Cada invierno, la calidad del aire es un tema que genera preocupación en la ciudadanía y autoridades. Planes de descontaminación, índices de material particulado, estaciones de monitoreo ambiental, premergencias y emergencias, son algunos de los términos con los que los chilenos nos familiarizamos entre mayo y agosto.

Por razones de centralismo, la primera referencia son los índices de contaminación que se alcanzan en la Región Metropolitana, pero en regiones la situación es crítica. Durante estas jornadas, la calidad de vida de los temuquenses encendió las alarmas en la Región de la Araucanía. Sin embargo, Osorno, se lleva el título de la ciudad más material particulado de todo el país.

En lo que va del año, en 41 días se ha superado la norma permitida para el material particulado fino (MP 2,5), cifras que prácticamente doblan los 23 días de capital de la novena región.

Para el seremi de Medioambiente de Los Lagos, Edgar Wilhelm, el mayor desafío es la inexistencia de un plan descontaminante que sumado a que tampoco hay un modelo predictivo para medir la calidad del aire, da por resultado índices elevados de material particulado y políticas ineficientes para superarlas.

La autoridad declaró que “en Osorno tenemos que aprobar un plan de descontmainación y levantar recursos para un modelo predictivo, saber si hay que tomar medidas. Hay ruido político, pero falta acción real concreta, son sólo disparos al aire”.

Wilhem, señaló que el plan descontaminante debería estar finalizado el mes de septiembre; mientras eso ocurre, decretar emergencias ambientales y medidas puntuales como prohibición del uso de calefacción en determinado horario, como ocurre ahora en Temuco, puede ser un buen agente descontaminante.

El alcalde de Osorno, Jaime Bertín, no comparte esa visión. Para el edil, la única posibilidad que existe es crear alternativas energéticas eficientes, situación con la que el gobierno no se ha comprometido: “El Gobierno tendría que ponerse serio y ver qué matriz energética tendrá el país, que permita solucionar grandes problemas como la contaminación. Es un problema complejo, podemos aplicar cosas para mitigar los efectos, pero son para mitigar y nada más”.

La realidad de Osorno no es reciente. Desde hace muchos años, la ciudad entra y sale –de manera frecuente- de emergencias ambientales. El año pasado, fue declarada zona saturada, situación que para las autoridades locales no ha cambiado en nada los niveles de contaminación.

Para Paola Vasconi, especialista en cambio climático y medioambiente, la solución radica en controlar y certificar la leña que se utiliza para combustión. La mala calidad de la materia prima con la que se calefaccionan los hogares es consecuencia de los altos precios por no considerarla como un combustible esencial para una parte del país, señaló la consultora.

“Es fundamental controlar la leña, para eso la leña debe ser considerada un combustible, cosa que no sucede hoy, pese a ser fuente importante en la matriz energética primaria y secundaria. Si no logramos hacer este primer paso, el recambio de calefactores y las medidas de descontaminación son muy lentos”, indicó.

Más del 80% de la población de la sureña ciudad calefacciona sus viviendas con leña, a lo que se debe agregar la contaminación producida por el carbón de piedra que utilizan las industrias. El alcalde de Osorno, Jaime Bertín es tajante: para él cambiar los revestimientos de las casas o los calefactores de cada vivienda como se propone desde el equipo técnico del gobierno, no es una mejora real, la única posibilidad es generar un sistema país, que atienda de manera sectorizada los problemas a los que cada región representa.