Jorge Sharp terminó de apagar los primeros incendios en Valparaíso, y no sólo los que afectaron a físicamente a su comuna, sino que los que lo tuvieron haciendo malabares para poder administrar una comuna quebrada económicamente durante los primeros meses.
Decidió restarse del debate presidencial ya que le parece irresponsable mencionar candidaturas al boleo y por la prensa. Eso sí, está convencido de que el proceso de Valparaíso puede ayudar al Frente Amplio a sacar la tarea adelante.
Con un ojo en el puerto y otro en la realidad política y social que vive Chile, respondió las consultas respecto a la importante etapa a la que comienza a darle cara el Frente Amplio, del cual es parte clave.
Se ha sugerido desde el Movimiento Autonomista (MA) la idea de la conformación de un Partido Nacional que ayude a unificar las fuerzas del Frente Amplio (FA) para que el proceso eleccionario sea más abordable, ¿estás de acuerdo?
El desafío fundamental del FA es ir por aquellos que hoy día no están. Avanzar hacia construir un referente político que sea la casa de todos aquellos que hoy día se encuentran desesperanzados de la política. Aquellos que quizás en algún momento votaron por la alegría que no llegó y los que viven silenciosamente en sus hombros y billeteras lo injusto y desigual que es este modelo económico. Esa es la gran masa de chilenos a los cuales el FA tiene que tener la capacidad de convocar. Ese es el aporte del proceso que hicimos en Valparaíso y que nos permitió estar gobernando una ciudad como esta. Tuvimos la disposición política de juntarnos con aquellos que hoy no se sienten identificados con las categorías tradicionales.
¿Cuál es el denominador común que tienen los partidos y movimientos del Frente Amplio?
Yo creo que el denominador común de las fuerzas políticas y sociales del Frente Amplio es que compartimos la necesidad de construir un nuevo campo político y social con independencia de los partidos tradicionales y con una decisión resuelta de representar los intereses de las mayorías y no del 1% del país. Nos proponemos la tarea de construir un programa de cambio democrático profundo. Ese es el gran acuerdo que hoy existe.
Pienso que tenemos que ser capaces este 2017 de instalar la idea de que es fundamental avanzar hacia un momento destituyente. Avanzar hacia un acuerdo político electoral amplio que permita irrumpir en el escenario político con el objetivo de vencer a la inercia del binominal. Nosotros tenemos que ocupar las grietas que hoy existen en el escenario para poder irrumpir y aparecer. Eso va a requerir un esfuerzo de coalición muy grande.
Eso constituye un discurso más coyuntural que ideológico. ¿Existe comunión dentro del discurso ideológico? ¿Es el Frente Amplio una confluencia antineoliberal?
El hecho de si el FA va a alcanzar solo para un acuerdo electoral o va a suponer una mirada de más largo plazo es algo lo que hoy se está jugando. Se va a jugar durante todo 2017. Pienso que existen fuerzas de marcado carácter antineoliberal, sin dudas. También hay otro campo de fuerzas que comparten la idea de un cambio vinculado a temáticas medioambientales, o de descentralización, o de regionalismo. A nosotros como MA sí nos interesa proyectar lo que estamos haciendo más allá de las elecciones. Ahí sentimos que tenemos coincidencias con compañeros de Izquierda Libertaria, Convergencias de Izquierda –con quienes estamos en un proceso de congreso de constitución de fuerza política para fusionarnos- y también nos encontramos con Revolución Democrática e incluso con el Partido Igualdad.
¿Cuáles son las exigencias que debiera tener un candidato o candidata del FA?
Hay algo que aportó el proceso que vivimos en Valparaíso y que es posible proponerle al FA. Los candidatos o candidatas deban pasar por algún tipo de filtro de carácter democrático. Eso es fundamental. Que sean expresivos de procesos donde la ciudadanía haya tomado parte. Poner requisitos a priori, como que solo puedan ser candidatos ciertos dirigentes sociales o de ciertas universidades en específico es un error y es una forma elitaria y estrecha de entender el proceso que estamos viviendo. Los candidatos tienen que ser expresivos de procesos democráticos. Tanto el presidencial como los candidatos parlamentarios.
