¿Hacia los tres tercios?

  • 26-10-2016

A propósito de los resultados de las elecciones municipales, en esta columna trataré de argumentar a favor de la siguiente hipótesis: en el contexto del cambio de actitud que viven los votantes chilenos, el pacto Nueva Mayoría, tal como está hoy concebido, es electoralmente inviable, al menos para elecciones de cargos ejecutivos.  Insisto en la limitación del término “electoral” porque evidentemente en el devenir político del país influyen muchas otras dimensiones, inclusive de mayor complejidad, que no serán consideradas y que no pretenden ser disminuidas.

Intencionadamente,  dejaré afuera cualquier reflexión referida al gran ausentismo en las urnas: 2 de cada 3 chilenos habilitados para votar no lo hicieron, pero qué podría cambiar al respecto y cómo podría impactar esa masa de votantes en el futuro es meramente especulativo.

Suena cómodo insistir en la idea de “inviabilidad electoral de la NM” cuando todos los analistas ya dieron por perdedor al conglomerado oficialista, pero no he leído nexos con la causa que pretendo argumentar: considerando sólo a las personas que sí fueron a votar, la fuga de votos “por la izquierda” hacia candidaturas fuera del duopolio es mucho mayor que “por la derecha”.

Para este análisis, fueron consideradas solamente las 22 comunas que tienen más de 150 mil inscritos para votar y que representan más de 3,5 millones de inscritos (de 14,1 millones a nivel país).  En dichas comunas concurrieron a votar casi 1,4 millones de personas de las 4,9 millones que votaron en todo el país.  Un análisis rápido a algunas de las demás 323 comunas sugiere un comportamiento semejante al descrito aquí.

En 13 de las 22 comunas analizadas el alcalde ganador resultó electo con más de 50% de los votos válidos, por lo que, en principio, poco importaba la votación ó agrupación de los demás candidatos.  Dichas comunas eligieron a 7 alcaldes de Chile Vamos (CV), 5 de Nueva Mayoría (NM) y 1 Independiente (Ind).  Siguiendo la lógica de que la elección de Jorge Sharp en Valparaíso (el único Ind de este grupo) fue un accidente electoral y que lo usual habría sido elegir a un alcalde de NM, podría pensarse que ambos conglomerados, en estas 13 comunas, estarían más  o menos empatados (7 a 6).  Sin embargo, las otras 9 comunas grandes invitan a pensar que la tendencia a elegir Independientes en desmedro de la NM no es accidental.  Veamos.

De las 9 comunas en las que el vencedor no llegó a 50% de los votos válidos, 2 quedaron en manos de Independientes, otras 2 fueron obtenidas por el oficialismo y 5 por la oposición.  Una vez más, si la lógica de los “accidentes electorales” primara, podría pensarse en un “casi-empate” 4 a 5 entre NM y CV, pero no es así.

Los dos alcaldes independientes (uno más próximo a la izquierda y otra más alineada con la derecha) de este segundo grupo fueron electos en el norte del país (Arica y Antofagasta) y lo más interesante de dichas elecciones es que los candidatos de la NM quedaron respectivamente en 4° y 5° lugar, es decir muy lejos de poder disputar efectivamente el cargo y superados por otros actores independientes de izquierda.

Las 5 comunas de este grupo que fueron ganadas por la derecha son Maipú, Ñuñoa, San Bernardo, Talca y Santiago.

El caso de Maipú es un caso atípico puesto que el oficialismo llevaba dos candidatos, Vittori y Campusano, el primero involucrado en el escándalo de la basura y con un electorado cuyo comportamiento no es extrapolable.  Lo concreto es que Barriga le ganó a ambos con apenas 36,15% y la independiente ecologista Claudia Mix obtuvo 11%, mucho más de lo que Vittori habría necesitado para superar a la alcaldesa electa.

En Ñuñoa, el candidato ecologista (Villarroel) obtuvo casi 10% de los votos, siendo que la diferencia entre el ganador (Zahri) y la candidata de la NM (Molina) fue de algo más de 13%

En San Bernardo, la candidata del PRO (Santibáñez) superó en votos al candidato de la NM (White) y la sumatoria de ambos virtualmente empataba la votación de la alcaldesa electa (Cuevas).

En Talca, dos independientes (uno alineado al Humanismo y otro ex-RN) ubicados en 3° y 4° lugar de la elección obtuvieron cada uno más de 10% de votos, casi la misma diferencia con la que la NM perdió la elección frente a CV (34,03% versus 44,54%).

En Santiago hubo 7 candidatos de los cuales al menos 4 pertenecen a pactos del lado izquierdo del espectro político (Ecologista, PRO, Humanista e Igualdad) que sumados obtuvieron 15% de los votos, mucho más que la diferencia con la que Tohá (NM) perdió la elección frente a Alessandri (CV).

En síntesis, de las 5 comunas grandes en las que CV ganó la alcaldía por menos del 50%, la fuga de votos efectiva (personas que concurrieron a votar) por el lado izquierdo de la NM fue muy significativa, sugiriendo que para dicho electorado, si alguna vez votó por la Concertación atemorizado a que la derecha gobierne, ese temor terminó.  Más aún, no sería raro imaginar que aunque el miedo a los malos gobiernos comunales persista, lo concreto es que dicho electorado que se fuga por la izquierda en realidad comprobó que no existen grandes diferencias entre los dos grandes bloques de nuestra eterna transición.  Por supuesto, esto no permite en ningún caso prever un fortalecimiento del sector a la izquierda de la NM, simplemente su existencia apoya la hipótesis inicial, la NM no es viable en esa realidad, especialmente considerando que los pactos del lado izquierdo no parecen tener ninguna intención de negociar algo con el oficialismo.

De este modo, el fenómeno Sharp no es un accidente electoral sino que parte de una ruta inevitable en el actual contexto, ruta que en otras comunas ya está a medio camino.  Dura situación para el Partido Comunista, que más allá de haber obtenido sólo 3 alcaldías de las 7 que disputó, se separó de otros aliados de izquierda argumentando que la estrategia de “sólo izquierdas” se había agotado durante 20 años de intentos y que no se podía seguir aspirando a puros triunfos simbólicos.  Dicho partido tendrá que elegir entre perecer alineado hacia el centro o elegir por una izquierda que se reconfigura más allá del simbolismo en este sinuoso camino hacia los viejos “tres tercios de la política chilena”.

* El autor es académico del Programa de Virología del Instituto de Ciencias Biomédicas, Facultad de Medicina, Universidad de Chile. @jchnaide

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

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