Finalizó la huelga de los trabajadores de Starbucks luego de un infructuoso proceso de negociación donde la empresa no dio su brazo a torcer, pese a que tres dirigentes sostuvieron una huelga de hambre por doce días como medida de presión.
Los empleados de la compañía estadounidense de café solicitaban que se revisen los beneficios que actualmente les da la empresa para que se ajustaran a sus necesidades reales. Una de las demandas principales era que el sueldo no se ajustara por mérito, sino conforme a parámetros establecidos, como el IPC.
Sin embargo, durante 30 días Starbucks insistió en entregar una propuesta vacía y mantuvo una firme indiferencia ante sus demandas.
“La empresa no hizo ningún tipo de gesto, el diálogo se cortó y a pesar de que nosotros después de la última mediación prolongamos la huelga de hambre en dos días, la empresa en ningún momento mostró intenciones reales de buscar un acuerdo, no ofreció ninguna modificación en términos salariales, ningún aumento, nada que se pudiera agregar, nada que se pudiera escriturar dentro del contrato colectivo y que tuviera algún grado de atractivo para los trabajadores que entregaron todo en un mes y que no tuvieron resultados positivos”, explicó Andrés Giordano, presidente del sindicato de la empresa.
Así, la huelga termina con la conformación de un contrato colectivo sin mayores garantías, lo que les permite retomar la negociación en un plazo de un año y medio. Sin embargo, Giordano insistió en su crítica al Estado, por amparar comportamientos como el de esta empresa.
El Vicepresidente de la Federación Sindical Mundial, José Ortiz, se mostró extrañado frente a la actitud de nuestro país en este conflicto, donde según señaló, la empresa se negó a acatar las leyes chilenas. “Me llama poderosamente la atención que en esta situación el Estado no haya tomado medidas. Es grave que ante estos abusos empresariales no se haga nada en el país, no nos interesa tener una empresa que maltrata a los trabajadores, que tiene bajos sueldos. Lo peor es que cuando los trabajadores se organizan, la empresa los persigue por sus intenciones de sindicalizar”, declaró.
El dirigente añadió que acá se violaron los convenios 87, 98 y 135 de la Organización Internacional del Trabajo sobre negociación colectiva, libertad sindical y protección a los trabajadores, y que el ministerio del Trabajo, al negarse a aplicarlos, está amparando a las empresas norteamericanas como si fuéramos una verdadera colonia.
Sin embargo, Claudio Palavecino, abogado laboral de la Universidad de Chile, advirtió que los convenios internacionales se expresan en términos muy generales y es difícil decir que de uno de ellos pueda nacer un derecho concreto, por lo que prefirió centrarse en nuestro país y su encorsetada normativa.
Palavecino apuntó que “tenemos un sistema de negociación colectiva que fue diseñado bajo el gobierno militar, con una óptica que no ve con buenos ojos la negociación, entonces es muy restrictivo. Es un marco estrecho, sobreregulado, donde a cada paso es posible caer en la ilegalidad”.
El abogado indicó que en más de 20 años no se ha cambiado esta restrictiva legislación, que sigue limitando a los trabajadores y añadió que se requiere revisar cuidadosamente la norma en el parlamento.
Giordano insistió en su crítica al Estado, que ampara comportamientos como el de esta empresa. Así, la huelga finaliza con la conformación de un contrato colectivo sin mayores garantías que les permite retomar la negociación en un plazo de un año y medio, amparándose en el artículo 369 del Código del Trabajo.
Sin embargo, los trabajadores no consideran esto como una derrota, ya que las acciones internacionales que presentaron darán frutos en un poco más de un año, además de lograr una importante solidaridad en el exterior gracias a este movimiento, lo que les permitirá retomar con más fuerza la negociación el año 2013.