El complejo escenario de la presidenta de la CUT

La primera mujer presidenta de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), Bárbara Figueroa, no está pasando por un buen momento. Esto debido a las críticas que ha recibido por parte del manejo que ha tenido la multisindical en diversos conflictos que se han suscitado en los últimos días. El retraso de la Reforma Laboral, el rol que jugó en la movilización de los profesores, su ausencia en algunas reuniones de la Mesa del Sector Público y la pasada negociación por el Salario Mínimo, asoman entre las críticas.

La primera mujer presidenta de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), Bárbara Figueroa, no está pasando por un buen momento. Esto debido a las críticas que ha recibido por parte del manejo que ha tenido la multisindical en diversos conflictos que se han suscitado en los últimos días. El retraso de la Reforma Laboral, el rol que jugó en la movilización de los profesores, su ausencia en algunas reuniones de la Mesa del Sector Público y la pasada negociación por el Salario Mínimo, asoman entre las críticas.

Bárbara Figueroa asumió la presidencia de la Central Unitaria de Trabajadores luego de una muy criticada gestión del socialista Arturo Martínez. Su triunfo en las elecciones de agosto 2012 fue interpretado como una señal de cambio y de la necesidad de ejercer un nuevo tipo de sindicalismo más comprometido con las bases y alejado de las cúpulas políticas.

Por eso no fueron pocos los que advirtieron de los problemas que tendría la mesa de la multisindical con la llegada del Gobierno de Michelle Bachelet y la presencia del Partido Comunista en el oficialismo, sobre todo por la doble militancia que tendría que enfrentar la líder de la CUT.

Desde el entorno de Bárbara Figueroa descartaron desde un primer momento cualquier tipo de conflicto, fueron reiteradas las ocasiones en las que la dirigenta del Colegio de Profesores aseguró que la autonomía de la multisindical no se vería afectada y que su compromiso está y estará siempre ligado a las necesidades de los trabajadores.

Pero, durante las últimas semanas se han sucedido una serie de hechos que han puesto en entredicho su gestión y sobre todo la capacidad que tendrá para encabezar un proceso complejo como el que se augura será la Reforma Laboral.

Primero el retraso que ha experimentado la presentación de la Reforma Laboral, de acuerdo a lo expresado por el Ejecutivo a comienzos de su gestión, octubre sería el mes en el que se daría a conocer la iniciativa la que finalmente fue postergada para fines de este año.

De esta forma se rompía un compromiso con el mundo de los trabajadores, pese a las advertencias y los llamados a “cumplir la palabra” que se hicieron en el momento.

A esto se ha sumado en las últimas semanas, las críticas por la poca participación que ha tenido en el proceso de negociación del reajuste del Sector Público, que si bien es coordinado por otros dirigentes, tradicionalmente ha contado con la participación de los líderes de la CUT.

Si bien se dijo que su ausencia se debió a un viaje que debió realizar fuera de Chile, desde la mesa del sector acusan que a su regreso faltó a otra reunión sin que justificara su inasistencia.

Este hecho ha generado preocupación entre algunos dirigentes dentro de los que se cuenta el presidente de la Confederación de Funcionarios de la Salud Municipalizada (Confusam) Esteban Maturana, “nos preocupa que la presidenta de la CUT no haya estado en las rondas de negociaciones en ningún momento ni en las reuniones internas tampoco y eso da un marco de incertidumbre que nos genera una percepción de que esta negociación no tiene buen destino”, señaló.

Pero las mayores críticas al rol que ha jugado la presidenta de la CUT se presentaron en los últimos días durante las movilizaciones de los profesores que se mostraron contrarios al acuerdo que había alcanzado el líder del Magisterio, Jaime Gajardo.

Durante el conflicto Bárbara Figueroa no ocultó su molestia contra quienes no acataban lo acordado con el Mineduc, “Soy una convencida que la exigencia de paro nacional por parte de algunos colegas es equivocada, pues tenemos respuesta a la agenda corta y hoy el desafío es enfrentar entre todos el debate de desmunicipalización y Carrera Docente y asumir que bajo esta movilización violenta e inorgánica sólo estamos infligiéndonos una autoderrota para poder incidir en los debates estructurales que vienen”, sostuvo la dirigenta.

Dichas palabras fueron recibidas con molestia por parte de miembros disidentes de la gestión de Jaime Gajardo, como sostiene el secretario nacional del Magisterio, Mario Aguilar, “yo no entiendo cuál es el sentido de sus palabras, me resulta muy difícil comprender, lo único que puedo pensar es que lo dijo en un momento de ofuscación y que reflexionando posteriormente, a lo mejor, se arrepiente y pide disculpas”, declaró.

Desde la directiva de la CUT defienden la gestión de Bárbara Figueroa y advierten de la necesidad de mantener la unidad de la clase trabajadora ante los desafíos que se presentarán en el futuro, incluida la negociación por la Reforma Laboral.

Así lo cree el vicepresidente de la Central, Nolberto Díaz, “yo creo que las críticas a Bárbara Figueroa han sido injustificadas y mal intencionadas, yo tengo muchas diferencias con ella, pero ella es la presidenta de la Central y merece todo el respeto y todos debemos condenar el ataque del que fue víctima. Hacer lo contrario es servir a los intereses del empresariado, atacar a Bárbara Figueroa es ponerse del lado del empresario que no quiere Reforma Laboral”, sentenció.

De acuerdo a lo señalado desde la multisindical la paciencia hacia el Gobierno se está acabando, por lo mismo emplazan al ministro de Hacienda, Alberto Arenas, para que presente de una vez el proyecto de Reforma Laboral porque de lo contrario las confianzas comenzarán a quebrarse.

Esta puede ser una oportunidad para Bárbara Figueroa de obtener buenos resultados en una negociación que se asoma compleja, sobre todo por la presión que ha ejercido el empresariado a través de la Confederación de la Producción y el Comercio (CPC) y la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa), quienes no buen con buenos ojos las demandas del sector laboral.





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