería que fuera tocar ultra temprano y que hubiera dos personas. Me daba y me da mucho miedo todavía. Realmente quería que fuera algo bonito. Siempre tengo las expectativas súper bajas, pero durante todo el tiempo en que hice música claramente era un sueño también poder tocar en el Lolla, y no quería yo llevarme una decepción el día que fuera”, confesó en conversación con Radio y Diario Universidad de Chile.
“Me dieron todos los monos y ahí mi mánager me dijo ‘no, estás puro hueviando, vamos a ir igual, se te tiene que pasar’. Y me empezó a mandar vídeos del Poli (Polimá Westcoast), de los cabros en su primer Lolla, y a decirme ‘ellos tocaron súper temprano y mira dónde están ahora’. Las veces en que hemos ido a festivales, mucha gente me empezó a conocer y a seguir gracias a eso. Después me escribían, suben los números, empiezan a escuchar tu música. Así que siento que es una pantalla súper buena y, en realidad, me han dicho que va harto oyente turista, que quiere ver artistas nuevos. Ojalá darles un show bonito para que les guste“, añadió Kuina.
Kuina
Un camino rocoso
Pero no todo fue sencillo. “Siento que me costó caleta. Más que esa necesidad de querer pegar un tema o de que le fuera bien a mi música, dificultó e hizo mucho más doloroso todo el hecho de que yo fuera una niña de 18 años sola en la capital. Me tuve que poner a trabajar. Ya había tenido pega allá en el sur para juntar platita, pero vivía con mis abuelos y no tenía que preocuparme por pagar un arriendo y todas esas cosas”, recapituló Leo.
“Llegué acá, a vivir en un lugar que era súper peligroso y pagando con toda la plata que tenía el arriendo. No me alcanzaba casi ni para la comida. Eran fideos con aceite todos los días. Eso, más el llegar a Santiago y que la gente es muy distinta al pueblo. Allá todos se conocen y son súper amorosos, se saludan, y si a alguien le pasa algo la gente ayuda. Acá pasa algo en la calle y como que todos se alejan y no están ni ahí con ayudar. Para mí eso era demasiado chocante y me sentía súper sola al principio”, expresó sobre la situación, que se tradujo a que las condiciones para generar el material artístico ligado a su trabajo fueran mucho más precarias.
“Tenía que andarme consiguiendo ropa para los shows, para los vídeos, haciéndolo todo así. Y cambió ya cuando llegó el Pipe a mi vida, que es mi mánager. Él me empezó a ayudar de a poquito y después cuando me fue a vivir con él claramente tampoco era que tuviera mucho. Me tenía que comprar mi comida igual y hacer todas esas cosas, pero si necesitaba ir al doctor, él me ayudaba”, dijo sobre Felipe Bahamondes.
Todo esto, en un viaje que hoy hace que el trabajo en colectivo resulte mucho más central en su vida. “Son muchas cosas las que me hacen querer ser así y hacer las cosas de esa manera, empezando con que vengo de un pueblo donde todos se ayudan. Mis abuelos me criaron con unos valores donde no soy solo yo. Vengo de una familia súper numerosa y si hay comida para ti, tiene que haber comida para todos”.
“Esas cosas sumaron a que yo jamás me imaginé haciendo mi carrera sola. Siempre la visualicé con personas acompañándome. Y el estar crónicamente online cuando chica y ver tanta gente gringa o europea. Notar las gangas que tenían, por ejemplo, no sé, A$AP Rocky, que todos los amigos que tiene son diseñadores, productores, cantantes, audiovisuales, y que forman colectivos en base a eso. Siempre tuve muchas ganas de armar un colectivo”, sentenció.
Nuevas sonoridades
Hace un par de semanas se concretó el lanzamiento de “Konjuro“, el más reciente EP de Kuina y que, en sus palabras, representa una suerte de relato que llegó para dar continuidad a sus próximas producciones, en las que se encuentra trabajando.
“Soy muy buena para trabajar muchos proyectos paralelamente y en mi cabeza los ordeno según más o menos cuándo quiero que salgan. ‘Konjuro’ era esta transición de las cosas que veníamos haciendo, sumado a ‘En el cielo viven los serafines‘, que también tiene mucho de eso, cosas súper suavecitas y esto medio disruptivo, que de repente tiene bajos un poco industriales o baterías súper raras”, explicó.
“Quisimos entrelazar esto, de algo súper suavecito y mucho más melancólico y que, de repente, se transforma en algo más fuerte y que chocante. A los proyectos que vienen después les quería encontrar la transición hacia lo que queremos sacar ahora y encontrar una historia dentro de esto”, añadió la artista.
“La Andrea -su estilista- me ayudó mucho a bajar la idea y fue increíble, porque siento que mi universo siempre ha estado muy conectado a todo esto más espiritual, de hadas, medio mágico, y pudimos integrarlo finalmente de una manera bacán. Y vamos a poder seguir de la mano con esa historia“, concluyó.