Es una de las peores tragedias de este tipo ocurridas en Brasil. El incendio desatado esta madrugada dentro de una discoteca en la localidad de Santa María, en el Estado Grande do Sul, dejo 233 muertos y, hasta el momento, mas de 130 heridos. Se calcula que dentro del local había cerca de 400 jóvenes en el momento de arder en llamas. En la medida que avanzan las horas, van apareciendo noticias que delatan la negligencia que subyace a este drama.
El fuego se habría desatado por una bengala lanzada por el vocalista del grupo invitado y que al tocar el techo del local incendió, en cosa de segundos, la espuma de aislamiento. Según las primeras informaciones, la mayoría de los fallecidos presentan síntomas de asfixia e intoxicación. “La espuma de aislamiento genera un humo altamente tóxico”, explicó el coronel Guido de Melo, comandante general de los bomberos que trabajan en el lugar de los hechos. El coronel aseguró también que la puerta principal de la discoteca Kiss estaba trancada en el momento en que las llamas y el humo provocaron el caos. El cuerpo de bomberos, ha declarado igualmente el local funcionaba sin licencia, pues el permiso de funcionamiento había caducado el pasado mes de agosto.
De acuerdo a los testimonios recogidos por el periódico “Zero Hora”, algunos jóvenes que lograron escapar de la discoteca Kiss aseguran que en el momento de desatarse el fuego, los guardias del club intentaban impedir la salida de las personas para impedir que se fueran sin pagar.
Con lágrimas en los ojos, la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, abandonó de urgencia la cumbre de la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) y la Unión Europea, que se desarrollaba en Santiago de Chile. “No voy a continuar en la reunión por razones muy claras , dijo la presidenta brasileña antes de dejar la capital chilena y desplazarse hacia Santa María, epicentro del siniestro.
“Es una tragedia para todos nosotros. No me voy a quedar en la Cumbre porque hoy es el pueblo brasileño el que me necesita. Es allá donde debo estar. Le pedí a todos los ministros que se desplacen a Santa María y también iré yo. Hemos movilizado todos nuestros recursos para retirar los cuerpos y para socorrer a los heridos de manera rapida y eficaz. Quisiera decirle a la gente de nuestro país y a la de Santa María lo unidos que estamos en medio de tanta tristeza.
Vamos a superar esto… pese a a tristeza” fueron las últimas palabras de Russeff en Santiago poco antes de encontrar a los familiares de los muertos de la discoteca en el sur de Brasil.
Esta tragedia recuerda el incendio en la discoteca República Cromañón de Buenos Aires, el 30 de diciembre de 2004, que dejó 194 muertos y 1.432 heridos.