Una alfombra roja compuesta por miles de langostinos, jaibas y camarones cubrió a fines de la semana pasada la playa de Coronel, lo que alertó a los pescadores de la zona, vecinos y organizaciones medioambientales por la responsabilidad que tendría en el hecho la termoeléctrica Bocamina II de Endesa, que funciona en la zona.
La situación se volvió a repetir este martes, cuando lugareños observaron que una nueva varazón de langostinos, peces pequeños y otros recursos salían desde el interior del ducto de la termoeléctrica Bocamina II de Endesa.
Para el dirigente de la Comisión Nacional por la Defensa de la Pesca Artesanal de Chile (Condep) y de la Federación de Pescadores de la Octava Región, Rosendo Arroyo, tanto el calentamiento del fondo marino producto de la corriente a altas temperaturas que emana de la termoeléctrica como la cloración de agua para que los moluscos no se peguen a las calderas y otros químicos produjeron la muerte de los recursos marinos.
Según el dirigente “aunque las termoeléctricas han defendido mucho que no estarían contaminando las aguas, se trata de una defensa publicitaria”.
Respecto de la situación de la playa afectada, Arroyo sostuvo que “en la historia de nuestra caleta jamás se habían varado las jaibas en las condiciones que observamos ahora. Las termoeléctricas han provocado un gran impacto social”
Por su parte, el presidente nacional del Consejo de Defensa de la Pesca Condep, Nelson Estrada, señaló que pese a que no simpatiza con las termoeléctricas es necesario que una investigación fidedigna que determine si efectivamente la responsabilidad es de la empresa.
Para el representante de Oceana Alex Muñoz, “hay claros indicios que apuntan a que las termoeléctricas de Coronel tendrían responsabilidad directa en la muerte masiva de jaibas, langostinos y peces, ya que estas plantas matan a estos animales al succionar millones de litros de agua por hora y al usar fuertes químicos anti incrustantes o cloro en grandes cantidades”.
Es por esto que desde Oceana hicieron un llamado a las autoridades de gobierno a ordenar la paralización inmediata de las plantas termoeléctricas Bocamina I y II de Endesa y Santa María de propiedad de Colbún, ubicadas en Coronel. La entidad pidió además que dicha clausura se extienda mientras se desarrolla la investigación que determinará si estas centrales tienen responsabilidad en estos hechos.
El vocero de Oceana agregó que “las autoridades deben emprender una investigación profunda para establecer la responsabilidad de las plantas termoeléctricas de Coronel en la muerte de distintas especies. No solamente debemos atender a la situación puntual de la crisis ambiental de Coronel, si no que plantear una nueva política pública encaminada a descontaminar estas zonas de sacrificio e implementar nuevas políticas para remplazar estas fuentes a carbón por otras sobre la baser de energías renovables”.
Según el vocero de Ecocéanos Juan Carlos Cárdenas, esta situación deja al descubierto la pérdida de confianza de los pescadores en el sistema de evaluación ambiental. En este sentido, Cárdenas señaló que si bien luego de estos fenómenos se manejan dos hipótesis, una natural y otra por acción humana, desde Ecocéanos apuntan a las termoeléctricas que operan el sector como las responsables la muerte de los recursos marinos y pidieron la paralización de Bocamina II hasta que no se desarrolle un estudio de impacto ambiental determine la real factibilidad ambiental de la termoeléctrica para funcionar.
“Chile carece de monitoreo”
Para el académico del Departamento de Ciencias ecológicas de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile Víctor Marín un estudio después de los hechos no sirve ya que no se conocen las variables del medio marino antes de la varazón de recursos marinos.
En la misma línea, el académico explicó que “el estudio es post facto, ¿de que sirve ahora? Acaso en este país nadie sabe que cuando se van a hacer inspecciones ambientales a algunas empresas y éstas saben exactamente cuándo les toca, dos días antes detienen todos los procesos. Eso también es Chile. No estoy diciendo que eso ocurre aquí, lo que digo es que a no ser que se tenga un sistema de monitoreo de variables clave ¿que se saca con que después de que se murieron los cangrejos alguien vaya a mirar? Pudo haber cambiado de la noche a la mañana, puede estar todo limpio y nunca se va a saber”.
Respecto de los argumentos a favor y en contra de las termoeléctricas, Víctor Marín señaló que “hay información científica para ambos lados en el sentido de responsabilizar a la termoeléctrica de la muerte de organismos marinos y otra tendiente a señalar que la varazón de dichos organismos es por razones naturales, pero la pregunta es qué es lo que estaba ocurriendo en el momento de la muerte de estos organismos. Y la respuesta es que no hay información. Esto sucede porque Chile carece de un sistema de monitoreo integrado de zonas costeras que todos los otros países cuya economía depende del mar, sí tienen”.
Víctor Marín indicó que además que es necesario que exista información constante y previa sobre los cambios que se registran en los medioambientes marinos a lo largo de toda la costa, existan o no termoeléctricas. En este sentido recalcó que “no puede ser que cuando hay un problema vayamos recién a medir como un niño que va a constatar la fiebre con un termómetro”.
Cabe recordar que Bocamina II no ha respetado un fallo de la Corte Suprema que dispuso su ilegalidad porque estaba funcionando con una declaración de impacto ambiental y no con un estudio de impacto ambiental. La diferencia entre estas dos modalidades está en que la declaración no contempla la opinión, participación, consulta y control de la ciudadanía y comunidades costeras.
Será la fiscal especialista en delitos medioambientales Ana María Aldana quien determinará si la varazón de la semana pasada se trata de un delito por parte de las termoeléctricas, investigación que se ampliará a la nueva varazón ocurrida este martes en Caleta Lo Rojas en Coronel, luego de que la fiscal solicitara la presencia de la PDI en el lugar.