El pasado viernes falleció Juan Salinas Briones, el destacado folclorista y conductor del histórico programa radial. Hace meses que estaba enfermo, el deterioro de su salud lo llevó a abandonar el programa Savia y raíz que por más de 20 años condujo en Radio Universidad de Chile.
Su historia se mezcla con la del país, de la música. Toda su casa parecía de otro lugar: fotografías familiares, diplomas y galardones arrimados en las paredes, guitarras, guitarrones y tormentos arrimados en la sala de estar.
Llegó por azar a la radio. En su última entrevista concedida en octubre a Diario y Radio Universidad de Chile contó cómo fue el primer día que se sentó a los estudios de Miguel Claro: “Yo llegué por azar a la Radio. A mí me invitaron al programa y la persona que me iba a entrevistar no llegó. Yo lo esperé casi dos horas, porque para mí lo importante era que esa oportunidad del folclore no se perdiera. Entonces me dijeron: ‘Mire, el programa no va en vivo, tenemos tres horas para grabar, haga usted el programa’. Así empezó todo”.
Así recordaba sus años frente al micrófono: “Ahora, la enfermedad me vino de repente y no veo las horas de estar en la radio”,
Juan Salinas nació el 17 de agosto en el Fundo Nahueltoro, Región del Bío Bío. Desde muy pequeño se interesó por la música y el folclore. Esto, gracias a la influencia de su madre, Petronila del Carmen, quien era cantora campesina.
On Juancho siempre recordó el campo, las presentaciones en tertulias familiares y velorios del angelito: “Yo me levantaba calladito en ese tiempo, tapado con un camisón, e iba a agarrarle la cola a los animales. Y mi madre me gritaba: ‘Anda a acostarte mugre que si sirvieras para algo no te levantarías tan temprano”.
En el año 1955 viajó a Santiago. Eran tiempo difíciles y bajo el alero de su guitarra y de sus conocimientos como gasfíter comenzó a ganarse la vida en la ciudad.
De ahí en adelante vinieron las presentaciones y reconocimientos: entre 1958 y 1962 participó en el Conjunto Millaray. Más tarde pasó a integrar el ballet Pucara. Luego, dirigió el Conjunto Folclórico infantil Las Cemitas. En 1968 ganó el tercer lugar en el Festival “Brotes de Chile”. Posteriormente, integró la directiva de la Corporación del Folklore de Chile (CORFOLCHI). En 1988 fue finalista en el Festival Internacional de Viña del Mar con la guaracha Caballito de metal. A principios de los 90, en tanto, ganó el tercer lugar del Festival del Huaso de Olmué con la canción Me está floreciendo el alma.
Entre 1990 y 2010, Juan Salinas no dejó de insistir en su trabajo en torno al folclore: formó agrupaciones, dictó charlas, obtuvo premios, viajó al extranjero como embajador y difusor de la música de raíz. Esto, hasta que en 2013 recibió un importante galardón: el Premio Nacional del Folclore.
Folclore y campo
“A mi siempre me ha gustado el campo. Siempre que puedo me arranco de la ciudad. Me gusta saber cuándo y dónde hay que sembrar”, dijo en su última conversación.
A la vez, rememoró las presentaciones y las veces en que fue condecorado producto de su trabajo como difusor del folclore.
“El folclore está siempre. Se nace con ello. Es el conocimiento que uno tiene, es como se crió, como eran sus papás, sus amigos. Todas esas cosas hacen un trabajo sobre el folclore, no se estudian, se viven”.
Alrededor de On Juancho siempre hubo un sinnúmero de discos. La música abundaba. Su hija, Jannette, comentó que su padre tenía cerca de 500 décimas.
El folclorista Héctor Pavez era uno de los músicos cercanos a Salinas. Apenas supo de la enfermedad del cantor decidió ir a interpretarle unas canciones. El encuentro fue conmovedor.
“Yo no podía ir a subirle el ánimo de otra forma que no fuese con la guitarra. Entonces, le fui a cantar canciones antiguas, del campo, canciones que forman parte del sector de donde el se crió”, comenta Pavez.
“On Juancho me invitó muchas veces a su casa, a sus reuniones para San Juan. Él era una persona de familia campesina y, aunque hace muchos años está radicado en Santiago, todas las costumbres campesinas las mantiene en la ciudad. Entonces, esa forma hace que en su casa esté siempre la guitarra y el canto”.
El legado
La voz de On Juancho cobra fuerza: “Las cosas hay que hacerlas con respecto, con amor. Mi papá siempre me decía: ‘A uno no deben señalarlo con el dedo, si lo hacen es que usted algo malo hizo”, comentó.
Otra de sus reflexiones era que “el amor está en todos lados. El amor es lo más grande que tenemos y ese amor no se hace solo. Ese amor hay que trabajarlo, vivirlo. Eso es lo importante”.
Cada una de sus palabras cobra sentido. Hay una enseñanza de por medio. Así lo ratifica Pavez, quien recalca: “On Juancho ha tenido una difusión del folclore bastante amplia. Su labor ha sido muy importante para todo el abanico del repertorio del cancionero popular, ya sean los cuequeros, payadores, las compañías de danza y teatro, las personas que se dedican al estudio del folclore. Todos han tenido una acogida en su programa y esa conexión con los artistas de forma transversal es súper importante para dar a conocer la importancia y el valor que tiene la cultura tradicional”.
El velorio será en Las pipas de Einstein ,Independencia.
El domingo 18 de diciembre a las 10:30 hrs. se realizará una misa en la parroquia San Alberto, ubicada en Recoleta con Gamero. Su funeral se realizará en el Parque del Recuerdo por la entrada de Américo Vespucio.