Depresión, ansiedad y suicidio: la cara visible de la salud mental olvidada en Chile

Según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cinco por ciento de los chilenos padece depresión. Una cifra que se eleva en el caso de los trastornos de ansiedad al seis coma cinco por ciento. Especialistas en salud mental apuntaron a la falta de una estrategia sistemática de los organismos públicos para abordar estos temas que, aseguraron, cobrará aún más relevancia durante los próximos años.

Según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cinco por ciento de los chilenos padece depresión. Una cifra que se eleva en el caso de los trastornos de ansiedad al seis coma cinco por ciento. Especialistas en salud mental apuntaron a la falta de una estrategia sistemática de los organismos públicos para abordar estos temas que, aseguraron, cobrará aún más relevancia durante los próximos años.

Más de ochocientas cuarenta personas mayores de 15 años padecen depresión en el país, es decir, el cinco por ciento de la población. Cifras que dio a conocer la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el informe “Depresión y otros Desórdenes Mentales Comunes” basado en los antecedentes entregados por el Ministerio de Salud.

Además, el trastorno de la ansiedad se registró en más de un millón de personas, es decir, en el 6,5 por ciento de los chilenos.

Un escenario que se torna más complejo si consideramos que Chile es el segundo país de la OCDE, después de Corea del Sur, donde ha aumentado considerablemente la tasa de suicidios en los jóvenes. Según datos del Minsal, las muertes autoprovocadas alcanzarán los doce casos por cada 100 mil habitantes en 2020, en la población de diez a diecinueve años.

¿A qué se atribuye esta situación?

El psiquiatra de la Universidad Católica, Jorge Barros, explicó que la depresión es un trastorno mental que depende de factores genéticos, ambientales, sociales, entre otros.

Si bien es riesgoso precipitarse a construir una hipótesis generalizada sobre la situación que enfrenta Chile, a su juicio, si se pueden delinear ciertas tendencias de la vida moderna que podrían desencadenar cuadros depresivos.

En ese sentido, entre otros factores, el especialista apuntó a nivel de endeudamiento como uno de los elementos que sin duda inciden en generar un evidente nivel de angustia en la sociedad actual. “La angustia ante el endeudamiento, es decir, el constante riesgo del no pago. La calidad de vida en las ciudades ciertamente incide en que los padres y madres no puedan estar el suficiente tiempo con sus hijos por el tiempo prolongado que utilizan sólo en transportarse. Además, las condiciones en general de la vida en la ciudad que no ofrecen por ejemplo áreas verdes cerca de los trabajos o lugares de estudios de las personas. Si bien esto no necesariamente genera una depresión si es un malestar en la vida cotidiana”.

La salud mental no es una prioridad

Con el ingreso, en 2005, de la depresión al plan AUGE aumentó considerablemente la cobertura de su tratamiento. La Superintendencia de Salud registra más de un millón 60 mil casos ingresados a través de Fonsa y otros 245 mil a través de Isapres.

Sin embargo, estas últimas entidades no cubren el tratamiento para el caso particular de los intentos de suicidios. Por lo mismo, el profesional  insistió en que los programas de salud mental aún son muy deficientes. “En términos de políticas públicas pareciera que estos temas no importan porque no hay una estrategia sistemática de las instituciones para hacerse cargo”.

Además, agregó que “la OMS estimó que de aquí a unos años las enfermedades psiquiátricas serán por lejos una de las más importantes. Por lo mismo, es preocupante ver la lentitud con que se están abordando los programas de salud mental. Hay gente que está haciendo cosas muy valiosas para apoyar esto, por ejemplo equipos de investigación. Nosotros mismos hemos postulado a Fondecyt pero no hay dinero para financiar estas investigaciones. Un problema que siempre ha estado presente en Chile”.

La competitividad y el conseguir éxito en distintos ámbitos de la vida de acuerdo a los estándares impuestos por el actual sistema social y económico también figuran como factores que provocan estrés y ansiedad, y por ende que podrían derivar a un cuadro depresivo.

Los especialistas insisten en que el tratamiento de estas patologías no debe ser postergado porque en muchos casos devienen en adicciones o en trastornos alimentarios.





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