365 días para la ciencia significan mucho, y cada año significan más. Así lo da cuenta el 2016, un año marcado por importantes hitos científicos.
Uno de los acontecimientos más relevantes dice relación con la última teoría de Albert Einstein que no había sido ratificada.
Hace poco más de un siglo, el científico alemán hizo una serie de predicciones que, a medida que ha pasado el tiempo, han sido corroboradas a través de la evidencia científica. Antes de que comenzara el año faltaba una: la presencia de ondas gravitacionales.
Einstein sostenía que, si dos objetos muy masivos –hablamos de galaxias o agujeros negros- entraban en contacto, iban a crear una perturbación en la gravedad generando, literalmente, que el espacio se estire o encoja.
Lo que ayudó a evidenciarlo fue el encuentro –detectado por dos laboratorios estadounidenses- de dos agujeros negros que chocaron hace 1.300 millones de años luz. Esto, que parece ser difícil de comprender, da pie para la exploración del universo de una manera distinta dándonos la oportunidad de ver cómo se deforma el espacio producto de eventos de este tipo.
También en el espectro de la astronomía, la búsqueda de vida en otros planetas sigue su carrera. Durante 2016 se descubrió Próxima B, un planeta que orbita alrededor de la estrella Próxima Centauri, la más cercana al sol. Este nuevo exoplaneta queda a sólo cuatro años luz y cumple con algunas condiciones que lo hacen potencialmente habitable. No obstante, la opción es débil, y aún no existe evidencia alguna que pueda dar alguna certeza al respecto.
“El principal valor de este descubrimiento tiene que ver con que está muy cerca. La astronomía está haciendo todo lo posible para intentar detectar señales que den cuenta de la existencia de vida, pero aún no se ha logrado tal acercamiento”, señala César Fuentes, astrónomo de la Universidad de Chile.
Por otro lado, y en el campo de la biomedicina, uno de los grandes hallazgos se llama Crispr. Crispr es una herramienta de biología molecular, descubierta hace algunos años, que se ha estado utilizando para la edición de células de bacteria después de haber sido afectadas por un virus. Sin embargo, científicos estadounidenses asimilaron que, además, podía ser aplicada en el genoma humano con el fin de reparar mutaciones que producen enfermedades como el VIH o incluso el cáncer. Lo controversial del asunto, que nos lleva al presente año, es que además se descubrió que puede ser aplicado sobre embriones humanos, dando un paso importante hacia la manipulación genética de la raza.
Continuando con la medicina, la cura del cáncer sigue siendo un asunto urgente para la ciencia, y en esa lucha también se lograron avances.
Para explicarlo en simple, los tumores presentan en su superficie proteínas muy diferentes a las otras células, algo que debería ser detectado por nuestro sistema inmune. Pero eso no pasa. Esto se explica porque dichas proteínas proveen al tumor de salvoconductos que el sistema inmune reconoce y admite. Lo que se descubrió es que el organismo puede generar anticuerpos que bloquean estos salvoconductos para que el sistema inmune no reconozca al tumor como una célula propia y, así, lo ataque. Es una nueva esperanza para la lucha contra el cáncer, sin embargo, uno de los grandes conflictos que surgen es el altísimo costo que ha tenido en los pacientes experimentales. “Un médico estadounidense que se prestó para la investigación, y a quien se le dio una esperanza de vida de seis meses posterior a la detección de su cáncer, ha logrado extender su vida mucho más allá de las predicciones. Durante los seis años en los que ha sido tratado se ha invertido más de un millón de dólares, y eso lo hace inalcanzable a estas alturas”, sostiene el científico Gabriel León.
Otra de las grandes noticias que impactó en el mundo de la ciencia fue AlphaGo, la máquina de inteligencia artifical desarrollada por Google. Esta fue elaborada para desenvolverse jugando Go, un juego oriental complejo intelectualmente. En su puesta en marcha, la máquina se enfrentó ante el campeón mundial de la disciplina, el surcoreano Lee Sedol. De las cinco partidas disputadas, el asiático sólo pudo imponerse en una, perdiendo las cuatro restantes. Esto significa un avance importante en materia de inteligencia artificial y abre el debate sobre hasta dónde debería llegar la ciencia en este aspecto.
Predecir cómo va a ser el mundo en algunas décadas más es cada vez más desafiante. La única certeza con la que contamos es que la ciencia avanza, y lo hace a pasos agigantados. Jugando con los límites del conocimiento y entrando permanentemente en conflictos éticos, los hallazgos científicos se vuelven cada años más difíciles de predecir.