Chile v/s Bolivia: Las dudas siguen creciendo

Lo que vimos anoche fue un derroche de energía ineficiente, un desgaste enorme contra un rival que sin ninguna duda era inferior en la calidad y en la intensidad. Chile no fue capaz de vencer al representativo boliviano porque pese al mejor nivel de sus jugadores y la innegable superioridad técnica y física extravió la estrategia necesaria para superar los escollos expuestos por el rival.

Lo que vimos anoche fue un derroche de energía ineficiente, un desgaste enorme contra un rival que sin ninguna duda era inferior en la calidad y en la intensidad. Chile no fue capaz de vencer al representativo boliviano porque pese al mejor nivel de sus jugadores y la innegable superioridad técnica y física extravió la estrategia necesaria para superar los escollos expuestos por el rival.

Si el partido contra Perú el viernes pasado había dejado pocas cosas que destacar, el de ayer en Coquimbo contra el representativo boliviano deja muchas cosas para el análisis. Lamentablemente casi todas ellas son negativas porque lo que se vio en la cancha acentuó todas las deficiencias que desde el mundial se han venido planteando. Y aunque Chile fue superior en el tramite del juego (lo que resulta absolutamente lógico), la verdad es que Bolivia supo sacar provecho del creciente desconcierto chileno y con muy poco hizo ver mal a la selección nacional. Bien por ellos que merecidamente se fueron con un excelente resultado en la maleta.

Escuchar al entrenador nacional en conferencia de prensa después del juego contra Perú resultó incomprensible. Para él, Chile había mantenido la intensidad, el ritmo de juego y la convicción en la propuesta. Cero autocrítica y cero disposición a reconocer errores y trabajar para mejorarlos. Esto es particularmente molesto pues subyace ahí la equivocación de creer que errar es malo o que señalar esos errores es afanarse en la crítica destructiva. Nada más falso pues quienes trabajamos en el deporte sabemos que que el error es la mejor forma de mejorar pues nos brinda la oportunidad de revisar y trabajar en la superación de esas dificultades reconocibles. También es evidente que muchos ojos ven más que dos.

Lo que vimos anoche fue un derroche de energía ineficiente, un desgaste enorme contra un rival que sin ninguna duda era inferior en la calidad y en la intensidad. Chile no fue capaz de vencer al representativo boliviano porque pese al mejor nivel de sus jugadores y la innegable superioridad técnica y física extravió la estrategia necesaria para superar los escollos expuestos por el rival. Siendo honestos, el penal que le dio el empate a la selección fue un invento del arbitro y solo sirvió para mantener las estadísticas porque dentro de la cancha perdimos algo más que el partido. Los chilenos corren desesperadamente, muchas veces hasta se estorban dentro del campo y las ganas de arrasar terminan jugando en contra cuando el desorden se apodera del colectivo. Faltan ideas creativas claras y falta más orden y variantes para atacar y defender. Esto es responsabilidad absoluta del cuerpo técnico pues son ellos los encargados de diseñar y trabajar con los jugadores citados las variantes que pueden acontecer en los noventa minutos de un partido. Solo con ímpetu no se vence a los rivales necesitamos algo más.

Vidal se ve mal jugando de enganche y la incomodidad de la posición termina también perjudicando a Aranguiz que no encuentra los espacios para sumarse al ataque por sorpresa, que es su mejor faceta (solo pudo hacerlo en el primer gol). Sanchez facilita su marcación cuando retrocede tanto. Pese a que muchos se impactan con su despliegue físico y sus esporádicas y geniales asistencias, el mismo jugador se siente incómodo pues debe asumir funciones en las que no es el mejor y que además lo desgastan en una zona donde difícilmente saca ventajas. El mismo Alexis expresó, terminado el partido, la necesidad de contar con especialistas en la creación que puedan abastecer de pelotas con ventaja a los delanteros y que eviten el retroceso de los puntas en la cancha. Si antes habíamos mencionado que era urgente encontrar defensas de mayor contextura física para competir con los mejores ahora también resulta vital encontrar un creador y un centro-atacante pues resulta evidente que es con tres delanteros y un creador que la selección genera mayor peligro, se siente más cómoda e interpreta mejor el gusto de los hinchas.

En defensa queda claro que Medel es un marcador excepcional pero no puede ser el libero de la defensa porque ahí se necesita un especialista que juegue constantemente en esa posición. Otra cosa es dar demasiada ventaja y eso quedó de manifiesto en el primer gol boliviano donde pese a tener varias opciones para alejar el peligro, terminó eligiendo la peor de todas. Mauricio Isla hizo un buen partido y pasó constantemente al ataque pero en el sector izquierdo todavía hay dudas sobre quien debe ocupar esa plaza. Jean Beausejour y Eugenio Mena hoy no pasan por un buen momento (aunque esperamos que retomen el nivel mostrado en otros procesos). Lamentablemente Miko Albornoz quedó descartado por una lesión en esta fecha ya que mirando el nivel de su competencia, aparece como una buena alternativa para sumar nombres en la franja izquierda.

En el centro del campo Marcelo Diaz no viene teniendo regularidad en su equipo en Suiza lo cual es negativo pero pese a esto ha mantenido el nivel acostumbrado. Sigo pensando que debe tener mayor competencia y sobre todo real competencia. Eso lo haría mejorar. Ahí sigue asomando David Pizarro como gran alternativa para dar batalla de cara a la Copa América. Eso si Sampaoli reconsidera su inexplicable conducta con el jugador de la Fiorentina.

Nadie debe quedar fuera por diferencias con el cuerpo técnico. Es responsabilidad también de este último demostrar madurez y grandeza para elevar el bien del equipo y del país por sobre las rencillas personales evidentes. Es el entrenador nacional quien debe demostrar el talento no solo para seleccionar y entrenar sino también para dirigir y entender que las diferencias enriquecen y permiten el crecimiento conjunto. El éxito deforma y eso es algo que entrenadores y jugadores no pueden permitirse. Sobre todo si ese presunto éxito es al menos cuestionable. Porque pese al reconocimiento internacional y el notable crecimiento de los últimos años, en la practica todavía no hemos ganado absolutamente nada.

Es momento de reconsiderar algunas cuestiones, dejar de lado el ego y los conflictos personales para aglutinar a los mejores jugadores del país y darles un sentido colectivo a la altura del nivel técnico que hoy poseemos. Se necesita trabajar más y ampliar el abanico de opciones tácticas. Es momento de abandonar la improvisación y recordar aquel dicho popular que dicta que no es necesario inventar el hilo negro. Es prioritario detener las dudas y abrazar las convicciones que nos permitieron clasificar a dos mundiales de forma consecutiva. Eso devolverá la calma y la confianza que son fundamentales en esta actividad.

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