Durante un reciente viaje a Europa, Hillary Clinton se enfermó a causa de un virus gástrico que la obligó a un período de reposo en su casa. La secretaria de estado norteamericana, victima de una deshidratación, se desmayó y sufrió una conmoción cerebral. Al parecer, el coágulo sanguíneo que los médicos descubrieron ayer, durante un control de rutina, es consecuencia de la caída.
Clinton, una de las figuras más apreciadas en Estados Unidos, está siendo tratada con anticoagulantes y está internada desde este domingo en el New York Presbyterian Hospital. Sus asesores han insistido en que ella se recuperaba bien y que volvería a retomar sus funciones este lunes.
Clinton, de 65 años, ha estado de baja desde que volviera de su último viaje al extranjero el 7 de diciembre, aunque su despacho informó que trabaja desde su domicilio. Su ausencia de la vida pública provocó críticas de sus opositores que afirman que la secretaria de Estado intentaba eludir testificar en la investigación del Congreso sobre el ataque contra el Consulado de Estados Unidos en Bengasi, Libia.
Su estado de salud le impidió testificar el 20 de diciembre ante los representantes estadounidenses por el ataque al consulado en Libia el 11 de septiembre pasado. En esos hechos murió el embajador estadounidense Chris Stevens y otros tres funcionarios norteamericanos, lo que desató una tormenta política en Estados Unidos, y críticas de los republicanos que pedían que Clinton testificara ante el Congreso en enero.
En 1998, cuando Clinton era primera dama de Estados Unidos durante el gobierno de Bill Clinton, había sufrido un coágulo en su pierna, que describió como “el mayor susto médico de su vida”. Desde que asumiera su cargo hace cuatro años, Clinton ha visitado más de 112 países, pasando más de 400 días a bordo de un avión.