El presidente francés anunció una importante alza de impuestos en 2013 como principal medida para enfrentar la crisis, que el propio Hollande calificó hace unos días de “excepcionalmente grave”.
El Gobierno francés espera recaudar 20.000 millones de euros adicionales en impuestos el próximo año, tributados a partes iguales por los hogares y las empresas, anunció este domingo en la entrevista en el canal de televisión privado TF1.
Hollande también confirmó el recorte de diez mil millones de euros en el gasto del Estado, a los que se sumarán los seis mil millones de nuevos ingresos esperados en año próximo con las subidas de impuestos votadas durante el verano en el presupuesto rectificativo para 2012.
El mandatario, cuya popularidad cae en los sondeos, rechazó asimismo las críticas sobre su inacción y anunció un plan destinado a recuperar en dos años la economía francesa, cuyo crecimiento será en 2012 “apenas superior a cero”.
Hollande también ratificó su promesa emblemática de campaña de aplicar un impuesto excepcional de 75 por ciento a las fortunas de los contribuyentes que poseen un patrimonio superior a 1,3 millones de euros. Con este impuesto, que afectaría a entre “2.000 a 3.000 personas” se trata de “dar ejemplo”, explicó.
El debate sobre esta medida resurgió el sábado luego de que se revelara que el dueño del imperio del lujo LVMH, el francés Bernard Arnault, primera fortuna de Europa y cuarta mundial, pidió en Bruselas la nacionalidad belga.
Las críticas de la oposición de derecha han llovido. El jefe del partido UMP, Jean-François Copé, estimó que Hollande “está engañando gravemente al país”, en particular “haciéndole creer que podrá solucionar los problemas económicos con aumentos masivos de impuestos”.
François Fillon, ex primer ministro de Sarkozy, afirmó por su parte que dentro de dos años el desempleo aumentará y Francia estará en “recesión”.