Los europeos no acogen discurso victorioso del Ajuste

En Portugal y Grecia, dos países golpeados especialmente por la crisis y con las elecciones del Parlamento Europeo de este domingo como telón de fondo, la ciudadanía ha respondido en sentido contrario a los discursos laudatorios sobre las duras medidas que han padecido, difundidos por las dirigencias políticas, empresariales y los grandes medios de comunicación.

En Portugal y Grecia, dos países golpeados especialmente por la crisis y con las elecciones del Parlamento Europeo de este domingo como telón de fondo, la ciudadanía ha respondido en sentido contrario a los discursos laudatorios sobre las duras medidas que han padecido, difundidos por las dirigencias políticas, empresariales y los grandes medios de comunicación.

El pasado sábado, Portugal dejó oficialmente de estar bajo la tutela de la Troika (Comisión Europea, FMI y Banco Central Europeo). Luego de tres años de enormes sacrificios, los portugueses se preguntan si valió la pena, puesto que contra el discurso victorioso del primer ministro neoliberal Pedro Passos Coelho, la deuda pública, que es el principal indicador de solvencia de una macroeconomía, se ha mantenido en un 130 por ciento del PIB.

Durante este periodo, las políticas de shock han sido brutales: reducción de inversión y gasto público, disminución de las pensiones, alzas de impuestos y recortes de salarios. Por ello, las manifestaciones ciudadanas han dejado en claro que no hay nada que celebrar: de poco sirven las exiguas cifras macro, si los portugueses son más pobres hoy que antes de apretarse el cinturón.

Pero para el Gobierno sí era día de fiesta: para celebrar el adiós a la Troika optó por transmitir un claro mensaje: el país no perderá su “ímpetu reformista” (léase en la línea de las reformas del párrafo anterior) y que al respecto todavía queda mucho por hacer. Como en la canción de Camilo Sesto, entonces la Troika se va, pero se queda.

En Grecia, en tanto, este domingo se celebró la primera vuelta de las elecciones locales, que significaron un golpe al intento del gobierno de alianza de la Derecha (Nueva Democracia) y la Socialdemocracia (Pasok) por presentarse como un Ejecutivo de unidad nacional. En cambio, se registró un crecimiento de la Coalición de Izquierda Radical (Syriza) que a través de su líder, Alexis Tsipras, ha dicho que espera que la elección del Parlamento Europeo sea “el plebiscito sobre el memorándum que nunca se llevó a cabo”, junto con apelar a “la unidad social por encima del chantaje de la estabilidad”.

Los socialdemócratas de Pasok han sentido el Golpe y ya amenazaron con revisar su sostén al Gobierno de coalición si la ciudadanía los castiga este domingo como ya lo hizo en la primera vuelta. Recordemos que a pesar del esfuerzo de los dos partidos tradicionales de Grecia por fundirse en una sola coalición, la suma les permite controlar apenas 152 de los 300 escaños del Parlamento.

Estas señales provenientes de los países más sufrientes por los ajustes confirman que la elección del Parlamento Europeo será, más que cualquier otra cosa, un gran plebiscito sobre la gestión de la crisis, que ha estado en manos fundamentalmente de la derecha y la socialdemocracia. La clase política europea parece haberse dado cuenta de que poco valen los relatos y las instituciones si la unión de Europa no incide, para bien, en la vida diaria de sus habitantes. Lo que falta por ver es si el castigo, de producirse, será en clave antineoliberal o, más bien, será la extrema derecha la que capitalizará el desencanto con su discurso nacionalista y antieuropeo.





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