Pero de todas formas existen aspectos que la ciudadanía puede no alcanzar a detectar…
Naturalmente, pero los compañeros y compañeras que tomen un rol en materia de candidaturas tienen que ser expresivas de lo que señalo. Eso no puede implicar que tenga que estar todo sometido a primarias. En el caso presidencial el candidato tiene que surgir de una primaria, sin lugar a ninguna duda. Yo sé que han surgido voces que han cuestionado el real aporte que pueda hacer el proceso de Valparaíso… Yo pienso que ningún proceso es similar a otro pero sí existen algunos elementos, conocimientos concretos y experiencias que nosotros ponemos a disposición para el campo que se está construyendo, desde la humildad.
¿Qué cosas debiera emular el FA del proceso que se llevó en Valparaíso?
Aquí hubo una disposición de hablarle a los no convencidos. Nosotros en la izquierda estamos acostumbrados a hablarle a los convencidos. Los convencidos eventualmente van a estar con nosotros, son parte del Frente Amplio. Tenemos que hablarle a los no convencidos y esa es una disposición política. No es una cosa que surge espontáneamente o no tiene que ver simplemente con una buena cuña para la prensa. Tiene que ver con una voluntad: hablarle a los que no están organizados, a los que no están convencidos para organizar el malestar y la esperanza en torno a un proyecto de cambio. Ahí yo pienso que hay compañeros y compañeras al interior del FA que todavía no logran entender y que siguen ensimismados en sus fuerzas políticas. Las fuerzas políticas y los movimientos sociales tienen una fuerza creadora y son motores de nuestro proyecto, pero tenemos que ir más allá. El concepto de amplitud es clave. Cuando hablamos de amplitud hablamos de aquellos que no están convencidos. Eso todavía no se termina por madurar. Yo espero que esa voluntad aparezca porque creo que ese es el camino que debiésemos explorar.
Se han vislumbrado algunas alternativas de cartas presidenciales de FA, ¿hay alguna que te llame la atención?
Lo que yo he propuesto es que tomemos una decisión colectiva respecto de cómo queremos tratar el tema presidencial. Hasta ahora creo que el debate lo hemos hecho de manera irresponsable, se ha hecho a partir de un menú de nombres que cada organización ha ido tirando al boleo a través de los medios. Un acuerdo fundamental del FA debiese ser zanjar la fórmula en que se va a resolver el problema presidencial. A mi juicio, esa fórmula es una primaria. Legal o ciudadana, el candidato debe surgir de un proceso de carácter colectivo en el cual se haga parte a la ciudadanía. Ni yo ni el MA va a tomar parte de este festival de nombres que han surgido. Además, de los que hay ninguno es de mi completo agrado. Pero creo que independiente de mi posición, yo creo que lo fundamental es impulsar un acuerdo ciudadano claro para poder impulsar una primaria que permita a la gente hacerse parte de la definición de quién es el candidato o candidata. Esa es la forma correcta a mi juicio. Así lo hicimos en Valparaíso y fue clave para poder llegar y vencer al duopolio en la comuna.
Refichaje Servel
¿Cuál es tu opinión respecto de la nueva política de refichaje?
La decisión expresa el profundo carácter antidemocrático de un conjunto de instituciones públicas que hoy juegan un rol muy importante. Dentro de estas se encuentra el Banco Central y el Servel, que son instituciones completamente alejadas de la ciudadanía. Expresan el carácter antipopular que todavía existe en el Estado. En segundo lugar, devela una cuestión que tiene que ver con la falta de capacidad de convocatoria de los partidos tradicionales. Los partidos políticos, independiente de su color e ideología, suponen proyectos colectivos, en teoría. Hoy día los partidos políticos no representan eso. Han terminado muchos de ellos como fábricas y agendas proveedoras de empleo y han perdido su carácter colectivo y su capacidad de reflexionar sobre el país. Eso se expresa en determinados partidos como el PPD y en partidos de derecha.
¿Qué harías tú para facilitar la constitución de partidos emergentes?
Por una parte me parece que se debe establecer un sistema de creación de partidos con barreras de entrada menos estrictas. Creo que la legislación debiese favorecer la creación de movimientos y partidos políticos a nivel regional, incluso a nivel sectorial y a nivel nacional y desburocratizar ese proceso. En segundo lugar, debiese democratizarse el sistema de financiamiento que reciben los partidos. Es contradictorio que un partido que defendió a Pinochet y fue parte activa de la dictadura militar como es la UDI, hoy cuente con la mayor cantidad de financiamiento de parte del Estado, mucho más que otros partidos de credenciales democráticas. Hay que hincarle el diente al sistema para igualar y transparentar este tema.